Crucero de citas

3

3

Cuando tomamos caminos diferentes es difícil saber si volveremos a estar con esa persona. Nueva York se ha convertido en uno de los países turísticos más importantes. Crecí aquí y viví el tiempo suficiente. Ya es hora de conocer otros horizontes.

Hay un señor en la avenida principal con un puesto de café irlandés. Saco de mi billetera un dólar mientras la fila va avanzando. Pensaba en como dejaría todo atrás, mi familia, mis amigos y a Ethan que, aunque no estaba en mis planes ha vuelto. Miro el reloj faltan quinces minutos para llegar al hospital le dije a Max que estaría ahí en media hora.

- ¡Maldición! la fila no avanza. Una señora rubia discute con aquel señor porque su café no tenía el sabor de crema que se suponía que llevara.

De pronto llego un mensaje desde Arizona:

Espero que estés lista para la aventura que pronto comenzara. Atentamente Sara. Sonrió porque sé que tendré la oportunidad de ser grande como ella. Miro al cielo y vuelvo a sonreír teniendo la certeza de que tuviste algo que ver.

 

-Un café con crema por favor.

-Aquí tiene señorita. Que pase buen día.

-Gracias. Quédese con el cambio.

Al salir con mi café agilicé mis pasos para llegar a tiempo a ver a Carl.

- ¡Estás loco!

-Max cálmate.

¿Qué está pasando aquí? Pregunte. El doctor se queda callado y Max parecía estar en chok. No sabía con certeza lo que ocurría en aquella sala. La novia de Carl no paraba de llorar, sus amigos mantenían su cabeza abajo. ¿Acaso? No eso no. Entre a la habitación 022 donde se encontraba Carl. Estaba pálido, le estaban quitando los aparatos. Me sujeto de la puerta. Intento no llorar. Se fue. Carl se ha ido.

 

El funeral fue memorable, todos los escritores incluso los menos reconocidos asistieron. Su último libro salió hace dos meses “Bodas sin edición” así que coloque una copia del libro en su ataúd junto con una carta.

-Lo siento tanto. Ethan ha tocado mi hombro, pero, ¿Qué haces aquí?

-He venido a estar contigo. ¿Cómo no pudiste decirme?

-No quería que te involucraras. Por cierto ¿tu vuelo?

-Es mañana y supongo que el tuyo también.

-Sí, pero en la noche.

Al mirar el alrededor noto que Max no está. Sigo mirando, pero no veo nada. Me suelto de Ethan que noto mi preocupación enseguida, me aleje un poco. A los lejos casi en la salida, ahí está el. Sus movimientos eran raros, salía humo. Acelere mis pasos y justo cuando llegue estaba teniendo sexo con Marla.

- ¡Maldición! ¿Cómo puedes hacer eso en el funeral de tu hermano y con su novia? No sabía cómo reaccionar. Mis ganas eran darles una cachetada a ambos.

-Jane lo siento

- ¿Qué sientes? Eh. ¿Y tú de que cojones vas? La muerte de Carl te valió madres ¿verdad?

-Cálmate Jane. Me grito.

- ¿Qué está pasando aquí? Dijo Ethan observando la acción de Max.

-Nada, sácame de aquí por favor.

Max intento detenerme, pero no hice caso.

El padre ya estaba repitiendo la última petición. Sus amigos estaban preparando la tierra para echarla en el ataúd. Me sentía culpable ¿Por qué no preste atención a esa estúpida llamada? Tal vez todo sería diferente.

Ya era hora de partir, le pedí a Ethan que me dejara sola un momento mientras me despedía de Carl. Acaricie su lapida, no asimilo que se haya ido justo ahora cuando se suponía que todo iba bien. Recordé el momento cuando apenas era una niña y él tuvo que irse, me dijo: -tranquila pequeña siempre estaré aquí en tu corazón, además no me iré para toda la vida, solo serán unos meses. Y ahora si se fue para siempre.

 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.