La alarma que no despertaba a todos estaba sonando más fuerte que todos los días, quería ponerme una almohada en los oídos solo para no seguirla escuchando. Uno de los guardias llego y me desamarró, al sentir que me quitaba las cadenas puse rápido la almohada en mi cabeza cumpliendo unos de mis sueños.
El ruido de muchas vocecitas cruzando cada pasillo no me dejaban concentrar en dormir. Me cubrí con la cobija mientras bostezaba, tenía mucho sueño.
Apenas escuche la voz de Alejandro cruzando por el pasillo abrí mis ojos recordando lo que sucedió ayer. Me levante rápido de la cama cogiendo todo lo que necesitaba para meterme al baño y alejarme de él, también quería quitarme cualquier rastro de mi cuerpo que dejo ayer, todo el baño estaba ocupado espere un buen rato a que se desocupara.
Antes de entrar a bañarme revise que nada me sorprendiera como una cámara o algo con que vigilarme. Al salir me arregle los rizos del cabello arreglándome en ese mismo momento el maquillaje, como me tenía que cambiar dentro del baño fue fácil estar lista a tiempo.
En el otro lado del baño se encontraba Roxanne y Ángela, no les preste mucha atención y seguí arreglándome.
Con cuidado y lento iba aplicándome el labial –Micaela –Se me corrió la mano dejando escurrido el labial por toda mi mejilla, apenas escuche la voz de Ángela -¡Huy! Perdón –Se le asomo una sonrisa –Mira el lado positivo ahora si pareces un payaso.
«Estúpida» Fingí una sonrisa cuando empecé a mirarla.
-Se te ofrece algo –Dije lo más calmada posible limpiando mi mejilla.
-¿Quieres acompañarnos?
-Vaya que milagro, quieres estar junto a mí.
-No soy yo, Rous es la que quiere estar contigo por mí que nunca te hubieras aparecido en mi vida.
-Lastimosamente, tu no elijes el fututo –Le di una sonrisa burlona antes de ir a ver a Rous.
Me acerque a ella sin que se diera cuenta, empecé a mirarla confundida cuando se aplicó el labial negro que usaba casi todos los días. Me gustaba mucho como se arreglaba, era única y nadie de los que conocía se podía comparar.
-Rous –Ella aparto la vista del espejo.
-Mica –Me dio un abrazo -¿Qué te parece? –Señalo su maquillaje.
-Me gusta tu estilo.
Ella sonrió.
Quería seguir hablando con ella, pero un grito se escuchó desde lo profundo del baño. En esta clínica se escuchan gritos todos los días no entiendo como los soportan… si no es de niños… es de Milena enojada, si no es de ella es de Alejandro o Antonella.
- ¡Micaela! –Mencionaban mi nombre.
Esto no se podía poner peor, Antonella estaba en la puerta hecha un furia casi se le explota la cara de enojaba que estaba, ella comenzó a caminar acercándose cada vez más. Todas las chicas se quedaron mirándonos, Ángela se apartó del miedo que tenían.
Cuando por fin llego hasta donde estaba, me dio una bofetada.
¿Qué le pasaba a esta loca? Solo porque me haya encontrado con Alejandro así, no significaba que yo fuera la que estaba intentando tener sexo con él.
Antonella y yo éramos de la misma estatura lo que me dio posibilidad de defenderme contra ella. Cuando me quito la mano de la cara, me enoje que le devolví la bofetada más fuerte. Las demás chicas comenzaron a alejarse a cambio yo la empecé a mirar con rabia, no me importaba que ayer me hubiera salvado, no tenía derecho a pegarme.
Ella estaba ofendida que me agarro el cabello hasta lograrme empujar, no tenía ni idea porque estaba enojada y se desquitaba conmigo.
No me quede quieta. En el momento que se distrajo me le tire encima cogiéndola del cabello y golpeándola al mismo tiempo contra el piso hasta sacarle sangre y que sintiera el dolor que todos sentían todos los días. La volví agarrar del cabello apretándoselo, dañándole gran parte de sus mechones rubios.
Ella ya no se podía parar bien, le agarre la mandíbula dándole un puño en la boca y que esa sonrisa se le borrara de una vez por todas.
Mire a mi alrededor todas las chicas estaban sorprendidas incluso Roxanne y Ángela. Intento pararse de nuevo, pero no la deje. Les hice señas a las chicas para que se acercaran y la retuvieran otro rato, cada una la sostuvo de un brazo.
Agarre de nuevo su mandíbula -¡Mírame! No te tengo miedo –Forme otro puño rompiéndole la nariz. Ella empezó a gritar, me aparte con una sonrisa quería que sintiera dolor, no lo hacía solo por mí si no por todos los que estaban aquí encerrados.
Creo que desde muchos lugares escucharon los gritos de Antonella, todos empezaron a gritar de emoción reuniéndose cada vez más. Algunos aplaudían otros solo tenían miedo y se fueron alejándose rapido. Con todos juntos no me di cuenta en que momento llego Cristián.
En la parte de atrás una chica grito – ¡Golpéala más duro!
Roxanne se apartó parándose a mi lado –Eres la mejor –Dijo.
-Pégale, más fuerte –Seguían gritándome varios.
Mi fama llego hasta el final cuando Milena llego a detener todo – ¡Que está pasando aquí! –Empezó a gritar.
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Editado: 14.09.2023