Mi mente se encontraba en Shock, ¿Qué era lo que estaba ocurriendo? para que me preguntara eso, el maldito imbécil que me ha golpeado y torturado, está preguntando que si tengo una relación con Cristián, como si a eso le importara. Nunca pensé que me iba a preguntar eso, cada vez se pone más raro. Desde que llegue aquí odio mi vida y para empeorarlo pasa esto.
Lo mire enojada y sorprendida – ¿A qué te refieres?
-Te la pasas mucho tiempo con él.
-Y a ti que te importa.
Que es lo que está pasando desde cuando le interesa mi vida tanto o ya me acorde desde que empezó una obsesión conmigo y en estos momentos tampoco quiero saber nada de Cristián y recordármelo es lo peor.
Muchas veces quisiera pensar que esta es solo una ilusión y que nada de esto paso. Solo hay un problema y es que esta sí es la realidad, una de la que no puedo escapar.
Se acercó a la camilla donde me encontraba –Tu no entiendes que eres solo mía –Tragué saliva –Respóndeme ¿Qué pasa entre tú y Cristián? –Seguí callada. Se empezó apartar lento –No me respondas
«Tampoco lo pensaba hacer »
Se comenzó alejar lento dejándome sentada en la camilla. No sé qué le esta pasando, pero tengo un mal presentimiento sobre todo lo que está ocurriendo, estoy atrapada en un mundo donde los locos existen y quieren acabar conmigo, donde mi vida es una miseria convirtiéndola en un pesadilla viviente.
Alejandro me mira con una sonrisa -¿Aún me amas princesa? –Una vez más me sorprendí. Que idiotez se le está pasando por la cabeza en estos momentos para que me tenga que venir hacer las preguntas más estúpidas.
-No –Mi voz sonaba fría.
Me senté en la cama mirando a la pared. Me siento agotada mis fuerzas se están acabando y no sé si sobreviviré a todo esto. Estoy tan decepcionada de mí necesito ser fuerte y es muy complicado hacerme la fuerte o serlo.
-Mica… Micael… Micael… -Y una vez más empezó a fastidiarme.
Lo mire con odio -¿Qué?
-Tienes que almorzar.
-No tengo hambre.
-Hoy no desayunaste.
-Porque tengo prohibido salir, se te olvido –Le recordé.
-Voy atraértelo.
Alejandro salió de la habitación, sentí un alivio al saber que se había ido. Me volví a acostar en la cama mirando otra vez las cuatro paredes a mí alrededor. Apenas pasaron unos cuantos segundos quería ahorcarme no aguantaba seguir viendo solo las malditas paredes ya perdí la noción del tiempo. Un grito me distrajo provenía de afuera, no era cualquier grito escuchaba como todos corrían reuniéndose a montón, me levante rápido de la cama quería saber que era lo que estaba ocurriendo, maldije a mis adentros cuando se me olvido que la puerta estaba cerrada con seguro.
Pegue mis oídos a la puerta, quería saber que pasaba. Solo podía escuchar una frase “Detenlo” por lo menos algo logro distraerme de mi desesperación de ver solo cuatro paredes. Escuche como unos pasos se empezaron acercar, corrí a la cama sentándome volviendo a ver el reloj fingiendo que no estaba pegada a la puerta.
Alejandro entro con el ojo morado, algo que me causo risa.
La sonrisa no se escondía aumentando más de lo normal –Te tropezaste con una pared –Dije con sarcasmo aun riéndome.
Me miro enojado –No sea tan estúpida.
Al parecer mis dudas habían sido resueltas, solo faltaba descubrir con quien se peleó para llegar con un ojo morado casi ardiéndole, tenía que ir despacio sin cometer errores. Me quede callada por un momento, solo para no estresarlo más de lo que ya estaba y quedar lastimada como lo estaba él ahora.
Suspire antes de hablar -¿Ya eligieron los que iban a sacar hoy? –Pregunté con la esperanza de que no hayan elegido a Daniel.
-Que te importa -«Idiota»
Me tranquilice –Solo quiero saber.
-Sí ya los elegimos, contenta –Respondió con rudeza.
-¿Y a quienes sacaron? –Mi curiosidad me ganaba.
Se a recostó en la pared -Cierra la boca y deja de hacer tantas preguntas –Dijo enojado.
Me quede callada no quería meterme en más problemas, pero aún quería saber a quién había sacado y con quien había peleado. Esto era más difícil de lo que pensé, lo peor era que al estar con él me sentía rara. No lo podía mirar con los ojos que lo miraba cuando era mi novio, todavía no me podía creer que mientras salíamos traída a varios chicos a la clínica, estar aquí encerrada me habría los ojos viendo lo que realmente son la mayoría de personas una máscara debajo de sus rostros.
Las preguntas aún rondaban más que todo una – ¿Por qué me espías mientras me baño? –Dije lo que me llevaba preguntado hace mucho.
-Ya cállate –Dijo con rudeza.
Su actitud me enojaba –Lárgate si tanto te estreso –Dije con tranquilidad apartando la vista –Eres un cobarde y un maldito enfermo… sabes cuál es el problema, que te la pasas diciéndome que aún me amas cuando ambos sabemos que no es verdad.
Comencé acercarme poco a poco a él confirmando que lo que decía era verdad «Lo sabía» primero muerta antes de volver a estar con él, la fantasía que nunca va a pasar.
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Editado: 14.09.2023