Cruel Realidad

Capítulo 23

Desperté en mi habitación.

La luz entraba por la pequeña ventana que cubría la puerta. Mis manos estaban vendadas, no tenía ninguna parte de mi cuerpo amarrada, pero podía sentir dolor en algunas partes. Levantándome de la cama lo primero que hice fue caminar al espejo a observarme, algunos botones de la bata estaban destapados permitiendo que se viera mi sostén.

Con las huellas de los dedos toque la cicatriz del ojo, le faltaba poco para que terminara de sanar. Mi cabello llegaba a mi cintura, cogí algunos mechones enrollándolos en mis dedos. Se sentía raro porque yo recordaba que ayer mi cabello lo tenía corto.

« ¿Cuánto tiempo estuve dormida?» 

Volví a mirarme la cara, ahora me fijaba en el color de mi ojo derecho que cambio a otro color. Uno era de mi color natural café y el otro morado. Hice una mueca de horror, esto era peor que la cicatriz que tengo marcada.

Quite la venda que cubría mi mano, la uña que se había caído estaba creciendo, hasta ahora iba por la mitad, le faltaba poco para estar completa de nuevo. Aliste la ropa y me prepare para salir, quien sabe que sucedió el tiempo que estuve dormida, antes de salir cogí el parche que Rous me había dado aún seguía en el closet, lo acomode en mi ojo morado ocultándolo y aplique polvos en la cicatriz.

No pensaba permitir que me vieran así, se veía horrible.  

Salí de la habitación, caminé por los pasillos y llegué al comedor. El día estaba soleado, algunos rayos de luz alumbraban mi cara. Los chicos que pasaban a mí alrededor miraban con sorpresa como si acabaran de encontrar una súper estrella de cine. Estaba confundida, ¿Qué fue lo que pasó durante estos últimos días o meses? ¡Y si estuve dormida un año! Las preguntas que surgían me daban dolor de cabeza.

« ¿Qué pasó todo este tiempo?

Reconocí una cara desde lejos, Rous. Estaba sentada al lado de un grupo de chicos que no conocía. Sonrió al ver su maquillaje, como siempre usando labial y sombras negras. 

«Eres tan única »

– ¡Rous! –La llame.

No escondió su sorpresa y sin importarle dejo de hablar con los chicos, a los que yo no conocía. Y corrió a abrazarme, me extrañaba, no ocultó sus lágrimas y me apretó fuerte sin soltarme de sus brazos. Todavía tenía dudas de lo que pasó este tiempo y estaba desesperada por preguntarle qué sucedió.

–Creí que nunca ibas a despertar –Volvió a abrazarme –Sabes cuánto te extrañe.

Cogí mi brazo llevándome a una mesa sola.

– ¿Cuánto tiempo estuve dormida, para que me extrañaras? –Pregunte con una sonrisa divertida.

–Un mes –No oculte lo sorprendida que estaba, ella lo noto y prosiguió hablando –En la noche te cerraban la puerta con seguro, estuviste todo este tiempo desamarrada para que tu cuerpo se pudiera mover bien.

¡¿Qué fue lo que ocurrió para que me tuviera que quedar un maldito mes dormida?!

Las lágrimas de ella volvieron y me abrazó de nuevo.

–Estaba asustada, creí que ibas a morir. Estuve pendiente de ti todo este tiempo, recompensando que ese día no estuviera para ti, perdón Micaela, me fui con Brian ese día sabiendo que te encontrabas mal.

Sentí felicidad y tranquilidad, unas cuantas lágrimas de alegría salieron, por primera vez lloraba de alegría y no de tristeza. Hablar con Rous me daba paciencia, la que perdí cuando empezaron con las torturas y recupere al conocerla a ella. La quería mucho, se había convertido en mi mejor amiga.

–No fue tu culpa –Dije.

–Te extrañe mucho, me acostumbre tanto a estar contigo que cuando te vi desmayada sentí un dolor muy profundo.

–Yo también te extrañe.

«Rous tengo miedo de que te lastimen no solo el corazón si no también tu cuerpo, quiero estar para ti como tú lo estas para mí» 

No le digo lo que pienso porque sé que esta vida es cruda y yo no podré evitar que eso nunca pase.

– ¿Qué vamos hacer para recuperar tu tiempo perdido? Enserio pensé que nunca ibas a despertar.

–Primero tengo que averiguar qué ocurrió con mi ojo –Señale el ojo.

– ¿Tu ojo? –Pregunta confundida.

Destape el parche revelando el color de mi ojo, el morado ni siquiera combina con el café porque tuvo que cambiar a ese color. Ella se acercó a mí y con sus suaves dedos destapó la cicatriz, a la vez me quitaba el parche dejando las horribles marcas de mi cara a la vista.

–Eres hermosa y no necesitas ocultar las marcas que tienes, le demuestras miedo a ellos cuando ocultas lo que te ha hecho además no quiero que vuelvas a llorar. 

–Sabes algo, me siento regañada además tú me diste el parche.

Rous sonríe. 

–De pronto si fue un regaño y el parche fue porque te sentías mal. 

–Creo que te amo. 

–Como que yo también te amo, me besas –La apartó a un lado y ella vuelve sonríe.

–Estás loca –Dije bromeando.

La escucho soltar una carcajada, nunca se había reído tan fuerte. Era genial verla feliz, da tranquilidad saber que aún se divierte y no se ve tan afectada por lo que sucede a nuestro alrededor. Alguien comienza a llamarla, giro viendo de quien se trata, Brian me saluda y yo le devuelvo el saludo. Vuelvo a verla, su felicidad se simplifico, voltea a verme, sé que no quiere irse, su culpabilidad de haberme dejado sola ese día la afecta.




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