SOLO A TI
Me levanto por un ruido que me molesta mucho, abro un ojo y veo la hora !LAS TRES DE LA MADRUGADA! Solo dormí dos horas, la tarea es un infierno, pero en estos momentos me enoja que me hayan despertado.
La música se escucha muy fuerte, hasta mi ventana vibra.
¡Maldita sea!
De un salto estoy en frente de la ventana asomándome, y solo veo las luces encendidas de la casa de a lado, o sea del nuevo vecino.
Apenas llega y ya esta haciendo desorden. Hoy en la mañana tengo que ir al trabajo, pero no lograré conciliar el sueño con tanto ruido, así que agarro una bata y me armo de valor para ir y decirle que le baje a su música satánica.
Bajo por las escaleras y abro la puerta, me estremezco por el frió que hace, camino hasta llegar y toco tres veces, pasa un minuto y vuelvo a tocar mas fuerte, claro no me escucha por su música.
Ya enojada sin dudarlo abro la puerta, mis ojos quedan abiertos como platos, es preciosa por dentro, es muy elegante la decoración, pero debo concentrarme, busco al dueño de todo esto pero no lo encuentro, entro mas a fondo y veo el estéreo, bingo.
Voy y lo apago, se que esta mal entrar a la casa de un extraño y sin permiso, pero realmente tengo que ir a trabajar y no quiero despertarme tarde. En esto momentos me importa muy poco los rumores de la gente.
—¿Quien te dejo entrar?—Una voz masculina hace que de un brinco por el susto, giro rápidamente y me encuentro a un hombre con el torso desnudo y hace que haga una mueca de molestia. Debo admitir que el tipo tiene muy lindas facciones pero realmente en estos momentos se me hace feo y desagradable por no dejarme dormir.
Soy tan exagerada
—¡Oh! lo siento, pero tu música esta muy fuerte y no me deja dormir, somos vecino, vivo a lado, de verdad lo siento, tengo que trabajar hoy en la mañana.
Su mirada da mucho miedo, es penetrante y su semblante es serio, como si estuviera enojado.
Se acerco lentamente a mi y yo empecé a retroceder, en estos momentos debo parecer un conejo a punto de ser comido.
Mi miedo aumenta y trate de salir corriendo pero un brazo muy grande me atrapo por la cintura y me estampa en la pared, haciendo que haga una mueca de dolor.
Su cuerpo esta pegado al mio, trato de empujarle y golpearlo pero el me sostiene con una mano mis muñecas y las pone encima de mi cabeza, no tengo escapatoria. Demonios, demonios, yo solo quería dormir en paz.
—Suéltame— Lo miro a los ojos y ahora que esta cerca puedo observar que son de un color azul muy intensos, es muy atractivo... que estoy diciendo.
—Déjame ir, solo quería que le bajarás a tu música.
—Solo diré una cosa, no vuelva a entrar a esta casa o algo malo le va a pasar — Me quede helada, jamás me habían hablado así tan amenazante.
—¡Suéltame!
Como pude logre darle una patada en la entrepierna, pero no vi ni una muestra de dolor, pero si de confusión, así que aproveché su distracción y salí corriendo, encerrandome en mi casa.
¿Que fue eso?
Subí por las escaleras para luego entrar a mi habitación y taparme con las cobijas, estoy temblando, nunca me había pasado algo como esto...
Jamas en mis diecinueve años deje que me intimidara un hombre.
Trato de tranquilizarme y me acorruco para dormir, mientras acarició a Sana.
Jamás en mi vida me voy a cercar a el, ni a esa casa.
******
—¡Oh Dios se me hace tarde!
Me levanto y me meto al baño, en menos de cinco minutos ya estoy bañada y en diez ya estoy vestida, es mi record, deberían darme un premio por eso, bajo como rayo por las escaleras y me monto al auto, arrancando a toda velocidad.
¡Llego tarde!
¡Llego tarde!
Después de otros diez minutos llego por fin.
—Llega tarde Señorita, ponte el uniforme y ve atender a esas dos personas—Mi jefe se va enojado a su oficina y yo voy a los vestidores, dejo mi celular en los casilleros pero antes lo reviso.
Un mensaje nuevo
PAPÁ
Hola hija, ¿como dormiste? ¿todo bien? llámame si pasa algo o necesitas algo ¿si? que tengas un lindo día, te amo.
Bien, esto ya es un poco extraño, mi padre nunca me volvió a decir "te amo" desde ese día.
Mi uniforme consiste en una camisa de vestir blanca, falda color rosa claro y unos tenis blancos con un delantal negro y con el logotipo de la cafetería.
Me acerco a donde están las dos personas y pido su orden.
Y así estoy en toda la mañana, atendiendo a la gente.
Estaba haciendo un café para una chica hasta que la campanita de la puerta suena, anunciando que llego otro cliente.
Me giro para darle el café a la chica y me quedo a esperar la otra orden, siento un escalofrió al ver un hombre alto, ojos miel, con mirada muy penetrante.
Me acerco y con una sonrisa nerviosa y le digo:
—Bienvenido al café Júpiter, ¿que va a llevar el día de hoy?
El me mira por unos segundos que me parecieron horas, el momento es incomodo.
—Solo un café cargado sin azúcar. —Su voz suena muy seductora pero a la vez seria.
—En seguida se lo doy.
Editado: 29.04.2022