CAPÍTULO 6
Aria
Recogí las cosas de mates y escuché un ruido en la ventana <<No puede ser>>. Alex se lo había tomado en serio.
—Jajaja, pero ¿qué haces?
—Ser un príncipe para ti.
—Anda, entra —dije.
—¿Me puedes abrir la puerta?
—No, un buen príncipe entra por la ventana.
—Buf —dijo apartando las plantas de debajo de la ventana.
Mientras Alex intentaba subir, fui a abrir la puerta principal y salí.
—Aria, ¿me podrías ayudar?
—Sí, la puerta está abierta.
—¡Pero serás! Ya me la podrías haber abierto antes, tonta.
—Te quería ver sufrir un poco.
Fuimos a mi habitación y me contó lo que había pasado en su casa.
—Ostia, ¿eso han hecho?
—Para ser exactos mi padre, él es el que no quiere que haga las oposiciones para ser bombero.
—Ya, ¿por qué no quiere? —dije nerviosa.
—Porque quiere que sea un abogado y que la gente me respete, dice que siendo un bombero nadie me va a hacer caso y voy a ser un fracasado.
—¿Y tu madre?
—Lo apoya, pero sé que quiere que haga lo que a mí me gusta —dijo.
—Bueno, dentro de lo malo, al menos tu madre te entiende, aunque sea un poco.
—Ya, pero hasta que no vaya a esa universidad él no me va a dejar en paz.
—¿Y por qué no se lo dices?
—Por qué cada vez que lo intento me da miedo. No sabes como puede llegar a ponerse —dijo mirando a otra parte de la habitación—. Bueno, es tarde, debería irme.
—¿Quieres quedarte? Mi madre no te va a decir nada.
—No, tranquila. ¿Qué prefieres, que me vaya por la ventana como a un príncipe que no le dejan estar o por la puerta?
—Tú que te sientes, ¿príncipe o no príncipe?
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—¿Yo? Príncipe obviamente.
—Pues por la ventana —dije abriéndola.
—Hasta mañana, Abejita
—Hasta mañana, Alexito —dije mientras él saltaba
Sonó una caída y me acerqué a la ventana para ver si estaba bien.
—Estoy bien, estoy bien —dijo mientras se marchaba.
Me meti en la cama, mientras mi cabeza no paraba de funcionar con preguntas sobre la vida de Alex dentro de su casa. Aparté los pensamientos y cogí el libro. Cuando paré de leer porque ya tenía sueño, eran las dos de la madrugada. Dejé el móvil en el sitio de siempre y volví a la cama. Las preguntas continuaron por un largo rato, pero hubo una que me rondó toda la noche. <<¿Es feliz, Alex?>>.
Me desperté tarde como cada mañana. No era como las demás chicas del insti, que se levanta una hora antes para maquillarse o al menos no todos los días. Llegué al instituto. Tocaba arte. Clarie no había venido y cuando acabó la clase me acerqué a los chicos.
—¿Sabéis algo de Clarie? —pregunté.
—Supongo que no se encontrará bien, porque ayer me dijo que le dolía la cabeza —dijo Buck.
—Vale, gracias —sonreí mientras me iba y se acercaba Rosy.
Mire hacia atrás y vi como Alex en vez de mirar a Rosy me miraba a mí. Continúe el día con mis clases de siempre y al salir en vez de ir a mi casa fui a ver a Clarie. Llamé al timbre y me abrió su madre.
—Hola Vanesa, ¿está Clarie?
—Sí, está arriba.
—¿Puedo?
—Claro —dijo mientras me dejaba pasar.
Subí a su habitación y piqué.
—¡Hola! ¿Cómo estás?
—Mejor. Me he pasado la noche devolviendo.
—Bueno, espero que mañana ya estés mejor —dije sentándome en la silla de su escritorio.
—Espero poder ir al instituto a ver a Buck.
—¿Y yo qué?. ¡Chica!
—A ti te estoy viendo ahora —dijo mientras reía.
—Bueno, te paso los apuntes de hoy y me voy que mi madre me reclama.
—O Alex —dijo sonriendo.
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La fulminé con la mirada.
—¿Necesitas algo?
—No, gracias.
—Pues ya me voy, luego te paso eso.
Me despedí de su madre y me fui a casa. Llegué, mi madre no estaba. Me puse a estudiar y cuando acabé me fui a duchar. Mi madre llegó y se fue a su estudio a pintar o a hacer planos. Hice la cena, fajitas de vegetal y le llevé dos a su habitación.
—Te traigo la cena.
—¡Ay! Muchas gracias.
—De nada —dije dejándo el plato en la mesita.