Cruzaría mil montañas solo para amarla

Hoy acaba nuestra relación

En las siguientes semanas, Emilio se encargó de trasladar a su hijo a un hospital adecuado para comenzar su rehabilitación. El coma le había dejado secuelas en su movilidad por todo el tiempo que estuvo postrado en cama.

Afortunadamente no hubo secuelas cerebrales ni de otro tipo, solo debía tener paciencia y hacer los ejercicios que los fisiatras le estipulaban. Si Santiago se esforzaba lo suficiente, su recuperación sería exitosa y rápida. Al menos, motivación tenía de sobra.

Su padre se encargaba de acompañarlo en el proceso. Olivia se había visto en la obligación de volver porque tenía que retomar su trabajo en la empresa de Rocío y además tenía pendiente terminar su relación con Álvaro, algo que no sería tan fácil.

Después de una de las sesiones de terapia, Emilio quiso tener una conversación seria con su hijo. Santiago había obviado preguntar acerca de su verdadero padre y todo el secreto en que estaba envuelta su existencia, de manera que tomó la iniciativa y habló con él largo y tendido.

 

Ahora que había pasado el tiempo, Emilio ya no le guardaba rencor ni resentimiento a Antonia. Optó por entenderla y no juzgarla. En cuanto al perdón, no era necesario otorgarlo ya que ella no fue la que actuó mal. Simplemente sucumbió a las amenazas de un viejo loco que lo único que le interesaba era el estatus social y la reputación de su familia. Es más, era él quien debía pedirle perdón a Antonia por alejarla de sus hijos y no haberle dicho la verdad a Santiago.

Ahora que él mismo había dado vuelta la página, estaba dispuesto a dejar que Antonia formara parte de su familia otra vez y a aceptar al hombre que ella amaba siempre que Santiago así lo quisiera. Si él quería conocer a su padre y entablar una relación filial con él, sería el primero en apoyarlo.

 

************

Habían quedado de juntarse en la entrada del muelle.

Cuando la vio, corrió a su encuentro y la abrazó con fuerza por unos segundos que a Olivia se le hicieron interminables. Estaba a punto de besarla en los labios cuando ella giró la cabeza sin corresponderle.

No era estúpido y algo en el fondo de su corazón le decía que todo lo que su hermana le dijo, y que en el momento consideró como una insensatez, era cierto. Quiso pensar que la evasiva a su beso era por alguna falta de consideración que él había tenido con ella. Tenía miedo de preguntar.

“Estás hermosa. No sabes cuánto te extrañé”, le mencionó Álvaro ignorando lo que acababa de suceder.

Ante el silencio de Olivia y al ver que ella no lo miraba a los ojos, no le quedó otra más que preguntar.

“¿Qué sucede, nena? ¿Estás enfadada por algo? Hace semanas que no nos vemos y ahora que estamos uno frente al otro siento que me estas evitando”.

“Lo…lo siento Álvaro. No ha sido mi intención hacerte sentir de esa manera. No tengo derecho a tratarte así. Es solo que….. tenemos que hablar”. Poco a poco los miedos de Álvaro se estaban haciendo realidad.

“¿Tiene que ver con tu hermano?”, preguntó con enojo.

“Algo así”, le confesó Olivia sin querer ahondar mucho en el tema.

“¡¡Entonces es cierto. Todo lo que me dijo Isabel es cierto!!, dijo Álvaro colocando sus manos detrás de la cabeza y moviéndose de un lado a otro. "Mi hermana me lo advirtió y yo no quise creerle. Le dije que estaba siendo paranoica y que tú no eras de esa clase de persona". La furia lo carcomía por dentro. Se sintió un estúpido. "¡¡Por Dios cómo me equivoqué!! ¡¡Qué clase de relación torcida tienen ustedes, maldición!!! De solo pensarlo me da asco. No tienen moral. Eres peor que una p....”

Un golpe seco se sintió de repente.

La cara de Álvaro giró por completo y una macha roja brotó en su mejilla.

“No te voy a permitir que me trates como una pervertida. Puedo entender que estés enojado conmigo y que a partir de hoy me odies con todo tu ser, pero no soy nada de lo que tú te imaginas. No sé lo que te habrá dicho Isabel, pero te puedo decir que lo que hay entre Santiago y yo nos incumbe solo a nosotros. Hoy vine aquí dispuesta a decirte la verdad y aceptar cualquier cosa que quisieras decirme pero me juzgaste sin saber cómo fueron las cosas. Me insultaste sin esperar a que me explicara. Ahora sé que lo nuestro nunca debió suceder desde el principio. Sé que todo fue mi culpa, pero en ese entonces, desconocía muchas cosas que ahora sé y que cambiaron el rumbo de mi vida. No me voy a excusar por mi comportamiento. Sé que estuvo mal, pero eso no te da derecho a tratarme como lo hiciste. Hoy acaba nuestra relación. Agradezco el tiempo que me dedicaste y la paciencia que me tuviste. Lamento haberte roto el corazón, pero tú también lastimaste el mío". Olivia se sentía herida por las duras palabras de Álvaro. Reconocía su mal actuar, pero no estaba preparada a aceptar insultos infundados. Quería creer que Álvaro era mejor persona y aún lo creía. En el fondo, sabía que todo lo que le había dicho era fruto de su orgullo herido, pero no había nada que ella pudiera hacer para remediar aquello ni para evitarse la ofensa salvo darle un corte inmediato y salir de allí cuanto antes. "¡¡Ah!! Y lo último que te voy a decir.... es que Santiago…. no es mi hermano”.  Olivia se dio media vuelta y se fue, dejando a Álvaro con una mezcla de sensaciones y emociones que nunca hubiera querido experimentar. Estaba frustrado y enojado, pero a la vez supo que Olivia lo había golpeado con justa razón. Tal vez si la hubiera escuchado las cosas hubieran terminado de manera distinta.




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