Voy saliendo de mi casa para ir a la escuela, al momento de cruzar la calle escucho que alguien me llama, — ¡Stheisy! —me giro para ver de quien se trataba y no era nada más ni nada menos que Travis. Lo veo del otro lado, me detengo y lo espero allí, justamente en donde estaba.
Él cruza la calle y se aproxima a mí.
— ¿Qué? ¿Te ibas a ir sin mí? —Pregunta este sonriendo.
—No, te iba esperar más adelante —empiezo a caminar.
—Ahhh… Anja, bueno.
Los dos caminamos en silencio hasta llegar al aburrido centro, no dijimos ni una palabra en el camino, solo disfruté de su compañía y él de la mía y estaba más que bien para mí.
Llegamos al centro, al mismo lugar de siempre, a ver las mismas personas de todos los días haciendo las mismas cosas de siempre. Esto era aburrido, no había emoción, no había aventura, no había nada, nada que yo pudiera decir que me interesara de este lugar. ¿A caso era que yo estaba mal o ellos estaban mal?. No lo sé, pero de algo estoy segura, aquí había alguien que estaba mal y no necesariamente tenía que ser una sola persona, más bien creo que es todo un grupo.
—Qué extraño que no esperaste a Tamara —interrumpe el silencio.
—No, con lo que pasó ayer no quedé con ánimos de esperarla, además luego tuvimos una discusión para empeorar las cosas y ya estoy agotada de esto, ella que haga lo que quiera —digo tomando asiento en la misma banca de ayer.
—Entonces han discutido, ¿Por qué? —Pregunta interesado.
—Ya sabes por qué, ese chico.
No podía, nadie además de mi familia lo sabía, apenas si confío en Travis, solo estamos juntos en la escuela, no puedo decir en qué condiciones me encuentro, no, puede de que suene feo, pero es así. Aquél secreto podría arruinarlo todo, hasta la paz que tanto odiaba de aquel centro y un escándalo por mí era exactamente lo que no quería, nadie tenía que saber qué estaba pasándome.
—Ahhh… Bueno, ojalá y las cosas mejoraran —su tono de preocupación al decirlo me convence de que en verdad eso deseaba.
—Gracias, eso mismo es lo que deseo yo. Tamara sabe que siento que me ha dejado de lado, sino fuera porque estás aquí no sé qué haría, estaría completamente sola. Sería horrible estarlo.
—Gracias, digo lo mismo, ser un chico solitario no es mi fuerte, andaría deambulando por los pasillos como alma en pena sino estuvieras.
Lo miro y le sonrió de lado.
Entramos a los cursos al escuchar el timbre sonar. El escándalo en el pasillo era lo único que se escuchaba a esa hora. Las porristas del salón saludaban a los deportistas como típica película cliché. Creo que eso era lo aburrido de mi escuela, que cada persona hacia lo que se suponía que tenía que hacer. Los futbolistas con las porristas, los matemáticos con las nerds, los genios de las computadoras con los ñoños del club de ajedrez y así. Los grupos narcisistas, no ellos no, ellos van siempre juntos.
No me interesa realmente con quien sí y con quien no los grupos escolares son compatibles o no. Ese no es mi problema, formo parte del dúo dinámico con Travis y me siento bien llevando este estilo de vida.
Entramos a clases, estaba cansada de la escuela ya, esto no era para mí, me costaba trabajo de hace ya un tiempo poder concentrarme o recordar algunas cosas, tengo recuerdos confusos, más bien creo que fueron pensamientos, pero no, no estoy segura.
Estamos en receso, me siento en la misma banca, estoy siendo acompañada por Travis, como lo usual. Veo a Tamara con aquel grupo de chicas y me doy cuenta de que una de ellas le pasa algo, pero ella no acepta. Una extraña sensación me arropa. Me disculpo con Travis y me acerco a ella. Le comenté sobre lo que había visto, unos minutos después se acerca Alejandro. Me siento mal tercio y me marcho.
Me regreso a la banca con Travis quien terminaba unas tareas.
Esto empezaba hartarme, le comento a él lo que pienso. Algo tenía que hacer, algo se me tenía que ocurrir, Alejandro me estaba sustituyendo, Tamara era mi hermana, solo mía y él me la estaba robando.
Tocando para entrar a los cursos Travis dice algo.
— ¿Por qué no desaparecemos a Alejandro? Y así le damos ese toque a la escuela de misterio, suspenso y emoción para aquellos alumnos fastidiados por la rutina.
Su comentario no me pareció el más apropiado.
Entramos en el salón de clases y no pude parar de pensar en aquello que me había, los vi a los dos pasar por el salón, la verdad por un momento quise hacerlo, me convencí, pero no podía, era el novio de mi hermana.