Los chicos ya habían salido de los cursos por el receso, ellos empezaban a ubicarse en los alrededores del viejo edificio. La extraña sensación se había ido desde el momento en que tocaron aquel timbre. Tenía un extraño presentimiento, era como tener un nudo en la garganta.
Estoy sentada frente a él, un escalofrío hace que la piel se me enchine, los vellos se me ericen y que un extraño cosquilleo corra por ella. Travis que estaba frente a mí se da cuenta de que algo extraño pasaba.
— ¿Qué ocurre? —Pregunta frunciendo el ceño.
Elevo la mirada y me encuentro con el azul de sus ojos clavados en los míos. No contesto nada y apoyo mi cabeza sobre mis brazos que reposaban sobre la mesa. Él no hace énfasis en mi situación y continúa devorando un trozo de lechuga. Yo coloco mi mentón sobre mi antebrazo y a la distancia buscaba a mi hermana. No alcancé a verla, nuevamente apoyo mi frente sobre mi brazo.
Siento que un cuerpo se sienta junto al mío, la energía y el calor que este desprendía hace que me incomode. Subo mi cabeza de golpe y miro junto a mí.
— ¿Quién eres? ¿Qué haces? —Pregunto irritada por la osadía en sentarse a mí lado.
Ella solo me mira y no dice nada.
—Que te vayas—. Lo miro y él al igual que yo nos quedamos sorprendidos.
—Hola, mi nombre es Lusi —estrecha su mano.
— ¿Qué haces aquí? —Pregunto indignada.
—Te vi y quise acercarme. Yo soy hermana de Alejandro, el novio de…
—Sí, sí, ya sé quién eres.
No podría creer qué tan poco me podía interesar conocer una persona hasta ahora, realmente me sorprendía mi falta de interés en esta chica y su familia, pues tenían la misma sangre que la persona que intentaba hacernos daño.
— ¿Qué quieres? ¿Qué buscas? —Miro hacia el frente.
Mis ojos se entrecierran por la cantidad de luz que hacía.
—No, es que quería acercarme más a ti, no sé si sabes, pero nuestros hermanos están teniendo una relación y pues quería integrarme más con ustedes no sé, compartir más contigo, conocer un poco más a Tamara y así. Espero que esto no te moleste, pero das la impresión que necesitas un poco de compañía, no sé estaba pensando…
— ¡Ya basta! ¿No paras de hablar? No sé cómo te toleran —Me agarró mi mochila.
Me pongo de pie y me marcho de allí dejando a la pobre chica con la palabra en la boca. Como me encontraba ahora lo que menos necesitaba era que vinieran a hablarme de mi hermana. No eso no iba a pasar. Estaba cansada del mismo tema, agobiada, era la palabra que buscaba. Está con ese tipo que lo que hará es dañarnos a todos. Si no fuera por Travis, aun estaría mal por no saber qué hacer en una situación como esta. Hablado de Travis, ¿Dónde está? Cuando me marché no lo vi, ¿A dónde habrá ido y cuando se habrá ido él?
Camino de un lado a otro por los pasillos, entro y salgo de los cursos buscando su delgada silueta. Salgo al campus y no lo veo. Ya casi cansada de buscar y no dar con él me dirijo hacia la cancha, donde practicaban los basquetbolistas. Lo sí sentado vagamente en las gradas, mientras que una pelota rebotaba en el medio de la cancha.
—Ohh… ¿Ahora practicas deportes? ¿Y ese nuevo cambio? —Subo los escalones mientras me dirijo hacia él.
Él sonríe.
—Oye, ¿Dónde estabas? Me dejaste sola allí con esa loca —me senté junto a él.
Su cuerpo destilaba un líquido para regular la temperatura corporal, su respiración era acelerada y aquella pálida piel destilaba aquella humedad que sentía hasta donde estaba sentada.
—Te cansaste muy rápido, apenas si te alejaste por unos minutos y me imagino que te viniste para acá. Tu camisa se puede exprimir del sudor.
—Sí, así he quedado. ¿Y qué quería la chica esa? —Pregunta acomodándose.
—Nahh… Es una babosa, vino para donde mí para ofrecerme su ¨amistad porque ella quiere conocerme más porque como nuestros hermanos están involucrados sería bueno que las familias empiecen a unirse y esas cosas. Te digo, es una babosa, realmente no pude soportar seguirla escuchando y preferí mejor venir a buscarte.
— ¿Pensaste en lo que te dije? —. Se pone de pie.
—Sí, demasiado, cada día me convenzo más y más de que esa es la mejor opción, lo que no se es cómo hacerlo, no tengo ni la más mínima idea de cómo hacerlo sin que nadie sospeche de nosotros.