¿cuál es la realidad?

Capítulo 26

Lo miré y me resultó sorprendente lo bien que estaba, creí que todos serían como esa chica que estaba sentada en el sofá. Puros locos sin cabeza, que se la pasan viendo a la nada como lo hacia ella.

— ¿Y dónde está la tercera? —Pregunté aun sorprendida.

—Está en su revisión con el doctor Igor, la pobre cree que ya está curada, pero todo aquí sabemos que nunca podrá salir porque no es de este mundo.

Yhh, Ahí están, las puras palabras de los locos. Ahora sí parecía todo estar normal —¿Quién es ella? —pregunté mientras me acercaba a él.

—Su nombre es Darling, la pobre está irremediablemente desquiciada —Él la mira.

— ¿Y tú? ¿Qué hay de ti, pareces ser normal?

—Soy tan normal como tú o cualquier otro que se encuentre en este lugar—se acerca a la televisión.

— ¿Todo el tiempo así son las cosas por aquí? —Pregunté disgustada.

—No, por aquí son entretenidas uno más que otros días. Salimos al patio, podemos escuchar música, podemos ver televisión y nos alimentan bien. Se preocupan por nosotros, nos dan medicamentos y continuamente nos dan seguimiento a ver qué tan avanzada va nuestra enfermedad. Yo no me quejo, no me importa a qué precio, pero prefiero estar aquí que en casa…

— ¿Por qué lo dices? —Pregunto preocupada.

—Mi madre no se preocupa por mí —se sienta en el sofá junto a Darling—. No le importaba ni siquiera lo que pasara conmigo, sabía que estaba enfermo y nunca me llevó a una consulta. Era un ser despreciable. No pude contenerme y por más de una ocasión llegué a odiarla. Pudo haber evitado que mi enfermedad estuviera tan adelantada como lo está, prácticamente estoy completamente loco, ¿Y sabes qué es lo mejor de todo esto?

— ¿Qué? —Pregunté sentándome en uno de los brazos del sofá.

—Que ya no me importa —me asuste en el momento que lo dijo porque su mirada se llenó de locura y se perdió en toda aquella emoción que le causaba decir aquella frase. Tras decir esto soltó una risotada de maniaco que hizo que me pusiera de pie en tanto la empecé a escuchar.

La chica que estaba junto a él, despertó del trance en el que se encontraba, se puso de pie y caminó hasta aquella ventana reforzada con barrotes. Yo caminé hacia a ella, se veía tan perdida. Solo miraba a través del cristal. Yo me asomé y pude ver el patio. Era muy lindo y estaba muy bien cuidado.

—Hermoso, ¿No? —Dije con esperanzas a que me contestara, pero no dijo ni una sola palabra, ni siquiera me miró.

—Sé te ve muy bien esos jeans, me gustaron mucho —digo sin obtener respuesta.

—Ni lo inteste, ella no te hablará, yo tarde dos semanas insistiendo para que empezara a hablarme y tampoco es que es de mucho hablar. Sus respuestas son muy precisas, sus favoritas son sí y no. Con suerte te mira.

Lo miré y vi como cambiaba de canal mientras me hablaba.

— ¿Qué le pasa a ella? —Pregunto mientras me acerco.

—Quien sabe, te digo que no es de mucho hablar. Esas cosas solo lo saben el doctor Igor, Dios y ella. Porque es chica de pocas palabras.

—Bueno, pues me sentaré aquí, junto a ti —digo acomodándome.

— ¿Y así es como ustedes se pasan el día?¿Sentados, caminando de un lado a otro, viendo televisión, tratando de sacarle una más que otras palabras a Darling y entrando y saliendo del consultorio del señor Igor?

—Básicamente sí, ¿Quieres algo mejor de ahí? —Me mira.

—Me echo hacia atrás —no, solo es que a veces puede aburrir la rutina.

—Bueno… —me mira.

Él alza la mirada por encima de mi cabeza.

—Mira, mira quien volvió —me doy vuelta y la veo—. ¿Ya te puedes ir cariño?

—Cállate Matt, el tonto de Igor me dijo que aún no puedo salir de aquí. ¿Quién es la nueva? —Se sienta junto a él ignorándome.

—Su nombre es…

—Soy Stheisy Coleman, es un gusto —le sonrió.

—Ya quiero salir de aquí, no soporto más estar en este lugar, de verdad no lo soporto —dice desesperada.

—Cariño, todos estamos como tú, pero ahora relajemosno un poco.

La miré otra vez y me pareció tan familiar su rostro, tenía la misma mirada que Tamara. No era tan delgada como yo, su piel era tan pálida que parecía irreal. No tenía ni una pizca de vida en ella, sus labios eran blancos y sus mejillas igual, hasta dudé en que tuviera sangre en las venas. Su melena castaña y con hondas caía hasta sus hombros. Me resultó una chica muy linda, pero demasiado fría como para que una simple mortal como yo, se acercara con sus venas tupidas de sangre proveniente de un corazón en movimiento.

Era tenía algo que no me agradaba completamente, no sé si era su frialdad o en la manera en la que se dirigía a Matt: esta chica me causaba escalofríos.



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En el texto hay: mentiras, psiquiatra, enfermedad mental

Editado: 02.02.2019

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