¿cuál es la realidad?

Capítulo 40

La miré y no supe cómo reaccionar. Solo me quedé allí viéndola y no me salían las palabras de la boca. ¿Cómo es que todos aquí se están yendo?, al paso que vamos no llegaremos al próximo mes. Quizás yo corra con la misma suerte y me despachen, mi temor era quedarme sola en este lugar, ese era el peor de mis miedos. No quería quedarme en esta gran sala, ni nadie para entretenerme, necesitaba a alguien o me volvería loca (que irónico sonó eso)

Miré a Darling quien estaba junto a mí y al igual que yo estaba anonadada. Leah nos miraba esperando una respuesta. Pude notar en sus ojos que pedía a gritos que nos alegráramos o que por lo menos hiciéramos algo.

—Qué maravilla —dice por fin Darling.

Veo como esta se acerca para abrazarla, mientras que yo aún no comprendía muy bien qué carajos estaba ocurriendo.

Darling la abraza, yo me bajo del sillón y sin tener idea de cómo reaccionar me acerco muy lentamente a ella. La abracé y por una extraña razón la sentí tan fría, tanto como Matt. Cuando la abrecé sentí esa misma energía negativa que me daba mala espina. La obvié, pero cuando me despegaba de ella esta me halo hacia ella y me susurró al oído:

—Esta no es la última vez que sabrás de mí— su tono de voz al decirlo me erizó la piel.

Me deslicé muy despacio de entre sus brazos, hasta el punto que me aparté de ella completamente. La miré y ella me sonrió, Darling estaba junto a mí y yo aún temblaba por lo que pasó.

—Adiós cariño —Escucho que esta se despide de ella.

Caminé hasta el sofá, apagué la televisión y solo me senté a pensar.

—Bien, ya solo somos tu y yo amiga —dice Darling sentándose junto a mí.

— ¿Crees que podamos salir de aquí? —Pregunté un poco asustada de ser la única que quedé del grupo.

—Todos estuvimos varados en esta habitación, ¿Crees que fue fácil para nosotros adaptarnos a personas completamente extrañas? No mamita, aquí le echamos ganas, nos volvimos amigos y comprensibles de la situación del otro para poder sobrevivir en este lugar. No fue tan simple como creen. Mira a Leah, ahora fue que ella se empezó a abrir a nosotros y ella tenía dos años aquí. Todos pasamos mucho tiempo en este lugar. Matt tenía más de tres y medio, yo tengo tres años y tu solo dos meses y ya estas desesperada. Te aconsejo que tengas paciencia, tu madre nunca vendrá a verte, solo el día que salgas, créeme que así será.

—Tengo miedo a ser la única que quede aquí.

—Si eso pasa tienes a tu amigo Robert, él seguro te ayudará, pero mantente alerta, no todas las personas son reales. Ten cuenta a quien te acercas, mira a tu madre, mira lo que ha hecho y no le ha importado lo que te haya pasado o te pase.

—Mejor cree en ti, y trata de no meter a nadie más en tus cosas. Cállate y no digas nada, ella no puede saber todo lo que tú sabes. Aun no conoces cuál es su plan y no puedes hacerla creer que lo has descubierto sin saber qué estaba pasando en realidad porque aún no lo sabes todo. Sabes que hay algo más, sabes que ella temiente vilmente y sabes que tienes que llegar hasta el final. Según lo que me has dicho de tu madre, esa mala mujer no te ama, ella no te quiere, no le importas, no se preocupa por ti… — hace una pausa y se retira el cabello de la cara—.  No le interesa lo que te pase. Ella no te quiere, ella no le importa que seas su hija, quiere dejarte en este horrible lugar para que te quedes aquí y así poder deshacerse de ti. Ella te odia, está más que claro.

—Pero ella… —Mis ojos empiezan a rayarse.

—Ella no te ama, es tu madre y tú eres su hija, pero ella no siente eso por ti, ese lazo que tiene una madre con su hija.

— ¡Ya basta, tu no conoces a mi madre! — se pone de pie—. No hables así de ella, sé que no es la mejor del mundo, pero cuando entré a la cárcel siempre iba a verme…

— ¿Y dónde está ahora? —Se pone de pie frente a mí y suelta una risa burlona.

— ¡Cállate!, ¡cállate ya! —Grito.

—Relájate —da unos pasos atrás y se ríe—.  Perdóname, perdóname por decir la verdad, cuando tu madre venga a verte, por favor llámame para saludarla. Me gustaría conocer a tan importante ser que se atreve abandonarte

—Escúchame —me aviento hacia ella—. Si vuelves a hablar mal de mi madre te romperé la cara, ¿Entendido?



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En el texto hay: mentiras, psiquiatra, enfermedad mental

Editado: 02.02.2019

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