¿cuál es mi destino?

Parte 1

Luego de que los guerreros Z derrotaban a Majin Boo, todos volvieron a sus ocupaciones: Goku a los regaños de Milk, Krillin con su familia, Gohan y Videl planeando su futura vida juntos cuando se casarán.

En cambio Piccolo siguió meditando y entrenando, todos los días eran iguales para él, a veces iba a algunas fiestas, luego todo seguía monótono para él.

Por fin luego de tanto tiempo empezó a sentirse solo, no dejaba de meditar sobre sí mismo, tenía la eterna juventud, pero no vida eterna, si algo grave le pasaba podría morir como cualquier otro mortal del planeta, y no dejaría algo de sí para que quedará en este mundo para testimoniar su pasó por la Tierra.

— ¿Qué le pasa Sr. Piccolo? — preguntó Kami Sama, hacía semanas lo veía muy ensimismado, a veces incluso ni escuchaba cuando el joven le hablaba.

— He estado pensando... ¿Cuándo seas mayor tendrás un hijo? — inquirió mientras miraba al cielo, sin fijar su vista en nada concreto.

— Heee.... en realidad no lo sé. Tal vez sí, tal vez no — ahora entendía que le pasaba — ¿Usted quiere tener uno?

— Me lo he planteado, pero según recuerdo solo los del Clan Dragón pueden tener hijos, los guerreros no.

— Así es. Pero olvida que su padre, Piccolo Daimaku, a pesar de ser guerrero pudo tener hijos, por la gran cantidad de energía que concentró en él, además recuerde que una parte de usted también es del Clan Dragón.

— Tienes razón, asimile al antiguo Kami Sama, quizás podría tener un hijo.

— Exacto, solo debe concentrarse, mientras más tiempo, mejor, pero solo puede darle las características generales va a tener, pero que sea de un clan u otro, nadie puede saberlo.

— Gracias por la información, lo pensaré muy bien.

— Lo entiendo, es una responsabilidad muy grande traer un ser a este mundo.

Por un par de meses más, Piccolo siguió reuniendo ki, y meditando prácticamente todo el día, sin descansar en ningún momento. Aunque no estaba suficiente seguro de si quería seguir adelante, pensó en Goku, y Vegeta, en como ellos eran con sus hijos. 

Pasó un tiempo más hasta que por fin decidió tener un descendiente, se acomodó cerca de la cascada, varios días estuvo inmóvil hasta un amanecer que estuvo seguro que lo lograría, tomó mucho aire, y logró expulsar un gran huevo, su ki bajo mucho, haciéndolo caer al piso, le costaba incluso respirar, por suerte Gohan llegó un poco después, sintió la baja de energía de su maestro, ya que siempre estaba pendiente de él.

— Sr. Piccolo, Sr. Piccolo ¿Qué le pasó? — pocas veces lo había visto con tan poco ki, cuando logró sentarlo en el suelo, quedó anonadado al ver la figura ovaloide que estaba a su lado — ¿Tuvo un hue... UN HIJO? — debo estar alucinando pensó.

— No es necesario que grites, solo estoy cansado, no sordo.

— Pero...

— Ayúdame a acomodarme, en unas horas abrirá el huevo.

Gohan le pasó un poco de su ki, así el namek terrestre se sintió mejor, tal como dijo cuando estaba anocheciendo el huevo empezó a abrirse. El ser dentro, apenas fue visto por los dos adultos, abrió los ojos, tenía una expresión inescrutable, con sus cortos brazos logró salir sin ayuda de nadie.

— Hola Junior — Piccolo le dio ropa como la que usaba él cuando niño — ven conmigo, quiero que conozcas a Dende y Mr. Popó, viviremos con ellos de ahora en adelante.

Lo tomó en sus brazos, pero el niño verde se soltó, cayó de mala manera, se levantó y se sacudió la ropa, luego trato de volar, su padre lo miraba serio, con los brazos cruzados, sabía que no podría lograrlo, pero si el crío quería intentarlo, no se lo impediría.

Al principio se elevó casi 2 metros, para caer aparatosamente. Gohan quiso ayudarlo a incorporarse, pero el infante le golpeó la mano, algo complicado se irguió. Sin mirar a su padre, le dio los brazos para lo ayudará, molesto.

— Veo que es como usted, a pesar que acaba de nacer — dijo asombrado el medio sayayin.

— Como debe ser — respondió orgulloso el padre.

Cuando llegaron al Templo, Kami Sama y Mr. Popó ya estaban esperándolos, felices.

— Muchas felicidades Sr. Piccolo — dijo Dende.

— Gracias, les presentó a Junior — dejó al pequeño en el suelo.

— Un gusto — dijeron los residente del Templo, e hicieron una reverencia.

El pequeño, que todavía no quería hablar, les respondió el saludo de la misma forma. Luego le tomó el pantalón a su padre y apuntó a las habitaciones del lugar.

— ¿Quieres descansar?

Junior asintió.

— Por favor ven por aquí, te llevaré a tu habitación — Mr. Popó lo guió.

Con sus pequeños pies, y ese cuerpo redondo se veía muy gracioso al caminar, pero los adultos se abstuvieron de reír, o decir que se veía tierno.

— Me voy Sr. Piccolo, de nuevo felicidades por su hijo.

Por una semana el padre tuvo que descansar para volver a tener su ki normal, una mañana se encontró con su hijo, quien por fin quiso hablar.

— Hola padle.

— ¿Cómo estás, Junior?

— Que oliginal pala ponelme el nomble — dijo serio, con una vocecita chillona, adorable.

— Cuando aprendas a hablar bien, critícame enano — le dio la espalda — mañana empezarás tu entrenamiento, ahora ve a meditar si quieres.

— ¿Pol qué no hoy?

— Tengo que conversar con Dende, he visto que tienes poderes mágicos, veré con él la mejor forma de ayudar a desarrollarte sin la posibilidad que te vuelvas a la oscuridad. Seguramente serás un super namek.

— ¿No quiele que sea como el abuelo?

— Exacto. Además si yo digo algo no me cuestiones sabandija, soy tu padre, respétame.

— Como diga, honorable padle— le respondió el pequeño con acento irónico, se fue muy digno a su habitación, pero al entrar se tropezó con el marco de la puerta, cuando quedó en el suelo movió la puerta con su poder mental para que se cerrará, y no seguir escuchando la risa de su padre.




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