¿cuál es mi destino?

Parte 2

Piccolo quería que Junior tuviera más controlados sus poderes antes del encuentro con los otros Guerreros Z, no deseaba que se cayerá al intentar volar, ni que hiciera explotar algo, por suerte el pequeño pudo aprender a mantener a raya sus poderes muy rápido, así que Bulma organizó una fiesta, donde padre e hijo fueron los invitados principales.

Su porte en ese momento era el de un niño terrestre de 3 años, deseaba usar un gi como el de su padre, pero éste siguió obligándolo a ponerse la que él tuvo de niño, se veía muy tierno con esa túnica, sobre todo caminando con esas piernas tan cortitas que a veces lo hacían tropezar.

Las mujeres estaban reunidas en una mesa, cuando el niño caminó cerca de ellas Videl quiso hacerle cariño en la cabeza, y acomodarlo en sus brazos, pero él se quitó de mala manera.

— No soy un bebé, respéteme — dijo mirándola molesto.

— Disculpa, solo quise... — no pensó que él reaccionara así.

— Sé que quería hacer... recuerde que soy hijo de Piccolo, no un muñequito.

El padre afirmado en un árbol con los ojos cerrados, escuchó lo que pasó, y sonrió suavemente.

"Me siento muy orgulloso de ti hijo" — le dijo por medio de la telepatia.

"No tiene que decírmelo, no lo hice por usted, sino por mí, no dejaré que nadie me trate como un juguete".

Vio a Trunks, Goten y Marron jugando, pero no se acercó a ellos, se mantuvo lejos analizando lo que veía.

— Hola, soy Marron ¿Quieres jugar conmigo? — la pequeña le sonrió muy amistosa.

Nadie se hubiera molestado con ella, excepto el namek que tenía al frente, dio media vuelta, levitó a una rama de un árbol, se sentó y se acomodó con los ojos cerrados.

— Dejálo, es igual que el Sr. Piccolo.

— Sí, vamos a jugar a la pelota.

Pero al rato la niña volvió al lugar, se esforzó para llegar arriba, cuando quiso caminar por la rama se resbaló y cayó, por suerte Junior no estaba dormido, la tomó en el aire y la dejó en el piso suavamente.

— Ten más cuidado — dio media vuelta para irse, pero ella lo tomó de la túnica.

— ¿Ahora si quieres jugar conmigo? — le sonrió tierna.

— Esta bien.

"Ahora entiendo porque padre prefiere tener a las mujeres lejos de él, son muy insistentes cuando quieren algo".

Al final los cuatro pequeños se hicieron amigos, aunque el namek era más cercano a la niña.

— Piccolo, se parece mucho a tu padre. No tienes miedo que sea como él — preguntó Yamcha nervioso al ver reír al infante, su expresión era maligna.

— Para nada, solo se divierte al ver como los humanos se preocupan cuando se pone así.

Esa noche los dos namek subieron tarde para Templo, Junior iba abrazado al pecho de Piccolo, pensando.

— Padre ¿Cree que seré como mi abuelo? — preguntó preocupado.

— ¿Por que piensas eso?

— Escuche a uno de los humanos que le dijo a usted en un susurro que yo era como Piccolo Daimaku.

— Eso solo tú puedes decidirlo...  — meditó un rato — nadie puede ir contra su naturaleza.

— Por eso usted dejó de lado la misión que le dejó el abuelo para convertirse en amigos de esos humanos.

— Algo así hummm — ya no quería seguir conversando.

— Padre ¿Por qué no quiere que conozca a otros humanos? — preguntó cuando notó menos molesto a Piccolo.

— La gente normal nos considera demonios. No todos son malos, pero el miedo los hace ponerse agresivos.

— No es necesario que me cuide de esa manera.

— ¿Quién dice que te cuidó a ti?

Cuando cumplió un año el pequeño bajo solo a la Tierra, su padre no se lo impidió, ni le preguntó nada cuando volvió, lo que comenzó a repetirse regularmente. A veces demoraba un par de días en volver, cuando regresaba se la pasaba mirando de lejos lo que los terrestres hacían, ya no entrenaba, estaba todo el tiempo meditativo. Una vez, para su mala suerte, en el lugar donde llegó todavía recordaban a Piccolo Daimaku.

— Miren, otro de esos demonios, pensé que ya no quedaban.

Lo persiguieron con cuchillos, hachas, y palos, Junior empezó a volar, pero uno de ellos logró tomarlo de la pierna y lo tiró al suelo, allí le dieron una paliza, trataba de controlarse para no hacerles daño, ya que estaba por perder la paciencia, por suerte Gohan estaba por allí, estudiando una nueva especie de hormiga, y sintió lo que pasaba.

— Dejénlo — se puso al frente del caído con los brazos extendidos.

— Es un ser maligno.

— Un demonio — dijo el que lo había tirado de la pierna.

— No es nada de eso, solo es un niño ¿Cómo pudieron hacerle esto? Ustedes son los demonios.

Como no logro calmarlos con sus palabras, tomó al pequeño en brazos y se fue volando, recogió su bolso y se fue del lugar.

— ¿Estás mejor? — lo vio muy golpeado, sabía que si hubiera querido los hubiera matado a todos, lo acomodó en una cueva, y lo hizo tomar un poco de agua.

— Sí — el niño miró al cielo, molesto — ¿Por qué me tratan así? Aunque me maltrataron yo no les devolví ningún golpe.

— Hay muchos que no han dejado de recordar lo que pasó con Piccolo Daimaku.

— No sé como Padre aguanta algo así. Ya una vez unos humanos me persiguieron, aunque ellos no decían que era mi abuelo. Cuando me vieron gritaron: mira esa cosa. Luego varios se juntaron para tratar de matarme... debí haberlos destruido a todos.

— Te llevaré con Dende.

— No, quiero quedarme aquí hasta que este bien. Vete — se dio vuelta para darle la espalda.

— Acomodaré un nuevo campamento lejos de la aldea, luego te llevaré allí.

Ya al anochecer, solo se escuchaba el crepitar de las llamas, el namek estaba en la carpa, el semi sayayin afuera, en un saco de dormir.

— Mi padre te tiene mucha estima.

— Él me entrenó.

— No habló solo como alumno.

— Debes descan...

— ¿Por qué le perdiste el miedo? Tengo algunos recuerdos de padre, él te golpeaba muy fuerte.




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