¿cuál es mi destino?

Parte 3

— Cuando conocí al Sr. Piccolo, él no sabía si seguir el camino que le había marcado su padre... al final con la convivencia con los guerreros Z decidió seguir lo que su conciencia le decía que era el correcto... pero eso no quiere decir que se unió al grupo, a él le gusta la soledad... debes aceptalo como es — por un momento ambos se quedaron en silencio — debes descansar — el medio humano sabía que su antiguo maestro se molestaría con él si sabía que había estado hablando cosas tan personales con su hijo.

— Hasta mañana Gohan.

— Hasta mañana Junior.

Cuando el jovencito volvió al Templo se quedó sentado muchos días mirando a la Tierra.

— ¿Qué te pasa enano? — su padre sentía que estaba demasiado complicado.

— ¿Porque nos odian? No les hemos hecho.

— Los humanos temen lo que no comprenden, aunque no todos son así.

— Quisiera conocer a alguno que fuera como dices.

Esa noche de nuevo Junior bajo del Templo, esta vez Dende quiso seguirlo, pero Piccolo lo detuvo.

— Tengo miedo que le pase algo malo... usted no sabe que...

— Le dieron una paliza hace poco.

— Usted lo supo.

— No quiero que viva en una burbuja... él puede convertirse en una fuerza del bien, o en una del mal, quiero que se defina pronto para que yo pueda tomar las medidas pertinentes.

En la Tierra Junior tenía miedo de ir a algún poblado, por eso se quedó cerca de la Torre Karin.

"Mejor me voy, no ganó nada quedándome aquí".

Pero algo lo mantuvo sujeto así, estaba por amanecer cuando vio a un grupo de hombres que llevaba a varios niños y niñas, con trenzas y ropa de cuero en una fila, amarrados, algunos lloraban miedosos. A Junior, que ya tenía la altura de un niño de 5 años, no le gustó como los adultos trataban a los pequeños.

— Deja de llorar — gritó el Jefe a una de las niñas — pronto tendrás otro hogar en la ciudad, tu nuevo papacito te va a querer mucho, te dará todo lo que quieras, pero solo si eres buena niña con él.

— No quiero otro papá.

— Si no fuera porque me darán menos si tienes golpes, ya verías quien soy yo.

"Ellos son malos, pero no me incumbe" — se dio vuelta para subir al Templo, pero al escuchar la voz de la pequeña humana no pudo irse.

— QUIERO A MI PAPA — la niña logró soltarse y corrió para huir, con tan mala suerte que fue atrapada inmediatamente.

— ¡¡SABES QUÉ!! Vale la pena que me den menos dinero por ti — levantó la mano para darle una cachetada, por suerte para la pequeña Junior se puso frente a ella, y recibió el golpe.

— Y este bicho de donde salió.

Apenas acabo de decir esas palabras, el namek lo golpeó, al ver lo que paso los adultos huyeron con el desmayado a cuestas, el niño de piel verde inmediatamente liberó a los niños.

— Gracias amigo — el mayor agradeció en nombre de todos — estos tipos nos robaron de la aldea, aprovechando que nuestros padres fueron a una ceremonia y volverán en unos días.

— Guiame a su hogar — tomó a la niña de tres años y la acomodó en su espalda.

En esos días Junior cuidó de los niños, por eso cuando vio que nuevamente se acercaban los secuestradores los alertó.

— Ahora no nos encontrarán dormidos, ataquen — gritó el mayor de los pequeños indígenas.

En medio de la lucha, llegaron los padres de los niños.

— Vamonos, dejemos a estos cobardes solos — dijo el Jefe de los delincuentes y se fueron rápidamente.

— ¿Qué pasó? — preguntó el jefe de la aldea a uno de pequeños de la tribu.

La niña habló, tenía de la mano a Junior.

— Padre, esos hombres malos nos llevaron con ellos, querían que fueramos a la ciudad para darnos nuevos padres (el padre se alegró que no hubiera entendido el verdadero destino que les tenían deparado esos delincuentes), por suerte Junior nos ayudó, luego nos cuidó, incluso ahora se enfrentó a ellos por nosotros.

Up, el jefe de la tribu que vivía en la base de la Torre Karin, y padre de la niña, se acercó serio al niño de piel verde, que al ver su expresíon se preparó para un posible ataque.

— Gracias valiente guerrero, desde ahora — alzó la voz — eres parte de nuestra tribu "Yükanna Doragon", tienes nuestra eterna gratitud.

El niño respondió con la misma solemnidad.

— Agradezco su amabilidad.

Luego se elevó al cielo.

— Padre ¿Junior es un ángel?

— Así es hija, es un enviado de dios.

El pequeño namek, al escucharlos, sonrió de lado. Cuando llegó al Templo le pidió a su padre que lo entrenará, algo habia cambiado en él, Piccolo no le dijo nada, pero por dentro entendió que su hijo por fin había decidido que haría con su vida.

Unos años más tarde, cuando ya tenía el porte de un humano de 20 años, el hijo del namek terrestre empezó a salir por meses, cuando volvia al Templo nunca decía que había hecho ni donde, a pesar de eso Piccolo se sentía orgulloso de su hijo, gracias a su habilidad de ver desde la plataforma el mundo humano, descubrió que Junior ayudaba a las personas.

No era como Daimaku ni como él, siguió su propio camino. Muchos años después, en el momento que la Tierra iba a explotar por culpa de las esferas negras, Piccolo y su hijo se reunieron, se comunicaron por telepatía, cuando terminaron ambos se dieron vuelta para seguir su destino. Junior ayudó a Kami Sama y Mr. Popó para embarcar en la nave, por eso al ver a los tres, los guerreros Z supusieron que el namek padre también había embarcado en la nave.

Cuando Junior y Gohan estaban ayudando a las personas a bajar de la nave, Piccolo se comunicó con su alumno, el joven namek escuchó todo, pero no se inmiscuyó en la conversación de su padre y el medio sayayin, sabía que era turno de ellos para despedirse, no dijo nada hasta que el planeta Tierra estalló.

— No grites así, párate y límpiate la cara, eres su más querido alumno, homenajealo como se merece, sigamos ayudando a quienes nos necesitan — a pesar de sus duras palabras y su actitud, el joven namek tenía unas lágrimas nacientes en sus ojos, mandó su último mensaje a su progenitor, que ya estaba en el más allá.




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