Ahí estaba yo, debajo de un mesón lago y grasiento, con el cabello amarrado con una coleta y todo sumergido en una gorra, con ropa de trabajo gigante, por lo menos tres tallas mas grande, con el rostros pálido casi fantasmagórico, trabajar en un local de comida rápida no es lo más divertido si me lo preguntan, mucho menos a las nueve de la mañana de un día lunes, cuando se hace sentir el dolor de cabeza por haber dormido poco el día anterior, no soy de las personas que sufren de insomnio, solo soy el tipo de chica romántica que se puede quedar despierta toda la noche para leer novelas.
Después de un buen rato de limpieza, de mugre y grasa, del calor sofocante de los fogones y el vapor del fregadero y por si eso fuera poco me tocaba escuchar las historias "románticas" de Camila mi jefa, a pesar de que tenemos casi la misma edad, sus amoríos son muy clasificación A de adultos, y no es que yo sea mojigata ni nada de eso, pero escuchar como acaba su noche en un motel barato comiendo hamburguesas por culpa del tacaño de su novio, créanme que no es la mejor manera de comenzar el día y mucho menos la semana.
Cuando decidió por fin dejarme terminar con mis labores de limpieza profunda, recuerdo haber sacado ese termino de mi madre, ellas siempre decía los fines de semana cuando estábamos todas mis hermanas reunidas, "hoy toca hacer limpieza profunda", es como si tuviésemos que adentrarnos en un mar de polvo y selvas de ropa, en fin mientras estaba en las profundidades del piso en el local de comida rápida, escucho un suave murmullo desde la caja de pago, algo como:
- Hola, hay alguien?- daahaah, obvio que hay alguien, o piensan que el local es atendido por fantasmas, no lo dije, pero lo pensé.
La obviedad en las personas a veces me sorprende, pero mi paciencia es infinita y con cara de pocos amigos me levanto para responder con la sonrisa sarcástica pero la menos psicótica, levanto la cabeza para ponerme a la altura del desconocido y fue ahí cuando mis intenciones se desinflaron de inmediato, ver esos ojos color miel viéndome tan profundamente y esos labios hermosos con una sonrisa casi burlona, sentí un vuelco en mi estomago, pensé en ese momento "O dios, por favor no permitas que vomité las galletas y la leche en cajita que tome durante el desayuno", mi sueldo era una miseria y sólo para eso me alcanzaba, derrepente me escuché diciendo con palabras atropelladas y confusas.
- Hola en que te puedo ayu-yu-yudar...- poco se entendió por la mascarilla en mi boca, por suerte la tenia puesta o la linea de baba que suspendía de ella se habría notado.
- Hola, perdón cómo te llamas?
- Eehh...Niiicole....eeh si me llamo Nicole.
- Nicole..hola...sabes, soy del local de entretención para niños que está enfrente y necesito saber si tienes algo de efectivo para cambiar? - de toda la frase me quede con el "hola" y "soy del local que está enfrente", es todo lo que necesitaba saber.
Su voz era hermosa igual que su boca y esos hoyuelos que se le forman al sonreír, no es que fuera mi tipo de hombre, si no que era toooodo mi tipo de hombre, era alto de cuerpo atleta, no muy delgado, con su tono de piel crema, su cabello oscuro y ese corte de pelo como Erik de la sirenita, que a mi favor y según yo, es el príncipe más lindo y sexy de todos. Mi corazón se acelero a mil, y no sé de donde saque una neurona para responder.
- Eh-ee-ee...mi jefa salió a buscar unas cosas yyyy.. ella tiene llave de la caja registradora - quise que ese momento fuera eterno, que saltara el mesón me tomara entre sus brazos y me besara de la formas más sensual y eróticamente posible y....demonios..., escuchar los relatos de mi jefa esa mañana me estaban afectando de una manera loca.
Al parecer me sumí en mis pensamientos fogosos por más de un segundo, porque puso cara estar descifrando la mía y respondió en tono burlesco nuevamente.
- Me puedo quedar a esperarla- y me sonrió... y yo morí.
Cuando por fin llegó la ninfómana de mi jefa y lo vio, se acerco toda coqueta barata, pobre que alguien le diga por favor que se ve muy patética a su edad.
- En qué te puedo ayudar guapito?- mi estomago se revolvió y me dieron ganas de mandar a callarla, por ser tan desvergonzada la muy ....!!!
- Le preguntaba a Nicole - dijo refiriéndose a mi-, si es posible que me pueda sencillar algo de efectivo, soy del local que está enfrente- le dijo con cara neutral y voz tensa - se había sentido incomodo? punto a mi favor... creo.
Mi jefa se acerco a la caja registradora y le entrego el cambio, esta intento tocarle la mano para continuar su conquista, pero él la retiro dándole las gracias y dejándola con ganas de más, ella con el orgullo destrozado se dirigió hacia su oficina toda desinflada
En ese momento cuando voltee mi cabeza, veo que camina a donde estaba yo, mi corazón comenzó a latir cada vez mas fuerte, el aire se escapaba de mis pulmones, todo mi cuerpo se paralizo y se acerca cada vez mas y mas, luego me dice entre susurros.
- Jamás había visto algo tan lindo hasta hoy y sólo han sido tus ojos- y así se dio la vuelta y regreso por donde venia.