Capítulo 3

Lo siento por tardarme, el archivo se dañó y todo lo de este capítulo que había escrito se perdió, pero si reconozco que hace unos días lo tebía terminado pero mi mejor amigo gastó mucho de mi tiempo, además de que me pasó algo increçible, mi papa pe regaló todos sus libros en físico, es verdad que algunos es cierto que no me gustan demaciado, pero son más de lo que imaginé, estpy emocionada, pasen por mi insta emily_lorenz49 si quieren ver un poco de eso, por cierto losherrores decidí corregirlos al final, porque el internet donde vivio es algo complicado, así que cuando esté acabada la historia la sacaré y en unos meses o semanas la resubiré corregida, en fin continúe con su lectura

Capítulo 3

Correr de los problemas los aleja, pero no los desaparece.

Me dedicó una mirada para nada sorprendida, como si aquello fuera algo que se preguntara todos los días, sonrió, esa sonrisa torcida que tanto odiaba porque sabía que era falsa, pero ¿Quién era yo para decir nada al respecto? Después de todo, mis sonrisas traían una etiqueta de "made in china" pegada.

- Bueno, esconderse es no dejarse ver, pero tú me ves, todos lo hacen, entonces ¿Cómo es que me estoy escondiendo, Tasita?

Lo miré transmitiéndole toda mi indignación antes de responder.

- No juegues conmigo, Kursk.

- No lo hago, Shim- respondió con simpleza.

Bufé ofendida y le apunté con mi índice.

- No es cierto, jugar es lo que haces con todos para crear una distracción, para que no te vean, porque si que te escondes, no te dejas ver completamente, solo por partes dependiendo de cómo te convenga ser visto en el momento, porque te consideras monstruoso cuando te ves completamente, de eso te escondes Weyn Kursk, de todo y de todos-al decir eso me sentí como si estuviera hablando de mi y no de él.

Su respuesta fue un susurro triste que apenas pude entender.

- Todos tenemos la capacidad de ser monstruos, Tasita.

Asentí, pero no dije nada, él tampoco.

- ¿De qué te escondes tú Mira Shim?- preguntó volteándose a verme luego de un rato.

Me tomé mi tiempo para hablar, medité sobre mi situación, mis miedos y todo lo que me había pasado después de ese diecinueve de julio donde todo se volvió cada vez peor. Luego de mi boca brotaron las palabras que tanto temía decir, porque desde que todo ocurrió, entendí que cuando le temes a algo y lo dices en voz alta, ese temor se vuelve mucho más visible, más palpable, aterrador, más...real.

- De todo y todos, pero sobre todo, de mí, porque soy mi propio monstruo.

No dijo nada, no se movió, no hubo reacción, se quedó tan quieto, tan ausente, que ni siquiera parecía estar allí, ahora entiendo que quizá era porque en realidad no lo estaba.

Comenzó a pasar el tiempo, nunca sabré decir si fueron segundos u horas, solo sé que se sintió como si, de alguna forma, ya no fuéramos él ni yo, como si no fuésemos nadie y no tuviéramos historias dolorosas ni heridas sangrando.

Lo miré de reojo y pude ver que ya no había sonrisa torcida ni estaba presente la expresión de burla hacia el mundo que cargaba desde que lo vi, solo quedaba silencio y vacíos.

Se giró por fin y se puso de pie para posteriormente acuclillarse frente a mi donde mis ojos permanecían mirando mis pies descalzos, pero en realidad me encontraba a kilómetros y años de allí, en un pequeño hospital esperando un diagnostico. Tomó mi barbilla con dos de sus dedos y me hizo levantar mi cabeza y mirarlo.

- Todos lo somos.

Fruncí mi cejo mostrando mi confusión, a lo que él resopló en molestia.

- Todos somos nuestro propio monstruo, somos el nuestro antes de ser el de alguien más, nadie te puede atormentar más que tú mismo porque conoces todos tus miedos, inseguridades, y heridas, así que no eres solo tú en esto Tasita, ese, es el secreto que sabe todo el mundo pero nadie dice: todos somos monstruos de una u otra manera.

Me soltó y volvió a su sitio sin decir una sola palabra más en toda la noche, yo tampoco lo hice, porque en realidad no había nada que decir, ¿De qué más podían hablar un par de chiquillos que aún no conocían la magnitud de los cortes que tenían en el alma?

Cuando la oscuridad que nos cobijaba comenzó a desaparecer para dar paso a un día nuevo, me levanté para irme aún sin hablar. Él siguió sin moverse, sin mirarme ni emitir sonido alguno, incluso cuando le revolví por un breve segundo el cabello lleno de puntas plateadas a modo de despedida y sabía que se había dado cuenta de mis intenciones, pero no me preguntó ni reprochó nada.

Pero antes de cerrar la puerta y aventurarme de nuevo en mi soledad, dije lo que esperaba fuera las últimas palabras que cruzara con él.

- Incluso cuando no nos damos cuenta estamos siendo monstruos, creo que a fin de cuenta, desde que comenzamos nunca dejamos de serlo.

<<La noche había acabado y con ello la reunión de almas rotas>>

(...)

Gemí de alivio cuando por fin logré terminar todo el informe de Física. Dios, este tipo de cosas debería ser considerada tortura en alguna parte del mundo.

Miré por la ventana de la sala hacia el lago y retazos de la noche anterior vinieron a mi cabeza pero la sacudí y los devolví al lugar oscuro de donde venían, no era momento para pensar en eso, quizá nunca lo sería.

Recogí rápidamente todo lo que había desperdigado por el piso en mi intento de comodidad para realizar el informe y crucé la puerta. Caminé con calma por el viejo camino hecho a través de la hierba con el pasar de los años.

Me detuve en el pequeño muelle y me senté con mis pies colgando muy cerca del agua, muchos de los mejores momentos de mi corta vida pasaron ahí.

La verdad, es que todos los lugares, incluso en los que no pensamos demasiado al estar en ellos, cuentan una historia, algunos fueron comienzos, otros el medio, y algunos pocos más tuvieron que ser el fin de innumerables historias. Eso es ese muelle para mí: Mi historia, fue mi feliz comienzo, y mi oscuro medio, supongo que era justo que fuera también mi desgarrador final.