Cualquier cosa por ti

Cap.5

Si no puedes adelgazar, as que engorden tus amigas 
 

Samanta:

Estamos esperando a Camil desde hace un buen tiempo en la plaza del pueblo de Raarta, sofí ha ido por unos helados mientras la espero sentada en una banca, veo como los niños juegan, más que todo se basan en los típicos juegos de la escondite, y la ere.

Por el aroma distingo que todos son licántropos, aunque hay cierto olor acido que me llama la atención un poco, pero no distingo de donde es.

- ¡Sam! – escucho la voz de Camil detrás de mí.

- ¡Hasta que por fin! Ya me iban a salir raíces esperándote – ella ríe irónica y me saca el dedo medio, señal de: Puedes irte a la mierda.

- ¿Sofía? – pregunta viendo a los lados. Señalo detrás de ella.

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- ¡¡Ya bájale al pico!! Vas a rodar – grita Camil llamando la atención de los que nos rodean.

- ¡Tú cállate! – refunfuño mientras acabo mi porción de lasaña.

- As pasado todo el día tragando, pareces una cochinita ¡Sin ofender Sofí! – sofí se encoge de hombros.

- No tendría de por qué ofenderme.

Me dan ganas de reír justo cuando estoy tomando un trago de Coca-Cola, ¡¡Por Dios como arde!!

- ¡Aaaaaa! DUELE… – me pongo las dos manos sobre la cara.

- Que desastrosa eres – Camil se para y empieza a limpiarme con una servilleta – mil años después y sigues siendo una cría ¿A qué aspiras en un futuro?

- Si me vas a regañar no hagas nada – le quita la servilleta.

- Bueno, tengo algo que quiero mostrarte, vamos a la plaza de nuevo – hago un puchero mientras me pongo de pies junto a sofí.

Estábamos en un pequeño café, es muy lindo, huele a jengibre, café y un poco a miel. Tiene una gran ventana que deja ver todo el café, tiene un color crema las paredes y el piso es de madera.

Luego de caminar unos minutos, y meterle el pies a Camil cada vez que caminaba lento, detesto a las personas que les gusta ir adelante y caminan más lento que una vieja de 60 años con una rodilla jodida, despiertan en mí el instinto asesino, y no puedo evitar meterles el pie.

- ¿Qué hacemos en la fuente? – pregunta sofí.

- Luego de estar unos días aquí, he practicado con mi mama

- ¿Practicado? – pregunta un poco confundida sofí.

- Si, ya veras

Extiende su mano y la mueve con suavidad, de pronto sus ojos desprende una luz de color naranja, pronto el agua empieza a subir en forma de serpiente, pronto toma la forma de una orquídea, la flor favorita de Camil.

- ¡Increíble! ¿eres una bruja? – sofí se ve muy sorprendida.

- ¿ESTAS LOCA? ¿acaso me ves cara de que me gusta estar montada en un palo? – le pregunta Camil exasperada, una extraña vena atraviesa la mitad de su cara.

¿Y eso va al caso?

Yo tampoco entendí lo del palo, fuera captado si menciona una olla, una verruga, algo así pero… enserio que no entendí

- Es descendiente de una sacerdotisa – le explico subiéndome en el borde de la fuente – su madre es una sacerdotisa, mejor dicho, hija de una, por eso los poderes de Camil. Pertenecen al templo de artemisa

- Su mama… ¿Su mama no es tu niñera? – sentimos – ¿Por qué tu niñera es una sacerdotisa?

- No lo sé – respondo sincera – cami ¿puedes hacer una escalera para que llegue a la rama de ese árbol? – señalo a un gran roble. Ella asiente y procede a hacer pequeños escalones.

- ¿quieres ver un truco de magia? – sofí asiente mientras sus ojos brillan de alegría – está bien

Chasquea los dedos de pronto aparecen los últimos escalones para llegar a la rama, muchas personas nos ven con atención, frente a mi aparece un bastón de agua que pronto se solidifica, lo tomo en manos y lo clavo en el roble, este se cubre de escarcha como si hubiera nevado, sus ramas y hojas son totalmente blancas, empiezan a caer copos de nieve en forma de pequeñas hadas haciendo una hermosa danza mientras caen.

- ¿Lindo verdad? – pregunta Camil con una enorme sonrisa.

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Luego de hacer su demostración muchos niños le pidieron a Camil que hiciera otras demostraciones, yo quise cobrar por hacer el espectáculo pero lo único que pude cobrar fue una patada de Camil en mis costillas, aun me duelen. Ya terminada la tarde decidimos ir a casa, Camil se fue con uno de los choferes de mi abuelo, yo me encargue de dejar a sofí en su casa para ir a la del ogro.

Al llegar noto unos autos estacionados al frente, un olor como antiguo se hace presente, es como cuando uno guarda algo mucho tiempo y toma un olor raro… le doy poca importancia y paso, cerca de las escaleras que están cerca de la entrada se encuentra Nicolás teniendo una conversación con un hombre de unos 50 y tantos y unos hermosa mujer de unos 27 o menos, eso es si lo describe un humano, y para mi es igual ya que no tengo modo de saber si son mayores o menores de esa edad ya que envejecemos lentamente.




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