Cuando a mi vida llegó

Capítulo Cuatro

 

"Estar con estas dudas existenciales todo el tiempo me están matando lentamente, no puedo seguir de esta forma.

No quiero secarme por la tristeza que me inunda el alma y no me deja avanzar. Quiero dejarlo atrás pero siento que nunca puedo avanzar aunque ponga de mi parte hay algo que me ata a los malos recuerdos.

Por lo que concierne a Abraham no sé qué pensar por más que lo quiero alejar no sede y hace que me moleste al igual que un sentimiento de alegría algo extraña me invada. Necesito a mi amiga, pero la misma no me responde.

Me estoy perdiendo y siento que si nadie me ayuda será mi fin."

***

Lo único que puedo ver son las enormes casas que ponen en mi camino en la búsqueda de la casa de Abraham.

Justo en este momento quisiera haber aceptado la oferta de él y aceptar su número, pero solo que siempre he sido terca en el hecho de no quererle cerca de mí.

Casas y más casas. Es todo lo que he visto durante varios minutos, siento que el camino en el carro de mi madre nunca acabará, siento un suspiro salir de mí y eso hace que mi madre me mire de nuevo.

─ ¿Segura que te encuentras muy bien y quieres hacer lo que se te encargo? ─ pregunta por tercera vez. Yo la miro de nuevo y solo puedo sonreír un poco.

─Mamá hay cosas importantes en esta vida, como lo es pasar el ciclo y no reprobar ninguna materia─ miro hacia el frente y otro suspiro sale de mi sin querer que eso suceda─. Puedo descansar después.

Ella solo se queda callada y sigue en la gran búsqueda de la casa de Abraham. Las casas siguen y siguen apareciendo hasta que veo el anuncio de una de las calles lo cual que me parece muy conocida.

Mi madre también lo notas así que lo siguiente es solo encontrarla casa de este chico tremendamente terco.

Sonrío levente al ver que es una casa enorme, hermosa pero que tiene ese toque hogareño que la hace diferente a todas las demás casas llenas de lujo y elegancia.

***

─ ¿Cómo vamos a hacer el proyecto Abraham?

─ ¿Cómo quieres que lo hagamos? ─ dice y me sonríe.

─El doble sentido que le otorgas a las cosas no me es para nada agradable, Abraham─ digo mirándolo a los ojos para que note que mi desagrado es real─. En verdad que estoy buscando la forma de que tú me agrades un poquito y eso en vez de llevarte uno dos paso hacia el progreso, como supongo que lo esperas, te lleva cinco pasos hacia atrás.

"Conmigo no busques mi sentido del humor con cosas tan banales como los placeres carnales. No va conmigo.

Lo miro y él parece exasperado de ver que no logra lo que desea conmigo. En parte lo considero genial porque sabe que no será fácil encontrar mi otro punto débil.

─Lo lamento, pensé...

Es momento de interrumpir.

Yo ni por un momento seré como las demás chicas, siento que es ser como mi hermana y ella me llevo a la persona vacía que soy hoy.

─No pienses que soy de fácil sentido del humor, ni mucho menos pienses que soy de las personas que le dices un chiste con doble sentido y lo tomara con gracia. ─ digo y no lo miro─. Jamás seré de esa forma.

No dice nada y me parece perfecto que no lo haga, quiero solo dejar de lado esto y continuar con mi proyecto.

"Sera mejor que continuemos con el proyecto que no hemos empezado.

─Si, me parece una buena opción.

─Bien─ digo y como su computadora─, puedo.

─Claro, adelante.

El solo se limita a decir y levanta para luego perderse por uno de los pasillos de su casa, supongo que busca algo.

Comienzo con una búsqueda rápida para darme una idea de lo que podría tratar nuestro proyecto y entonces solo recuerdo que no he visto cuales son las características, los criterios y todo lo que tiene que ver para un buen trabajo. Busco con la mirada mi mochila y solo me encuentro con el causante de mis dolores de cabeza, me sonríe y yo alejo la mirada.

Encuentro mi mochila y dispongo a ir por ella, pero él se me pone en frente mío y me obstaculiza mi camino, hago el intento de ir por un lado de él, pero de nueva cuenta me impide ir por ella.

Solo me mira.

─ ¿Te quedaras mirándome e impidiéndome que me acerque a mi mochila lo que resta del día? ─ pregunto mirándolo a los ojos─ Porque te recuerdo que tenemos un proyecto que hacer.

No dice nada, solo me mira y no me está gustando que me mire mucho. Comienzo a dar la vuelta y él solo decide tomarme me de los hombros y acercarme a él, no me gusta lo que está haciendo y eso me está inquietando.

Estoy a punto de gritar cuando siento que su boca contra mi mejilla y eso me quita el aire de mis pulmones. No sé qué hacer así que solo me quedo quieta y me dispongo a sentir todo, por el momento no quiero hacer otra cosa más que sentir.

Me resulta muy contradictorio que ahora no lo quiera alejar, pero siento esa extraña sensación de bienestar al sentir sus labios en mi piel y que me cause algo que no sea repulsión. Quiero más y no lo quiero a la vez.




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