Cuando a mi vida llegó

Segunda guerra mundial. Los caminos de la creatividad

 

─Bien hemos terminado de comer y tú has dicho que me mostrarías las portadas que has hecho─ dice Abraham mientras subimos por las escaleras rumbo a mi habitación.

─ Si eso es verdad─ respondo, pero no lo miro─, pero eso no lo puedo hacer hasta que lleguemos a mi habitación Abraham.

─Lo siento.

─ No tienes por qué disculparte, solo aclaro un punto.

Él ya no dice nada y creo que me alegra un poco que sea de esa forma.

Mi casa es grande pero no tanto como la suya. Veo que él esta maravillado con mi casa aunque no sepa la razón. Llegamos a mi habitación y yo voy directo hacia mi computadora para buscar las portadas.

─Estas con las portadas que he hecho─ le muestro varias y el parece analizarlas─ dime la que te guste ahora vuelvo.

Cuando vuelvo el me entrega una lista de las portadas que le gustaron.

─ ¿Ahora eres mudo? ─ pregunto, pero no responde. ─ Bueno lamento ser tan hostil aunque así es mi forma de ser.

─Esa es la que más me gusto─ dice luego de un rato y yo sin querer hacerlo ruedo los ojos. Es tan infantil. ─, pero creo que deberíamos hacerle unos cambios para que se viera mucho mejor.

─Claro, dime y ahorita la corregimos.

Pasan los minutos y la portada se mira aún mejor de lo que ya se miraba, esa era la que sin duda era mi favorita, pero los cambios que hemos hecho sin duda la mejoraron bastante.

─Ahora se ve digna de nosotros.

─ ¿Nosotros? ─pregunto.

─Si de nosotros, personas geniales que merecen más que el valor establecido en este trabajo.

Me limito a sonreír y me dispongo a guardar la portada.

"¿Tu dibujas? Porque supongo que esas imágenes que has puesto ahí no se encuentran en Google.

─Si, yo los he hecho ─ digo y siento mis mejillas un poco calientes. ─ aunque no es nada del otro mundo.

─ Muéstrame tus dibujos.

─No lo creo.

─Yo creo todo lo contrario.

Toma mi computadora y se encierra en el baño, no logro alcanzarlo así que espero no vea algo embarazoso ni nada por el estilo.

─ ¿Así que te has tomado el tiempo de dibujarme Noa?

Mis ojos se abren y solo pienso en todos lo que he hecho de él.

─Mierda─ susurro y me dirijo hacia la puerta del baño. ─ ¡Abre esa puerta Abraham!

─No lo creo─ responde pareciendo muy divertido─ me parece interesante que me hayas dibujado. 




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