Cuando a mi vida llegó

Capítulo catorce

 

"Las almas pueden estar hechas de cualquier cosa o solo bien no pueden existir, pero entonces comprendí que aunque existan la posibilidad de no poder comprobar su existencia, en este momento de mi vida sentía que por primera vez mi mente y alama se encontraba en paz, tranquila y feliz.

No sabía cómo es que podía sentir lo que ahora sentía, pero podía asegurar que era correcto e inigualable."

Mi respiración se sentía aún muy agitada y no sabía si volvería a su estado normal, pero entonces me puse a pensar en todo lo que había sucedido y comprendí que no podría quejarme de nada cuando había sentido tanto.

Seguí acurrucada a su cuerpo sintiendo todo lo que se me permitiese de su cuerpo, me causa vergüenza sentir su desnudes con la mía. Sentir su piel con la mía igual de sudorosa.

Decidí cerrar mis ojos para poder recurar un poco de mi energía y ver si podría al menos decaer un poco el ritmo de mi respiración, tapándome más con las sábanas con la esperanza de poder descansar sin recordarme lo que habíamos hecho.

» Sus manos se habían ido alejado de mi trasero para hacer un camino por mi espalda y luego seguir por mis brazos, una vez sus manos tocaron mis manos sus dedos se entrelazaron con los míos.

El beso cada vez se convertía más presuroso, como si su vida dependiese del que nos estuviésemos besando de esa forma. Todo se sentía tan intenso que en lo único que pensaba era en cómo mantenerme lo más cerca de su cuerpo y que ningún centímetro de piel se alejara de la mía.

─Tengo miedo ─me escuche decirle al oído ─.

Sus manos dejaron las mías para rodearme en un fuerte abrazo.

─No tengas miedo Noa, yo no podría hacerte daño conscientemente ─ dijo suavemente en mi oído ─. Si no quieres que vayamos a otro nivel dímelo, yo parare y esperare cuanto tiempo sea necesario.

─Te quiero ─ dije y lo abrace fuertemente.

Las caricias volvieron a hacerse presente y cuando menos lo esperaba los besos también, fue un recorrido bastante intenso, pero entonces sus labios hicieron un camino por mí mandíbula hasta que comenzó a pasarlos por mi cuello. Inconscientemente hice mi cabeza hacia atrás para que él tuviera más espacio... «

─ ¿Noa? ─escuche la voz de un muy adormilado Abraham.

Hace mucho tiempo que mis sueños tan vividos sobre lo que había sucedido la noche anterior me quitaron el sueño, así que me senté en la cama para verlo y vi como escondía su cabeza en la almohada, reí por eso y me incline para darle un beso en el cuello, pero ni siquiera se movió.

─Hola ─susurré y volví a besarle el cuello mientras que mis manos inconscientemente se dirigían a sus sube cabello ─ ¿Dormiste bien?

Él se removió en la cama y yo solo me senté correctamente para que él se acomodara como quisiera.

Había dos palabras que me podrían describir en este momento y que serían muy bien dichas para la expresión que tenía mi cuerpo y rostro seguramente. Felicidad y alegría. Me desperece y me dirigí hacia la orilla de la cama para ir directo al baño cuando recordé que aún me encontraba desnuda, así que seguramente con las mejillas sonrojadas tome una sábana y cubrí con ella mi cuerpo para poder llegar a mi destino y encargarme de las necesidad que por naturaleza mi cuerpo me estaba exigiendo en este momento.

Camine directo a el mismo y cuando me tope con mi reflejo me di cuenta de que la imagen que reflejaba el espejo era muy diferente a la que hace unas semanas yo me topaba cada vez que había la oportunidad. Seguramente no era un cambio físico realmente notorio para las demás personas pero sabía que yo, Abraham y quienes me conocieran en todas mis etapas lo notarían; había un cambio en mí y sabía que era para bien.

Tarde lo que tuve que tardar para encontrarme lista y aun así me quise quedar un poco más dentro por una absurdo temor que nació de último momento en mi mente, por muy estúpido que sonara había una miedo remanente que me impedía salir pensando que el chico que hasta hace unos minutos se encontraba a la mitad de estar despierto completamente me rechazara cuando tomara el domino completo de todas sus facultades, es tan estúpido como el estar parada aquí dentro de un baño envuelta en una sábana.

Respire hondo en varias ocasiones repitiéndome mentalmente que Abraham no me rechazaría o se arrepentiría de lo que sucedió, así que apropiándome de una valentía que mi cuerpo no poseía tome el pomo de la puerta para abrirla. Camine lentamente como si de una ladrona se tratara de que cuando levante la vista y mire directo hacia la cama me encontré con la mirada fija en mi de un Abraham muy despeinado y aun adormilado, sonreí por lo tierno que lucía de ese modo y él me devolvió una sonrisa mucho más grande.

─ ¿Por qué caminas tan cuidadosamente? ─ pregunto Abraham.

─Porque no quería despertarte.

─Seguro que era por eso ─dice viéndome con los ojos entrecerrados pero luego sonríe dejando atrás esa mirada acusadora que me dedicaba ─, si planeabas huir te lo digo ahora, voy a frustrar tus planes. Así que deja las tonterías y ven a acostarte conmigo otro rato más.

Lo mira con la boca abierta. Aun me sorprendía su talento para poder leerme por lo que negué brevemente con la cabeza en modo de reprimenda para mí y me acerque a la cama con una sonrisa en el rostro, cuando me encontraba a su lado me acurruque y cerré mis ojos.




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