Cuando a mi vida llegó

Capítulo diecinueve

 

 

“Puede la vida ser cruel, como puede que la misma sea maravillosa. Me encuentro en este paradigma sobre saber como es la vida en este momento, todo es confuso y nada alentador. Sin embargo, parece que siempre hay una luz que me hace querer seguir y no dejar atrás.

Quiero paz como la que el mundo quiere. Quiero amor, pero sin ningún tipo de daño o toxicidad. Quiero tranquilidad, pero sin el temible temor.

Quiero felicidad.”

 

Ella se ha ido, la bebé se marcho y aunque no lo quiera aceptar me duele y sé que a Abraham también le duele, pero no es momento de querer derrumbarnos por lo que parece y eso también me duele.

─Sonríe un poco, amor ─me dice al odio ─. Yo también la extraño mucho, pero sabes que no tenemos la edad para tenerla. Tal vez podremos casarnos porque después de todo estamos juntos, pero sabemos que aun terminamos de estudiar y no trabajas Noa.

─Entonces, ¿De qué vivimos? ─pregunto un tanto molesta por la situación ─Porque no veo que trabajes o algo.

─Claro que lo hago Noa ─dice con voz tranquila ─, mis padres tienen fortuna que con el paso de los años ha ido creciendo a base de esfuerzo y mucha dedicación a la empresa que un día solo representó un sueño. Soy parte de ese querer algo bueno para la familia, de posicionarse y dejar una huella en el mundo para que nada nos falte en el futuro, y aunque te parezca increíble soy su empleado porque quieren enseñarnos que nada en la vida se gana sin esfuerzo. Al menos en la vida real.

─ ¿Empleado?

─Sí, la fortuna de mis padres no ha nacido de la nada cariño ─contesta. Lo veo caminar hasta mi lado y sentarse haciendo que me siente en su regazo ─. No es mucho el trabajo que desempeño dentro de la compañía por el momento porque solo soy un estudiante, pero me pagan por lo que hago ahí; solo que no había tenido oportunidad de decírtelo.

─ ¿Por eso llegas tarde a veces? ─no puedo evitar preguntar a lo que él asiente ─Bien, te creo. Lamento no tenerte confianza, Abraham.

─No te lamentes ─me dice besando mi hombro ─, yo no te había contado esta pequeña parte de mi vida aun cuando yo me encargué de inmiscuirme para saber todo de ti, o al menos una gran parte de ti.

Recuesto mi cabeza en su hombro y cierro los ojos para evitar derramar lágrimas. Sin embargo, se que no podría dejar este sentimiento ir porque de una forma estúpida y rápida me he encariñado a la bebé, pero él tiene razón, ni quiera he terminado la escuela. Incluso me he salido de ella por una estupidez lo más colosal posible.

─Soy tonta ─me encuentro diciendo de un momento a otro luego de nuestra charla sobre el llegando muy tarde a veces ─, no puedo creer que esa bebé me cautivara tan rápido y que aun así sabiendo que las posibilidades de que podremos quedárnosla eran nulas porque no estamos casados y tu empleo no es suficiente para proveer el bienestar a la pequeña, pero…

─Pero nada ─me interrumpe antes de pueda seguir con mis lamentos que de igual manera son estúpidas ─, no es tonto porque eres humana, sientes y eres más que una persona boba porque estas sintiendo y perdonando cada una de las cosas por las que pasaste.

» Permítete sentir, ilusionarte, pero sobre todo permítete crecer de la forma de la en que en su momento se te arrebató. No termas por decirme todo lo que sientas, yo estoy aquí para escucharte y hacerte ver que todo conmigo es amor y respeto.

─Gracias.

Por mucho tiempo me he sentido de una forma en la que ningún ser humano debería sentirse, por mucho tiempo sentí que las personas miraban más allá de una chica con rostro tiste y vacío. Pero al pasar el tiempo mi mente comprendía y se me resignaba a no estar bien conmigo misma, a no seguir con la vida como las personas lo hacían normalmente. A vivir como lo hacían mis compañeros.

Lo quise por mucho tiempo, en verdad que lo deseé con la mayor de las fuerzas.

Cuando a mi vida llegó, no solo mi mundo se sacudió y lo que pudiera esperar cuando un hombre, niño o joven se acercaba a mí. Desee que se marchara y que me dejara con mi miseria y negatividad por la vida futura, pero en cambio todo lo arruinó y me hizo enamorarme de él. Me hizo caer por él y aunque yo no lo quisiera de esa manera, él de una forma u otra forma conseguía salirse con la suya.

─No agradezcas, amor.

Levante mi cabeza de su pecho y beso su mandíbula, eso hace que él sonría.

Supongo que ahora que conozco un poco más del sentir y que me permito derrumbar un poco más cada día de las barreras que en su tiempo construí alrededor mío me hace ver de cierta forma lo maravillosa que es la vida y lo maravilloso que puede resultar dejar que alguien te ame y amar sin temor a que algo malo pueda suceder.




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