Cuando Cae la noche

Capítulo 4

CAPÍTULO 4

 

Sergio estaba sentado en el sofá de color amarillo que le había regalado su hermana hacía 3 años. Allí en la oscuridad no dejaba de pensar que el asesino había entrado dentro de su casa y le había dejado ese artículo como una pista. Estaba claro que se divertía en ello y también parecía que tenía algo en contra de la policía.

Sus artículos le habían dado fuerza y ahora un hombre había muerto dejando a sus hijos sin padre. Parecía que la historia se repetía y él se sentía totalmente destrozado por todo lo que había sucedido por eso no dudó en tomarse el whisky que guardaba para ocasiones especiales. Llenó el vaso hasta rebosar y en cuestión de segundos lo engulló con mucha rapidez.

En ese instante tocaron la puerta era su hermana Jimena y los dos comenzaron hablar de todo lo sucedido.  El chico le explicó que el asesino había entrado a su casa y le contó que creía que el próximo objetivo sería Manuel López. Inmediatamente, llamó a sus compañeros y les dijo que fueran a casa del agente y que no lo dejaran ni a sol ni sombra.

-¡Vaya mierda!. ¡Todo es una mierda!- gritó enfurecida

- No supuse que esto pasaría. Yo solo quería expresarme. ¡No hicieron nada para buscar información de lo que pasó a nuestro padre!.  ¡Lo dejaron como un crimen estúpido de bandas!. Y sé que eso no es lo que sucedió. – comentaba mientras se rompía a llorar.

- ¡Ven aquí!- Ella abrazó a su hermano.

- ¡Lo siento!. ¡Siempre has sido más fuerte que yo!. ¡Ojalá fuera como tú!- lamentó Sergio

- ¡No te creas!. No sé si es bueno ser como yo, los chicos se asustan cuando ven que no necesito su ayuda. Tienen miedo a que una mujer sea independiente. He conocido a un chico en una red social- explicó la joven

- ¡Pero si odias todo eso de las páginas de ligar!- saltó su hermano.

- Sí. Sin embargo, me gustaría encontrar a alguien. ¿Sabes?. ¿Tú no?- le preguntó.

- No lo sé… Pero oye igual el chico ese puede ser un punto de inflexión

- ¿Piensas eso?. Vale quedaré con él. –

-¿Quieres Whisky?

-¡No!. Tengo que recibir un mensaje para saber que Manuel está bien. Antunez y Lorca han ido a su casa y me han dicho que me avisarían para ver que todo estaba bien. ¿Qué hora es?- dijo la policía.

- Son las 0:15 de la noche- contestó el periodista

- Es raro, me habían dicho que estaban cerca de allí ya tenían que haberme avisado. Tengo que irme.

- ¡Voy contigo!. ¡No quiero que te pase nada malo!- ordenó el chico.

- ¡Pero si has bebido!.

-¡Conduce tú si quieres!. ¡Yo no te dejo sola!

 

Ella aceptó y los dos subieron al coche de la hermana mayor, salieron disparados y en 15 minutos llegaron a la casa de Manuel Fernández. Se fijaron que el coche de los compañeros de Jimena estaba perfectamente aparcado. Lo extraño es que se sentía todo demasiado tranquilo y con mucha quietud.

Se bajó del coche y le dijo a su hermano que se quedara en el coche.  Él a regañadientes aceptó. La agente se acercó lentamente al vehículo de la policía lentamente sin hacer ruido y entonces al observar lo que había pasado gritó.  Su hermano salió inmediatamente del coche y se quedó consternado al llegar y darse cuenta de que tenían seccionada la garganta.

Llamó a más unidades para que fueran allí. Inmediatamente, se dirigieron a la casa, rompió el cristal de una de las ventanas para poder entrar. Los dos hermanos apenas podían ver todo estaba inmerso en la oscuridad. Intentaron encender la luz, pero no funcionaba, así que tenían que ir casi a ciegas. Poco a poco la iluminación de las ventanas les hizo ver mejor.

Llegaron a un despacho los dos notaron que el suelo estaba resbaladizo había algún tipo de líquido. Jimena estaba muy nerviosa podía ver la mesa del despacho y que algo se encontraba encima. Temerosamente, alargó la mano y pudo notar que era la cabeza de alguien miró sus manos y vio que era sangre.

Intentó no gritar por si estaba aún el asesino. Estaba demasiado nerviosa y el arma le cayó al suelo.  Sergio la vio y la cogió. De repente se escuchó un ruido, él salió corriendo otra vez la puerta se había cerrado.

Salió a fuera de la casa vio una sombra, y fue tras ella. Corrió hasta llegar a un callejón donde había alguien con aspecto de hombre girado de espaldas.

-¡No te muevas!- apuntó con la pistola.

- ¡Vaya  me has pillado!- contestó el desconocido

- ¡Si te mueves disparo!. ¡Me oyes!.  Gírate despacio - gritó.

El extraño se giró y reveló que era un joven de pelo largo oscuro, delgado, ojos negros como la noche y una barba que rodeaba su cara. El periodista se extrañó al ver que el supuesto asesino era un joven casi de su misma edad y parecía sacado de algún calendario de modelos masculinos.

-¡Así que eres tú Sergio!. No esperaba que nos conociéramos tan pronto. Pensaba divertirme un poco más. Pero las cosas no salen siempre como uno planea- dijo el hombre que no estaba nada asustado aunque había alguien apuntándole.

-¿Cómo conoces mi nombre?. ¡Supongo que del diario!- preguntó Sergio

- Conozco muchas cosas. Tú estuviste también en el asesinato de esas chicas.- contestó con frialdad.

- ¿Qué estás diciendo?

 - No has notado nada raro últimamente. Ves cosas que inexplicables ves mis asesinatos en el mismo momento que los hago. No obstante solo cuando yo quiero. Por eso no te he mostrado la muerte de esos estúpidos.

-¿Qué coño estás diciendo?- dijo enrabietado

-¡Parece que te he subestimado!. Llevo tanto tiempo por el mundo que a veces me equivoco. ¡Bueno eso lo hace más divertido!.

- ¡Te repito de que cojones estás hablando!- vociferó.

- ¡Dispara por favor!. Y te lo demostraré.

- ¡Vete a la mierda!. Si te acercas dispararé- gritó enloquecido.

 

El joven fue paso a paso en la dirección donde estaba Sergio y este asustado disparó, el impacto hizo que el joven se moviera para atrás. Pero inmediatamente se puso recto. El periodista volvió a disparar pero las balas no le hacían nada.



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En el texto hay: asesinatos, romance, intriga misterio

Editado: 01.01.2022

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