La vida suele ser tan imprevista, tan injusta, muchas veces la vida te deja probar las
gotas de su gloria para después darte a beber de su amargura, creo que lo más difícil
de estar en esta tierra es el hecho de poder recordar con añoranza aquello que pudiste
tener, el hecho de preguntarte una y otra vez como hubiera sido si cupido te hubiese
permitido estar con aquella persona con la que te flechó sin siquiera preguntarte, la
agonía del cuestionamiento del ¿Y si talvez? ¿Y si hubiera pasado? ¿Y si nosotros? ¿Y
si me hubiese quedado?... Si tan solo cupido no me odiara, talvez ahora estaría con él.
Dos años atrás, en los tiempos de preparatoria de Isabela Adams…
—¡Maldición qué tarde se me hizo! ¡Me quedé dormida! —dice Isabela apresurada.
—¡Necesito llegar a tiempo antes de que me cierren la puerta! Si por mí fuera ya no
vendría a esta escuela, gracias a Dios solo faltan seis meses para terminar el siclo
escolar y por fin podre ir a la academia de arte y estudiar lo que tanto amo ¡no perderé
la oportunidad de ser la mejor cantante de obras de teatro! —expresa Isabela con
entusiasmo.
Isabela corre con todas sus fuerzas predispuesta a recibir la ira de la prefecta que
cuida la puerta.
—¡Ya puedo escuchar a la señorita Sid gritar!
Después de una ardua carrera contra el tiempo, Isabela llega a la escuela y se
encuentra con su mejor amiga Camila.
—¿Qué le pasa a la señorita Sid? Está bien que se esté divorciando, pero no debería
desquitarse con nosotras, escuché que su esposo se metió con su mejor amiga. —dice
Camila molesta mientras se rocía perfume.
—Pobre, eso debe ser horrible. —exclama Isabela con pena.
—Como sea, debería ir al gimnasio, hacerse un cambio de look y luego restregarles a
esos infieles su nuevo amor, a un tipo más joven que ella ¿No crees que esa sería la
venganza perfecta?
—Eso es mucho drama jaja, quizá debería hacer esos cambios para ella misma.
—Mmm, sí, pero lo del nuevo amante suena divertido, cambiando de tema ¿Cómo me
veo? Después de clases saldré con mi novio, iremos al cine y después a cenar.
—¿Enserio? Genial, Té vez linda, me encanta cuando te sueltas el cabello, ese
perfume de mandarina huele muy bien, siempre lo has usado, ya es tu marca personal
jaja.
—No sé si es mi favorito o si ya me acostumbré, lo uso desde la secundaria.
—Huele bien. —Isabela sonríe con dulzura.
—¿No vas a preguntarme como te ves tú? —pregunta Camila mientras le acomoda el
cabello a su amiga.
—Ah, no, digo ¿Me veo mal? No tuve mucho tiempo de arreglarme.
—Que modesta eres, te ves increíble, ojalá tuviera tus pestañas.
Camila del rey era una chica popular en la preparatoria, era rubia de cabello semi largo,
alta de piel blanca y ojos claros, venia de una buena familia, sus padres se dedicaban a
los bienes raíces y eran amantes de la caridad y los buenos modos, ella era visionaria y
muy inteligente, no quería estudiar administración de empresas como sus padres, ella
quería ser actriz, amaba las cámaras y sabia como llamar la atención de las personas,
era sin duda una joven bella y talentosa.
Por otro lado, Isabela Adams era una chica sencilla, tenía algo que cautivaba a las
personas que la conocían, era amable, sonriente y algo ingenua, no tenía
aparentemente nada especial como dinero, una familia estable y esas cosas que el
mundo considera importantes, pero poseía lo más esencial, sueños, soñaba con ser
cantante y ser la protagonista de las obras de teatro de Broadway, tenía un cabello
largo y castaño obscuro, era alta, bonita y tenía gracia, eso la convertía en una chica
popular y admirable.
Ambas amigas tenian la atención de los chicos de su escuela, ellas y samanta, la típica
chica popular que se cree superior a todos, nadie sabía cómo esas tres siendo tan
diferentes se llevaban bien, bueno, eso se aparentaba.
—¿Ves a lo que me refiero? Esos tontos no te quitan la mirada de encima, en especial
Brayan, desde el primer año el pobre intenta quedar contigo.
—¡Claro que no! no me ven a mí. —expone Isabela avergonzada, ella siempre creyó
que Camila era superior en todo, más bella, más talentosa, a sus ojos era la mujer
perfecta y sentía que tenía suerte de ser amiga de alguien tan genial como ella.
De pronto Samanta las interrumpe con su escandalosa voz.
—¡Hola niñas! ¿Por qué tardan tanto? Tuve que sentarme un rato con esos locos, por
cierto, Isa, Brayan no deja de preguntarme por ti ¿Por qué te haces tanto del rogar? Es
el chico más popular de la escuela ¿Enserio no te gusta nada? Te haría un favor si sale
contigo, te daría ya sabes un aire menos aburrido.
—No me interesa salir con un tipo tan arrogante como el, cree que por el hecho de
tener dinero puede tratar mal a quien se le dé la gana, no soporto a los abusivos y no
me importa que sea el más guapo, popular, adinerado y aun si fuera el último hombre
de la tierra no saldría con él. —exclama Isabela casi ahogándose.
—Hay, que intensa, si no cambias de actitud te vas a quedar sola, además, ¿qué es eso
de que nunca has tenido novio? ¿No te parece raro Camí? Ósea no eres tan fea ¿No
serás lesbiana?
—¿Qué? —Isabela no puede contener su molestia.
—Ya basta Sam, no le insistas más, si tanto te preocupa Brayan ¿Por qué no sales tú
con él? harían buena pareja —dice Camila con sarcasmo.
—Talvez lo haga, a mí no me parece tan malo.
—Vámonos, ya llegó el profesor Cha. —Isabela se adelanta dejando atrás a sus
amigas.
—¿Ves? Le urge salir con alguien, es una amargada. —Dice Samanta enojada.