cuando cupido te odia

Una conexión especial

¿Qué era esa sensación en el pecho de Ivar? Se sentía como si en ese momento todas

las personas de la escuela hubieran desaparecido, como si solo existiera esa chica

nerviosa de ojos hermosos ¿Por qué le llama tanto la atención? Probablemente sea por

que fue la primera persona con la que interactuó, probablemente sea porque es la

chica más linda que haya visto en toda su vida, o quizás esta sea una de esas raras

conexiones a la que le llaman amor a primera vista.

—Isabela… —Susurra Ivar mientras la contempla.

—Muy bien chicos, ahora que están todos formare unas parejas para que comiencen a

trotar, obviamente lo harán con los tobillos unidos a los de su compañero, los que

lleguen primero a la meta podrán faltar a la siguiente clase, así que esfuércense.

—¿Es en serio? ¡Genial! —todos gritan emocionados.

—Las parejas quedarán de la siguiente forma, pongan atención.

El profesor da las indicaciones y aunque no todos estaban de acuerdo con la pareja

que les había tocado, nadie estaba más en desacuerdo que Isabela, a la cual le habían

asignado a Brayan, sintió como si un vértigo se apoderara de ella, tanto que le costaba

evitarlo como para que hoy tengan que estar atados por el tobillo.

—Estoy emocionado de que me haya tocado contigo mi amor —le susurra Brayan en el

oído.

—Por favor no hagas eso. —exige Isabela con incomodidad.

—¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa? —exclama Brayan con una sonrisa burlona.

—No me gusta.

—¿Por qué te reúsas a salir conmigo? ¿No te da pena que te esté rogando, por tanto

tiempo? —Brayan la toma de las manos y se acerca mucho a ella haciendo que Isabela

se sienta temerosa y apenada.

Por otro lado, Ivar mira la interacción de Brayan he Isabela, siente algo de incomodidad

al verlos tan cercanos y echa pequeños vistazos sin poderlo evitar, aunque sabe que

es absurdo sentirse mal por eso, pues no es nada suyo.

—Hola, nos tocó en el mismo equipo, soy Camila. —le sonríe con amabilidad.

—Hola. —le responde Ivar con una ligera mueca.

—¿Podrías amarrar nuestros tobillos? Se vería mal si yo lo hago. —expone Camila

mientras se coloca el cabello detrás de la oreja.

—Claro, dime si Te lastimo.

—Ok.

—¿Y…Que te hizo cambiarte de escuela? —pregunta Camila curiosa.

—Nos mudamos de casa, mi madre es maestra así que le ofrecieron un puesto de

directora en una universidad muy reconocida.

—Supongo que no tuvieron más opción que transferirte.

—Sí.

—Debió ser duro para ti dejar a tus amigos.

—Algo, tampoco es que dejaré de verlos, somos muy unidos.

—Me alegro, si quieres puedes almorzar con nosotras en el receso, me refiero a las

chicas y a mí, seria lindo conocernos mejor, a la única que conoces es a Isabela, la

chica que está con Brayan, aun no salen juntos, bueno parecen novios, tienen algo de

historia, dicen que del odio al amor solo hay un paso ¿No crees?

—Quizá, ¿caminamos? —cambia de tema con rapidez.

—Por supuesto. —sonríe Camila con picardía.

Las carreras han comenzado y todos se esfuerzan por llegar a la meta, Ivar por su

parte hace buena mancuerna con Camila, tanto, que han llegado en primer lugar y

todos les aplauden, Isabela junto con Brayan llegan en tercer lugar y este como

cualquier perdedor comienza a reclamarle a la pareja que llegó en segundo lugar y grita

diciéndoles que de no ser por ellos Isabela y él habrían quedado empatados con Ivar y

Camila.

Isabela se separa de sus compañeros y se va a una esquina a tomar agua y a sentarse

a descansar, su corazón se siente comprimido, realmente Brayan la pone muy mal,

hace mucho que dejó de creerle sus disculpas, lo hizo desde que intentó meterle la

mano bajo la falda, ella sentía que Brayan era capaz de cualquier cosa, una persona

como él no tiene límites.

—Lo odio… —susurra Isabela con un nudo en la garganta.

—¡Felicidades chicos! Lo prometido es deuda, tienen derecho a una falta.

—Oye, ganamos gracias a ti, te debo una. —Camila le pega a Ivar en el hombro.

—Hubiéramos empatado de no ser por esos idiotas. —refunfuña Brayan mientras se

atraganta de agua.

¿Realmente eran tan unidos Brayan he Isabela como dijo Camila? Se preguntaba Ivar

mientras bebía agua, ¿Cómo podría ser si ella tiene esa expresión en el rostro? Ivar no

era ningún roba novias, pero ¿Qué de malo tendría tratar de ser su amigo?

El día transcurrió y la hora de la salida había llegado, ni Ivar ni Isabela tuvieron el valor

de hablarse, hasta hoy seguían siendo desconocidos.

—Gracias a Dios estoy en casa… —suspira Isabela agotada mientras se recuesta en la

sala.

—¡Bel! ¡Mamá te dejó una nota en el refrigerador! —grita Dany el hermano menor de

Isabela.

—Ah, ¡ya la leo!

Isabela se queja después de leer la nota de su madre la cual le había encargado

algunas cosas faltantes de la alacena.

—No puede ser… ¿Por qué no nos dejó para pizza? No tenía ganas de salir ya.

—¿Podrías traerme una soda de cola? —pregunta Dany mientras asoma la cabeza por

la puerta de su habitación.

—No voy a traerte nada de cafeína, tienes doce años tonto.

—Entonces un jugo, necesito energía para estudiar, te pediría ayuda, pero mi hermana

mayor es una boba y ni siquiera sabe dividir.

—¿Qué dijiste Rata de biblioteca? ¡Soy más lista que tú en canto y baile fíjate!

—Sí, como sea.

—¡Ash! Maldito puberto… —Isabela sale de su casa azotando la puerta

—Ya verán, algún día seré famosa y tendré mi propio musical nadie volverá a decirme

tonta. —refunfuña Isabela enojada.




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