Aquella noche Isabela la había pasado muy bien, se sentía como en un cuento de
hadas, haber ganado la beca con su esfuerzo y talento le había ayudado en su
autoestima y tanto ella como Dany se sentían alegres, todos excepto Kikey quien se
notaba pálida y nerviosa, esa noche los dejó en su casa y desapareció.
—¿Oye no se te hizo extraña la forma de actuar de la tía Kikey? —le pregunta Isabela
a Dany mientras salen de la tienda de conveniencia cerca de su casa, habían decidido
comprar sodas para seguir festejando.
—¿Para empezar cuando ha sido normal la tía Kikey? —dice Dany mientras
mordisquea una paleta de hielo.
—Hablo en serio, después de que regresó del estacionamiento se veía angustiada y
nerviosa. —insiste Isa con preocupación.
—La verdad es que no lo noté, probablemente sea tu imaginación.
—¡Claro que no lo notaste niño loco! Estabas coqueteando con mi amiga Darcy
—Isabela le da un golpecito y suelta una risa.
—¿Y cuál es el problema? Me pareció atractiva jaja. ¿No tendrás su número?
—Qué asco jaja, te lleva muchos años.
—Bueno cambiando de tema, me alegro de que hayas conseguido un lugar para esa
universidad, quería darte esto, pero me quise esperar a que estuviéramos solos en
casa.
—¿Qué cosa? —Dany saca una pequeña caja de su bolsillo y se la da a su hermana.
—Oh, Dany que dulce… —Isabela abre la cajita y saca unos aretes de plata preciosos.
—¿Te gustan? —pregunta Dany emocionado.
—¡Me encantan! Eres el mejor hermano del mundo. —Isabela abraza a Dany llena de
felicidad.
—Más te vale que te los pongas siempre, me costaron un ojo de la cara, bueno, a mi
padre jeje.
—Ahora mismo me los pendre.
Isabela y Dany habían continuado con la celebración en su casa, jugaron juegos de
mesa y después se fueron a dormir, Isabela había tratado de comunicarse con su
mamá para contarle sobre su beca, pero no atendió ninguna de sus seis llamadas, así
que le dejó un mensaje, el cual solo dejó en visto.
—Te demostraré que te equivocas mamá, algún día cantaré en el mejor teatro del país
y te sentirás orgullosa de mí….
Isabela se quedó profundamente dormida, aquella noche tuvo un sueño, más bien una
pesadilla, soñó que estaba en su audición y que en medio del teatro estaba su padre,
tan apuesto y fornido como lo recordaba, ella enmudeció en cuanto lo vio y este se
ponía de pie y se iba dejando a Isabela con el corazón lleno de angustia, por más que
corrió no lo alcanzó, por más que lo buscó no lo encontró, la impotencia se había
apoderado de ella y cuando estaba a punto de rendirse vio a su querido Ivar parado en
aquel callejón oscuro, el alumbraba su piel con aquella luz tenue de aquel poste y
entonces corrió hacia él para abrazarlo.
—Todo está bien ahora Isabela, ya no estás sola, yo estoy contigo. —le susurraba su
amado al oído, pero al levantar los ojos Isabela vio a su padre a lo lejos el cual
meneaba la cabeza como desaprobando su relación con Ivar y entonces ella despertó
de golpe.
—¡Papá! —grita Isabela de golpe, para después darse cuenta de que solo estaba
soñando y se toca las mejillas húmedas.
—Todavía me dueles…. —susurra Isa con tristeza.
El tiempo había pasado volando faltaba oficialmente un mes para que el ciclo escolar
terminará, Isabela había hecho una linda amistad con Agnes y Darcy y en cuanto Ivar,
el amor crecía cada vez más hasta llegar al punto de ser incontenible, todos a su
alrededor sabían que ellos se gustaban, pero hasta ahora por alguna razón Ivar no se
había animado a declararle sus sentimientos a Isabela, él la quería mucho, pero no
estaba dispuesto a romperle el corazón, sabía que su amor era profundo y el desamor
para ellos podría ser mortal, por eso trataba de protegerlos a ambos y entonces todo
se desbordó.
—Así que sí, muchachos, deben disfrutar sus últimos días de clases, traten de llevarse
bien entre todos y olviden sus diferencias que al final de todo esta es una de las
mejores etapas de sus vidas. —el profesor Cha, les da uno de sus sermones antes de
dejarlos ir al receso.
—Profesor, nos llevaremos mejor si nos deja ir a almorzar, debemos organizar un
partido de basquetbol. —dicen los alumnos agotados.
—Sí, sí, salgan al receso, recuerden que en quince días se anunciarán sus
calificaciones finales, espero que nadie tenga que repetir el año, los veo mañana
chicos.
—¡Gracias profesor! —todos salen apresurados, todos excepto Isabela quien tiene el
corazón oprimido.
—¿Estas bien? ¿Te duele algo? —le preguntan sus amigas preocupadas al ver su
desanimo.
—No, estoy bien, no se preocupen. —expresa Isabela con una sonrisa forzada.
—Sabes que puedes hablar con nosotras si algo te incomoda, para eso estamos las
amigas. —Le dice Agnes mientras le acaricia el cabello.
—Sabemos que estas triste Isa… —Darcy le toma de la mano con empatía.
—¿Podemos ir a otro lado? —les pregunta Isa a punto de llorar.
—Claro, vamos a los jardines que están atrás de la cancha de básquet.
Isabela y sus amigas se van hablar a un lugar más privado mientras Ivar las mira desde
las canchas.
—¿Oye amigo aun te gusta Isabela? —le pregunta Rony confundido.
—¿Por qué me preguntas eso? —dice Ivar con una leve sonrisa.
—No lo sé, últimamente te has alejado de Isabela y hace un mes estaban todo el
tiempo juntos ¿será que ahora gustas de Camila?
—No es eso, lo único que estoy tratando de hacer es cuidar de ella.
—No te entiendo.
—Sí me gusta, me gusta muchísimo, pero ya es un poco tarde para nosotros. —expone