cuando cupido te odia

El dulce sabor del primer amor

El sentimiento del primer amor siempre es mágico, todo sabe dulce, todo se siente a

flor de piel, la sensación de entre lazar las manos y sentir el cosquilleo de rosar los

dedos con la persona especial no tiene comparación, cada experiencia es única y que

decir de los besos, no existe nada más frenético que eso.

El fin de semana había llegado, Isabela estaba emocionada de poder ver a su querido

Ivar, por suerte su madre estaba trabajando y tendría el sábado para poder estar con

su novio.

—Dios… todo el tiempo siento que mi corazón me va a explotar… no sabía que tener

novio era tan emocionante. —Le dice Isabela a su hermano, el cual no deja de

atragantarse con unos wafles.

—Qué raro, deberías sentir las mariposas en el estómago no en el pecho jaja —le dice

Dany mientras mastica.

—Tengo suerte de que mi mamá trabaje hoy, tendré la tarde libre para verme con Ivar,

estoy muy nerviosa, aunque también emocionada. —expresa Isabela con chillidos de

emoción.

—Eh… bueno, dado a que soy el hombre de la casa, tendré que tener la platica

contigo. —expone Dany con seriedad.

—¿Qué? ¿Cuál platica? —pregunta Isabela nerviosa.

—La tediosa charla de como nacen los bebés querida. —manifiesta Dany golpeando la

mesa con el tenedor.

—¡¿Qué?! ¡¿estas demente?!

—Jeje, es broma, pásame la mermelada.

—¡Ay, eres un tonto! Me espantaste jaja.

—¿Y ya tienen un plan para salir? —pregunta Dany interesado.

—Pues… la verdad es que no, supongo que iremos a comer algo y después a caminar.

—¿Qué? ¿Es su primera cita y no saben a dónde ir?

—Eh… nop, pero no te preocupes, lo importante es que pasaremos tiempo juntos.

—Por cierto, por cualquier cosa, trata de estar temprano en casa, si mamá sale de

guardia antes de tiempo te meterás en un serio problema, diviértete con precaución.

—Lo sé, estaré aquí a las ocho en punto, te traeré algo de comida para que terminemos

la serie que estábamos viendo ayer ¿Te parece bien?

—Claro, yo estaré todo el día en casa jugando en línea, así que no te preocupes por mi

hermanita.

—Ah, ok, bueno, limpiemos la cocina antes de hacer nuestras cosas.

 

—¡Yo sacudo la mesa! —dice Dany pegando un brinco para adelantársele a su

hermana y así evitar lavar los platos.

—Muy bien, supongo que me toca lavar los platos. —suspira Isabela resignada.

Dany mira fijamente a su hermana, le ha mentido diciéndole que se quedará en casa

todo el día, su plan desde el principio ha sido seguir a su hermana en secreto, aun no

confía del todo en Ivar y ha decidido cuidar de su hermana por si algo sale mal o si el

intenta sobrepasarse con ella.

—Estaré preparado para golpearlo si intenta hacerte algo extraño, eso incluye los

abrazos excesivos y besarte de más, no, sin besos, así estaría mejor, si intenta algo

raro le enseñaré mis avances en el taekwondo… —se dice Dany en sus adentros

mientras esboza una sonrisa aterradora.

—Ay ¿estás bien? Me diste un poco de miedo con esas risas extrañas. —le dice

Isabela mientras le rocía agua en la cara.

—¡Ay! ¿Qué haces?

—Intentando sacarte el demonio.

—Este demonio estará dispuesto a protegerla mi lady. —expresa Dany mientras corre

a su recamara despavorido.

—Jajaja, que raro es.

La hora esperada por fin había llegado, Isabela se cambió de ropa por lo menos cinco

veces, quería impresionar a Ivar y al mismo tiempo no verse tan producida, así que

optó por llevar el cabello completamente recogido en un moño, se puso una blusa rosa

de manga larga y unos janes de mezclilla con unos zapatos blancos de tacón corto, se

veía tan kiut que parecía una muñeca.

—¡Dany ya me voy! Veré a Ivar en el café del centro, te veo en la noche.

—Oh, sí, claro Bel, diviértete, yo me quedaré mega aburrido aquí, pero no importa, te

veo luego. —le contesta Dany en un tono fingido.

En cuanto Isabela salió, Dany se fue tras de ella pasando desapercibido, Isabela era

sumamente distraída y Dany se creía un maestro del disfraz, llevaba una gorra negra y

unos lentes oscuros, una chaqueta de mezclilla y un periódico para taparse la cara por

si se necesitaba.

—Estoy listo, que empiece la vigilancia…. —dice Dany acompañado de un aire de

misterio.

Isabela llamaba la atención a donde quiera que iba y esto no era algo que le agradara

mucho, como toda mujer tenía que soportar las miradas morbosas de algunos hombres

desubicados y a veces escuchaba los comentarios obscenos hacia su persona de parte

de algún depravado, pero en esta ocasión su viaje en el transporte era algo tranquilo.

—¿Ya viste a la chica de allá? —le pregunta un joven a su amigo de alado.

 

—¿A la chica de rosa? Sí, es linda. —le responde su amigo incómodo.

—Deberíamos acercarnos a ella.

—Eh… no lo sé, deberíamos quedarnos en nuestro lugar por si acaso.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿No te parece extraña la mirada que nos avienta ese niño? —le pregunta su amigo

intimidado.

—¿Quién? ¿Ese enano?

—Sí… —susurra lleno de incomodidad.

—Por su puesto que… no… —traga saliva después de ver la intensa mirada de

desprecio de aquel guardaespaldas de incognito.

—¡Ay! Me dieron escalofríos, sentí una presencia maligna… —expresa Isabela

mientras se agarra el brazo

Por fin Isabela había llegado a su destino, Ivar estaba distraído viendo su celular, aun

que era temprano estaba impaciente por ver a Isabela, este sostenía un pequeño ramo

de rosas blancas y aun que nervioso, se moría de las ganas de entregárselo, y




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