El tiempo por fin había alcanzado a Isabela y a Ivar, esta fue su última semana de
clases, todos los recuerdos que construyeron juntos, los atesoraban en lo profundo de
su corazón, estaban viviendo una de las mejores etapas de sus vidas y tenían toda la
vida por delante para que su amor floreciera aún más.
—Muy bien chicos, esta fue su última clase, este fin de semana tendrán su clausura y
un baile para celebrar un logro tan importante como lo es pasar a la universidad, ha
sido un placer estar con ustedes durante estos tres años, los he visto crecer y madurar
en muchos de los sentidos y me alegra ver a este grupo tan unido. —expresa el
profesor Cha con nostalgia y añade. —les deseo la mejor de las suertes y espero que
cada uno de ustedes cumpla sus sueños y logre cada una de sus metas, en hora
buena chicos.
Los alumnos celebran con aplausos y bulla, cada uno firmó anuarios,
dedicándose palabras de ánimo y afecto.
—¡Isabela fírmanos el anuario! —le piden con alegría Agnes y Darcy.
—¡Claro! Después fírmenme ustedes.
—Ay, no… voy a extrañarlas muchísimo… —expresa Darcy entre lágrimas.
—Prometan que trataremos de estar en contacto, que saldremos a tomar un café aun
que ya tengamos nuevas amigas. —Propone Agnes conmovida.
—Les prometo que las llamaré seguido, nos pondremos al día con nuestra nueva
universidad. —exclama Isabela mientras las abraza.
Mientras Isabela y sus amigas hablaban Samanta y Camila la miraban de reojo.
—Ay no la soporto, mírala es una hipócrita, debería de ser más honesta, solo se junta
con esas dos por que nosotras la hicimos a un lado. —dice Samanta con molestia.
—No te molestes, pronto saborearas tu venganza, el día de la graduación se llevará la
sorpresa de su vida. —expresa Camila con una sonrisa.
—¿Qué haces? ¿Adónde vas? —le pregunta Samanta a Camila pues esta se puso de
pie dirigiéndose al grupo donde esta Ivar.
—¡Ivar! ¿Me firmas el anuario? Solo me faltas tú. —le dice Camila simulando ternura.
Ivar sobre pensó en firmarle el anuario, pues se sentía molesto con Camila por la forma
en la que había tratado a Isabela, pero era noble y no quería sentirse mal con ninguno
de sus compañeros, además Camila se había portado distinta y no se había acercado a
Isabela para mantener la distancia con ella, como se lo había prometido a su querido
Ivar.
—¿Y entonces? ¿me firmas? —Camila se acercó de una forma discreta pero
seductora a Ivar, Isabela se sintió incomoda al observarla, pero no dijo nada.
—Sí, lo firmaré. —le responde Ivar con una leve sonrisa.
—¡Gracias! Después te firmaré yo.
Era el turno de Camila y ella firmó el anuario de Ivar terminando la oración con un
corazón.
—Listo, nos vemos después. —Camila se va sonriendo y mirando provocativamente a
Isabela.
—¿Qué fue eso? Que ofrecida. —manifiesta Agnes con molestia.
—¡Es una golfa! —añadió Darcy indignada.
—No le den importancia, lo único que quiere es molestarme, pero no le voy a dar el
placer de provocarme. —expresa Isabela conteniendo sus celos.
Ivar recién estaba terminando de firmar el anuario de sus compañeros y habían
reservado un lugar especial para que Isabela firmara ahí.
—¿No me vas a firmar? Me hace falta que la persona más importante para mí me
escriba lo mucho que me quiere. —le dice Ivar con una tierna sonrisa.
—Creí que ya te había firmado esa persona… —le dice Isabela entre un puchero
involuntario.
—No, esa persona eres tú, mi linda novia. —Ivar le da la espalda y le acerca una pluma
de color rojo para que resaltara entre las otras firmas, si es posible, agrégale
corazones. —le dice Ivar sonrojado.
—Bueno… hare más que eso… —al ver el corazón que Camila le dibujó, Isabela se
dirigió hacia su mochila y saco un lápiz labial rosado que le había regalado su mamá
recientemente porque a ella no le había gustado ese tono y entonces Isabela se pintó
los labios y abrazo a Ivar por la espalda y le pinto un beso justo al final de las palabras
que le había dedicado, provocando que Ivar elevara su torso debido a la placentera
sensación que recibió.
—Ya terminé… —le susurra Isabela completamente ruborizada.
—Vaya… eso fue inesperado. —exclama Darcy colorada.
—Debes sentirte en la gloria Ivar. —le dice Agnes asombrada.
Ivar estaba feliz pero enmudecido, Camila que había presenciado todo se sentía tan
celosa que salió del salón con Samanta tras de ella.
—Gracias… Ahora te firmare yo. —Ivar estaba a punto de firmar el anuario de Isabela,
pero sus manos estaban temblando, así que respiro profundamente y solo pudo
escribirle te amo.
Al ver lo que Ivar le escribió, Isabela se estremeció, tenía ganas de tirársele encima y
llenarlo de besos, las sensaciones que ambos experimentaban eran cada vez más
intensas, comenzaban a desearse como hombre y mujer.
—No puedo creer que terminaron las clases… ya no volveremos a caminar por estos
pasillos. —exclama Darcy nostálgica.
—Valió la pena venir a esta escuela, tuve el privilegio de conocerlos a ustedes.
—exclama Agnes con sentimiento.
—Sí…
Isabela miró a su alrededor, hace seis meses, su vida escolar era complicada, llena de
abusos, burlas y falsas amistades, Agnes, Darcy e Ivar se habían convertido en
personas valiosas para ella, que la amaban y la aceptaban tal como era, pensar en no
volverlos a ver le partía el corazón, pues aun que todos se juraban frecuentarse con
regularidad, algo en ella le decía que eso no iba a pasar, quizás era su miedo