cuando cupido te odia

El lazo que nos une

Isabela se sentía en las nubes, se mordía los labios recordando todo lo que había

sentido con Ivar, su corazón latía con pasión y aun podía sentir sus besos y sus

caricias por todo su cuerpo, había tenido su primera vez con el chico a quien amaba y a

pesar del dolor había sido perfecto.

—¿Bel? —Dany se encuentra frente a frente con su hermana, había salido varias

veces a la puerta para mirar si Isabela estaba cerca y añade. —estaba muy

preocupado por ti ¿Dónde estabas? —le pregunta su hermano con el alma en un hilo.

—Lo siento Dany no me di cuenta de la hora…—se disculpa Isa con una sonrisa

serena.

—¿Estabas con Ivar?

—Sí…estaba con él, no la estábamos pasando tan bien que por eso no me di cuenta

de que ya había oscurecido.

Isabela se acomoda el cabello, esta despeinada, colorada y su ropa esta desaliñada.

—Ten cuidado, si mi mamá estuviera aquí seria tu fin. —Dany la mira detenidamente,

de arriba abajo y frunce el ceño.

—¿Qué pasa? —le pregunta Isa apenada y nerviosa.

—¿No crees que estas muy desarreglada? Pareciera que te revolcó un perro.

—¿Un perro? Jajaja, la verdad es que sí, un perrito se me fue encima, se llama Orión,

es el perro de Ivar.

Isa seguía en las nubes, completamente ida, sonreía por todo, tarareaba y se notaba

muy feliz, Dany estaba extrañado de verla como un zombi enamorado, Isabela se fue

directo a su habitación, pero no después de llenarle la cara de besos a su hermano.

—¿Qué le pasa? Esta demasiado rara. —expresa Dany mientras se limpia la mejilla.

Isabela llegó directo a su cama y tomó su celular y comenzó a escribirse con Ivar,

hablaban de lo maravilloso que la habían pasado, de lo mucho que se amaban y

quedaron para verse al día siguiente para repetirlo.

—No puedo creer que lo hiciéramos…ninguno de los dos lo planeo así, simplemente se

dio y es algo que recordare toda mi vida. —se dice Isabela en sus adentros mientras

suspira.

Por otro lado, Ivar se encontraba en su casa, al igual que Isabela se sentía

emocionado, estaba más enamorado de ella y seguía convencido de que era con ella

con quien quería estar el resto de su vida, al mirar el regalo que Camila le dejó en su

habitación no notó nada raro, estaba distraído con todas las emociones que había

experimentado que no le dio importancia, ignoraba el peligro en el que se encontraba.

—¿Ahora si me vas a contar como te fue con tu amiga? —le pregunta su padre quien

se asoma a su recamara para molestarlo.

—¿Papá? ¿Qué haces ahí parado? ¿Cuánto tiempo llevas ahí? Jaja.

—Lo suficiente como para darme cuenta que te fue de maravilla, suspirabas tanto que

casi me robas el aliento a mí también jajaja.

—¿No estas molesto? —le pregunta Ivar apenado.

—¿Molesto por que?

—De que lo haya hecho aquí y no en…ya sabes, un hotel…

—Cuando yo tenía tu edad, llevé una infinidad de chicas a la casa de mis padres, mi

vida sexual comenzó más o menos a tu edad, así que cada semana traía a una

diferente jeje.

—Ya veo. —Ivar se ruboriza.

—¿Te avergüenza hablar de este tema? —le pregunta su padre con empatía.

—Sí, un poco jaja.

—Solo quiero decirte que, si quieres traer a algunas chicas a casa, puedes hacerlo,

siempre y cuando tu madre y yo estemos ausentes.

—No quiero traer a muchas chicas, solo a una, a Isabela, mi novia.

—¿Esa chica es tu novia?

—Sí, llevamos juntos algunos meses, la quiero, de verdad la quiero y me gustaría

presentárselas como mi novia oficialmente el día de la graduación.

—Me parece una gran idea hijo ¿Cómo dices que se llama? —le pregunta su padre con

curiosidad.

—Isabela. —le dice Ivar con una gran sonrisa.

—Isabela, es un nombre lindo. —expresa su papá con una ligera sonrisa.

—Ella lo es aun más, estoy seguro de que cuando la conozcas se ganará tu corazón.

—Ya lo creo, si es tan linda como dices entonces me caerá bien. —Harry le da una

palmada en la espalda y se pone de pie.

—¿Qué haces? —le pregunta Ivar al ver que intenta sacar algo de su bolsillo.

—Toma, úsalos si no quieres tener un accidente. —Harry le dio un puño de

preservativos haciendo que Ivar cambie de color de la vergüenza.

—Eh…gracias papá…—Ivar no sabe dónde meter la cara de lo apenado que está.

—¿Sí sabes cómo usarlos no? —le pregunta su padre con incomodidad.

—¡Por favor sal!... Siento que me arde la cara…

—Jajaja, ok, ok, ya me voy, descansa hijo.

—Buenas noches papá.

Ivar se recuesta en su cama y sumerge su rostro en la almohada, para su sorpresa su

cama aun huele al perfume de Isabela.

—Te amo…—susurra Ivar enamorado.

Mientras tanto, Camila yace en su cocina, tiene una copa de vino a su lado, Samanta

está junto a ella y espera ansiosa que su mejor amiga le cuente sobre su venganza.

—¿Por qué no puedes decirme que es lo que estas planeando? Me muero de ganas

por saber que le harás a la pobre de Isabela.

—Créeme cuando te digo que lo que veras en la graduación no lo olvidaras jamás,

nadie lo hará. —le dice Camila mientras sonríe.

—No sabes lo mucho que le agradezco al cielo no ser tu enemiga, para este tipo de

cosas eres realmente aterradora jajaja. —expresa Samanta mientras bebe de su copa.

—Haces bien en pensar de esa forma, lo que vivirá Isabela ese día será tan horrible

que querrá morirse. —Camila mira fijamente a Samanta haciendo que esta se

estremezca.

—No saben que ellos serán el espectáculo principal.




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