cuando cupido te odia

Risas antes del sufrimiento

Y ahí estaban Ivar e Isabela, envueltos en las sábanas, cansados de entregarse el uno

al otro con pasión, no había nadie que los frenara, aquel acto de amor los había unido

de una manera inexplicable y no querían separarse ni por un momento.

—Realmente me gustaría estar contigo toda la vida, despertar a tu lado todas las

mañanas y terminar acostados todas las noches, abrazándote, acariciando tu espalda y

entrelazando mis manos con las tuyas, quiero que algún día seas… ya sabes…mi

esposa. —le expresa Ivar con sus ojos brillantes y llenos de ilusión.

Isabela sintió una suave caricia al corazón, cada que Ivar le hablaba de ese tema ella

se ilusionaba también.

—Somos muy jóvenes…ni siquiera cumplimos los veinte años, aun no terminamos de

crecer, ni de estudiar…pero, la verdad es que me haría muy feliz pasar el resto de mi

vida contigo. —manifiesta Isabela con una cálida sonrisa.

—Entonces es buena idea darte este regalo…por favor cierra los ojos. —le dice Ivar

emocionado.

—Deja me visto rápido. —Isabela pega un brinco de la cama y comienza a vestirse y

una vez que esta lista, se sienta en una esquina de la cama y se cubre el rostro con

sus manos.

—Voy a contar hasta tres, entonces podrás abrir los ojos ¿De acuerdo? —exclama Ivar

con alegría.

—Ok…no puedo esperar…—Isabela estaba emocionada, su corazón latía con fuerza.

—Uno, dos, tres…—abre los ojos.

—Aww, que bonita caja ¡me encanta! —la caja de regalo era rosa y tenía un listón

blanco decorándola y comienza a abrirla con cuidado.

—Es mi regalo de graduación, espero que te guste. —le dice Ivar con una hermosa

sonrisa.

—¡Claro que sí! Todo lo que me regalas me gusta.

Isabela abre la caja y encuentra un vestido rosado y brillante en el interior, era muy

hermoso y por la tela se veía que era costoso, ella estaba encantada con los detalles

de Ivar, pero una pequeña cajita en el rincón de aquel obsequio le llamó su atención.

—Hay una caja aquí adentro jaja que tierno.

Ivar sentía que el corazón le palpitaba con fuerza, estaba enternecido por la reacción

de su novia y en cuento ella tomó la pequeña caja él se sentó a su lado.

 

—¿Qué es esto? —Isabela creía que eran los accesorios para su vestido, pero al

momento de abril la caja se dio cuenta de que era un anillo de oro rosado.

—Es un anillo de promesa…un simbolismo de mi compromiso contigo, realmente

quiero que algún día seas mi esposa, así que por favor espérame hasta que pueda

darte una vida digna y sea lo suficientemente mayor como para cuidar de ti.

Ivar tenía un corazón hermoso y muy noble, Isabela estaba perdidamente enamorada

de él, sus palabras hicieron magia en su interior y dejó que Ivar le pusiera el anillo de

promesa y ella no pudo controlar sus emociones y lloró conmovida.

—Gracias por darme este hermoso regalo, te esperaré el tiempo que sea necesario y te

prometo que yo también me esforzaré por convertirme en la mujer que sea digna de ser

tu esposa.

Isabela e Ivar se besaron con ternura y se abrazaron llenos de ilusión, aquella promesa

tenía mucho valor para ellos y pondrían todo de su parte para que su sueño de estar

siempre juntos se hiciera realidad.

—Te amo mucho. —exclama Isabela entre los brazos de su querido Ivar.

—Yo también te amo, más que a nadie en este mundo.

—Mañana es nuestra graduación, no puedo creer que ya no te veré todos los días.

—expresa Isabela con tristeza.

—Yo ya te amo, el hecho de que no te vea todos los días no afectara en nada, estoy

perdidamente enamorado de ti. —afirma Ivar mientras le besa la cabeza.

—¿Y qué tal si conoces a otras chicas en la universidad? ¿Qué tal si te gustan y

terminas enamorado de una de ellas? —le pregunta Isabela entre pucheros.

—Ninguna mujer tiene tus ojos, tus hermosos ojos de foca. —le dice Ivar jalándole los

cachetes.

—La verdad es que nadie te amará como yo… —manifiesta Isabela mientras lo estruja.

—Jajaja, eso lo sé.

Ivar no pudo decirle lo mismo a Isabela, pues él sabía que muchos hombres podrían

amarla como él lo hacía, pues era una chica hermosa con un corazón aún más bello.

—Ya es hora de irme, le prometí a Dany pasar la tarde con él, no se ha sentido bien de

salud, últimamente se queja mucho de su estómago, me preocupa que tenga alguna

bacteria. —expresa Isabela preocupada.

—Entiendo, no te preocupes, te daré unos dulces que llevo guardando para él, dile que

son de parte de su cuñado jajaja, bueno mejor no le digas eso, sé que aun no se hace

a la idea de que estemos saliendo.

 

—Le caerás mejor una vez que vea los dulces que le enviaste jaja.

Isabela e Ivar se despiden con un beso y ella se dirigió a su casa contenta.

—Nunca pensé que me graduaría con Ivar como mi novio, que mis días de escuela se

convertirían en días felices y soleados gracias a él, Ivar me dio la fuerza para terminar

la amistad toxica que tenía con Camila y Samanta, me ayudó a detener los abusos de

Brayan…creo que él vino a salvarme y estoy muy agradecida con todo lo que ha hecho

por mí…y este anillo es la prueba más grande de su amor, su promesa de amor para

mí…

Isabela ha llegado por fin a su casa y una vez que está adentro escucha a Dany quien

está vomitando en el baño.

—¿Dany? ¿Estás bien? —Isabela se apresura a ir al baño y encuentra a su hermano

enfermo.

—No entres…el baño está hecho un desastre…—le dice Dany agotado.

—No te preocupes por eso, ven, siéntate un poco, te traeré algo de agua.

Cuando Isabela abrazó a su hermano para llevarlo a la sala sintió su delgadez, había




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