cuando cupido te odia

Fragmentos

El papá de Dany estaba en la sala de espera con un café en la mano, con la mirada

perdida y el rostro lleno de preocupación, Isabela sintió pena por él, pues también

estaba sufriendo, él solía ser un hombre sonriente, amable, gracioso y muy amoroso

con Dany, lo amaba más que a nadie en este mundo, era su único hijo y había luchado

por tener su custodia, pero Sara la ganó al final, y a pesar de no vivir con Dany siempre

cuidaba de él, dándole lo mejor que podía.

—¿Puedo sentarme aquí? —le pregunta Isabela decaída.

—Claro ¿Ya comiste algo? —le pregunta Kevin con una sonrisa cansada.

—No, ¿Y tú?

—Tampoco, no tengo hambre.

—Deberíamos comer algo, no podemos enfermarnos y preocuparlo. —le dice Kevin

cabizbajo.

—¿Cuándo fue que sucedió todo esto? ¿Por qué no nos dimos cuenta desde antes?

—expresa Isabela entre lágrimas.

—Es mi culpa… —Kevin suspiró profundo y añadió con voz temblorosa. —Mi padre

murió de cáncer hace diez años, debí de cuidar más la salud de Dany.

—¿Cómo ibas a saber que se enfermaría? No es tu culpa…sin embargo yo si sabía

que se sentía mal, desde la segunda semana que se enfermó del estómago debí

llevarlo al doctor, debí convencerlo, pero estaba tan distraída que simplemente lo

dejé…

Isabela tenía mucha culpa, sentía que había sido negligente con los cuidados de su

hermano, en esos días su mente y su corazón estaban enfocados en Ivar y en lo felices

que eran juntos, pero ahora que él ya no estaba y que su querido Dany se consumía

por ese agresivo cáncer, se sentía realmente perdida y sin esperanza.

—Ojalá fuera yo la que estuviera en esa cama… —exclama Isabela entre sollozos.

—No digas eso… —el corazón de Kevin se hace pequeño, sabía todo por lo que

estaba atravesando Isabela y no tenía las palabras para consolarla, ni siquiera él

mismo podía darse aliento en esta terrible situación.

—Si pierdo a Dany no sé qué va a ser de mí…

Kevin e Isabela se abrazaron y lloraron como dos niños pequeños, era tanto su dolor

que eran como dos varas quebradas que cualquier soplo podría partirlos a la mitad,

conmovían el corazón de los médicos y Sara los observaba desde lejos, apretándose el

pecho y sosteniendo un enorme nudo en la garganta que la oprimía sin piedad, sabia

que tenía que ir con ellos, abrazarlos, sostenerlos, pero era demasiado orgullosa así

que se dejó caer al suelo consumida por la desesperanza.

 

Los días pasaron, una semana tan cruda he incierta, de desvelos, desánimos y mucho

agotamiento, emocional y físico, la salud de Dany seguía deteriorándose, hasta que el

doctor habló con Kevin y Sara y les advirtió que el cáncer de Dany ya estaba

demasiado avanzado, que las quimioterapias solo debilitarían más su cuerpo

desnutrido, pues Dany solo era alimentado por suero porque su estómago no resistía ni

el agua, con mucho dolor les anuncio que en cualquier momento su hijo podía morir,

aquel día Kevin y Sara tuvieron que mantener la compostura porque no querían decirle

nada a Isabela, tenían miedo de que atentara contra su vida o cayera aún más en

depresión, pero Isabela no era tonta, ella sabía que Dany estaba muy mal, su piel

estaba pegada a los huesos y su belleza y ternura se habían esfumado junto con su

salud.

Pero una mañana, Dany despertó con mucha energía, se sentía reanimado, incluso

tenía hambre.

—¡Mamá! ¡creo que ya estoy mejorando! siento que puedo pararme yo solito.

—exclamo Dany con una sonrisa enorme.

—Me alegra mucho hijo… —el entusiasmo de Sara no era tan efusivo y tampoco el de

su padre, pues cuando un enfermo mejora tan drásticamente solo significa una cosa.

Aquel bienestar solo duro lo que un suspiro, así que Dany les pidió a sus padres y a

Kikey que lo dejaran solo con Isabela, aquella tarde Dany comprendió que se estaba

muriendo, así que se resignó y abrazó su destino con la madurez que no se espera de

un niño.

—Aun en este punto mi mamá sigue siendo testaruda. —Dany hizo ese comentario

porque Sara no quería salir de la habitación, quería estar cada segundo a su lado para

no desampararlo, pero Dany creía que estar sería la última oportunidad que tendría

para despedirse de su hermana.

—Está preocupada por ti… —Isabela estaba demacrada por la tristeza, ya no podía

ocultar su dolor y esto le partía el corazón a Dany.

—Bel…ya no llores por mí… ya has derramado demasiadas lagrimas por Ivar, no

quiero ser yo quien termine con tus sonrisas.

Dany ya sabía que Ivar estaba muerto, sabía que se había suicidado y que Isabela

estaba sufriendo en silencio, así que como pudo tomo su mano y la miro con un amor

inmenso que las lágrimas le salían sin control.

—Ya es tarde para mi…traté de ser fuerte y resistir lo más que pude, pero ya estoy

muy cansado, me duele mucho Bel…ya no quiero que me duela, quiero descansar —la

cara de Dany reflejaba tantas cosas y una de ellas era preocupación, la preocupación

de dejar a Isabela con el corazón roto.

—Dany… ¿Por qué parece que te estas despidiendo? —Isabela se puso a temblar y

lloro con desesperación.

 

—Me arrepiento de muchas cosas, la mayoría tienen que ver contigo, me hubiera

gustado cuidar mejor de ti, defenderte de mamá, haber podido consolarte por la muerte

del chico al que amabas y no causarte más penas.

—Tú eres el chico al que más amo… siempre has sido lo más importante para mí. —le

dice Isabela entre sollozos.

—Dime… que me perdonas por ser una carga… necesito saber que me perdonas. —le

dice Dany con culpa.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.