Las voces que conformaban el coro estaban haciendo un trabajo excepcional, no había
duda de que todos tenían un mismo objetivo, destacar y hacer que la obra fuera un
deleite en todos los sonidos, el profesor de danza estaba orgulloso de esta nueva
generación de alumnos, pero tenía una gran curiosidad de escuchar a la chica de la
que tanto había escuchado oír y pensó que, para tener esa fama, debía ser más
presuntuosa o alardear más de su talento, pero no, era callada, responsable y sencilla.
Isabela se estaba alistando, estaba a unos segundos de entrar, se quitó la camiseta
que llevaba dejándose puesta solamente el top gris que llevaba debajo, respiró tan
profundo que inhalo todas sus inseguridades y las convirtió en fortaleza, ella tenía un
solo objetivo en mente y era triunfar.
Por otro lado, Liam, se veía tan desinteresado, parecía depresivo, un chico malo,
incomprendido y deseable para las chicas, estaba harto de que lo vieran así, él había
notado que Isabela no lo miraba detenidamente y no le importó, ella no le parecía
extraordinaria ni demasiado bella como para prestarle atención, el buscaba algo más,
algo que ni siquiera él entendía.
—Llegó el momento. —murmuró Isabela antes de emitir la primera nota.
Su entrada consistía en fingir que estaba en el colegio, era su primer día, y miraba a
todas partes confundida, nerviosa y algo tímida, como lo haría una chica de secundaria
el coro seguía con sus voces bien entonadas y callaron en el momento en que le
tocaba hacer su aparición a Liam, su escena era la del chico confiado, distraído y
emocionado, debían chocar accidentalmente y es ahí donde pasaría el clic, los
protagonistas debían enamorarse de inmediato, experimentar un apasionado primer
amor.
Y así lo hicieron, ninguno se había prestado demasiada atención, no hasta esa corta
escena.
Chocaron los hombros provocando que girasen dramáticamente mirándose el uno al
otro, por alguna absurda razón el tiempo realmente se detuvo entre ellos, los libros que cargaba… se cayeron al suelo, podía escuchar su
respiración como si la música se hubiese extinguido, por alguna razón ese chico le
recordaba a Ivar y eso le hizo un nudo en la garganta y cuando estaba a punto de
entonar su canción la puerta del salón de danza se abrió de par en par dejando entrar
un aire tan fuerte que casi los tumba.
—¿Quién abrió la puerta chicos? También que íbamos, estábamos a punto de escuchar
a sus compañeros. —reclamó el profesor decepcionado.
—Estaba cerrada profesor, yo la cerré bien. —exclamó uno de los compañeros
mientras otro le daba la razón.
—Como sea chicos es hora del descanso, nos vemos mañana para seguir donde nos
quedamos.
—Eres tú. —le dijo Liam mirándola fijamente y añadió. —tu eres la loca que quería
quitarme mi cerveza.
—¿Qué? —Isabela lo miró con más atención y cayó en cuenta que Liam era el chico
del puente. —¿de qué hablas? Yo solo quería que tiraras tus botellas a la basura, no
en un lugar tan sagrado como ese. —le reclamo molesta.
—Ah, entonces te llamare la loca ecologista. —le dijo mientras le entregaba los libros
de forma brusca.
—Mi nombre es Isabela, aunque te cueste más trabajo.
—Me da igual, más te vale no decirle a nadie lo que viste ese día.
—¿Y qué es lo que vi? Borracho.
—Recuerda que yo también te vi llorar I..Sa.be..la… —Liam se va dejándola llena de
molestia.
—¿Qué le pasa a este desgraciado? —exclamó Isabela mientras sus amigas corrían a
que les contara de que habían hablado.
—¡Isabela cuéntanoslo todo! —exigieron emocionadas.
—No hay nada que contar, yo no sé qué le ven a ese tipo.
—¿Qué? ¿estás hablando enserio? Es perfecto ¡perfecto! —le dijeron sorprendidas de
la reacción de Isa.
—A mí me parece molesto, no me gusta nada, ojalá Benllamy regresara antes.
—Vamos no tienes que fingir que no te gusta, todas podemos ser sus novias, aunque
sea de mentiras.
—no gracias, yo paso. —Isabela agarra sus cosas y se va.
—¿Adónde vas?
—Me iré a casa, ya no tenemos clases aprovechare para comprar lo que me hace falta.
—Ah, ok, suerte, te vemos mañana entonces.
Isabela se va, su paciencia se la había llevado ese niño bonito, así lo apodo después
de todo.
—¿Por qué me siento tan molesta? No merece parecerse a un ángel, es un diablo
malcriado.
Isabela caminaba por la universidad soltándose el hermoso cabello dejando estelas de
su delicioso shampoo, salió con el top gris que traía y sin desearlo saco más de un
suspiro por donde pasaba.
—Por Dios ¿Quién es ella? —pregunto Yance, uno de los chicos más populares de
último año.
—Se llama Isabela, de primer año creo, es la más bonita de su grupo. —exclamo Rick
con una sonrisa pícara.
—Uff, es un bombón ¿crees que sea una más del ganado de Liam? —pregunto Yace
con curiosidad.
—Probablemente.
—Ya lo veremos, nada pierdo con intentar algo con ella, igual y tengo suerte y logro
acostarme con esa novata.
—Quién sabe jaja, si ese tipo ya la vio primero estas perdido.
—Esa basura parece no fijarse en nadie, más para nosotros, él se lo pierde.
—Puede ser, además se ve que es muy fácil ¿no lo crees? Mira cómo se mueve, jaja,
quiere un macho que la monte jaja.
Ambos eran juzgados, subestimados y señalados, tanto Liam como Isabela tenían más
en común de lo que se imaginaban, ambos poseían un corazón hecho pedazos.