Otro día de clases había iniciado, por alguna razón el clima no mejoraba, la época de
lluvias estaba a la puerta, que sentimental y nostálgica era esa mañana, todos estaban
con sus sombrillas en la mano, rechazando los besos de la cálida llovizna que caía sin
parar, ese día Isabela se había olvidado dela suya, estaba casi empapada y como
había corrido, tenía las mejillas coloradas y estaba sin aliento.
—¡Estúpida alarma! Tenía que despertarme la infeliz… —exclamaba Isabela molesta,
pues varias veces se resbaló y estuvo a punto de caerse. —Ojalá me hubiera
despertado hasta que el sueño terminara…estoy tan molesta…ni siquiera eso puedo
tener.
Isabela había soñado con Ivar y Dany, soñó que estaban sentados en el parque,
comiendo sándwiches en un día soleado, reían y se abrazaban y ella lo sintió tan real
despertó antes de tiempo, justo cuando iba a besar a su amado.
A estas alturas a Isabela ya no le importaba arreglarse mucho, casi no se maquillaba, a
diferencia de antes que no podía salir a la tienda de conveniencia sin maquillarse, aunque
sea los labios y cepillarse el cabello, ahora lucia sencilla, y a pesar de eso resaltaba
entre las demás por su belleza natural y limpia.
Y es que, con tanto dolor, con tantos golpes lo último en lo que pensaba era en las
apariencias.
—¡Isabela! ¿Y tu paraguas? —le preguntaron sus amigas al verla empapada.
—No lo traje se me olvidó en casa.
—Debe cuidar su salud señorita Adams, recuerde que debe estar en perfecto estado
para los ensayos, todas ustedes tienen las misma s posibilidades de interpretar a Ann,
tenga, séquese con estas toallas de papel. —le dijo el profesor mientras le conseguía
una playera para que se cambiara.
—¿Alguien de ustedes trae una ropa de cambio para su compañera?
—No, yo no.
—Lo siento amiga, solo tengo esta sudadera, pero te será un fastidio durante los
ensayos.
Liam contemplaba y escuchaba todo desde una esquina, estaba fastidiado de tener
que esperar tanto para el ensayo, lo único que quería era irse de ahí para ver a su
madre, de hecho, se sentía tan ansioso que ya llevaba una cajetilla y media de
cigarrillos en un lapso de tres horas, así que metió la mano en su mochila y saco una
playera negra y se la aventó en la cara a Isabela.
—Deja de retrasarnos a todos y póntela. —Liam ni siquiera la miró.
—Por Dios que sexy… pensaron sus compañeras al verlo tan malhumorado y
misterioso.
—¿Qué demonios le pasa? —Isabela apretó la camisa con fuerza, estaba indignada
por la forma en que se la prestó, pero no tenia de otra, no quería enfermarse, ella debía
ser Ann y demostrarles a todos que ella podía ser la próxima promesa del teatro, así
que de mala gana se la puso, pero al momento de entrar en ella sintió el delicioso
aroma de Liam, un perfume tan exquisito que la ruborizó, obligándola a inhalar hasta
que sus pulmones no pudieran más.
—Qué rico huele… —pensó mientras abría sus ojos para su sorpresa Liam la estaba
mirando.
—Eres una pervertida, de haber sabido que olfatearías mi ropa como un sabueso no te
daba nada. —le dijo con una expresión de desaprobación y ella se llenó de vergüenza.
—Eres un maldito grosero, nadie quiere usar tu ropa, no tengo de otra. —le dijo Isabela
sonrojada y enojada.
—Muy bien muchachos esforcémonos en darle forma a esto, solo tenemos unos meses
para ensayar, así que den lo mejor de ustedes, esta semana se definirá quienes serán
los actores principales de la obra así que lúzcanse.
—¡Sí profesor! —contestaron enérgicos y emocionados, ninguno de ellos quería un
papel secundario, todos perseguían el papel estelar.
La música y las voces comenzaron a sonar, un coro perfectamente armónico y
entonces la escena de Isabela por fin llego a la escena.
Chocaron los hombros y los libros cayeron al suelo, Ann estaba frente a Kleyd, unos
cuantos centímetros separaban sus rostros y entonces Isabela cantó.
—“¿Qué es esto que siente mi pecho? “en época de primavera los árboles son los que
enverdecen, pero en esta estación mi corazón es el que florece, había escuchado del
amor a primera vista, pero ahora lo vivo en carne propia ¿Quién es este muchacho que
me ha cautivado? Tiene que hacerse cargo de mí, porque mis ojos solo quieren mirarlo
a él.
Los ojos de Liam se abrieron impresionados ante lo que estaba escuchando, su
expresión de seriedad cambió a una de asombro de manera drástica ¿Cómo es que
esa chica mimada puede cantar de esa forma? Se preguntaba mientras se le erizaba la
piel, jamás había escuchado algo así, ella no canta se dijo, encanta con su voz…
No solo Liam estaba impactado, sus compañeros y el profesor también, incluso
alumnos de otras áreas se asomaron a la puerta para ver de quien se trataba, de quien
era la voz que los llamaba.
—¿Están escuchando eso? No sé ustedes, pero creo que ya encontramos a nuestra
protagonista.
Las amigas de Isabela asintieron con la cabeza, sin apartar la mirada del escenario,
una vez que Isabela terminó su línea, llegó el turno de Liam, ella no tenía ninguna
expectativa sobre él, creía que estaba ahí por su belleza o su dinero, pero él también la
impresionó.
—“¿Desde cuándo se volvió mi dueña?” “le bastó con solo mirarme para dar en el
blanco” ahora soy solo suyo, mi corazón ya tiene dueña, esa pequeña de piel pecosa y
ojos cristalinos, le diré al mundo que estoy enamorado y reuniré el valor necesario para
hacerle saber que quiero que sea mía.