cuando cupido te odia

Confidentes

No sabía por qué había tanto aire ese día, pero no me desagradaba, por alguna razón

me sentía a salvo con él, sé que tan solo unos días atrás no soportaba al chico que

tengo frente a mí, Liam me parecía, engreído, vanidoso y odioso, más que chocarme

su personalidad, odiaba el parecido que tenía con Ivar, aunque realmente sus

facciones son diferentes, su valentía es la misma, al igual que Ivar, Liam me salvó, él

es mucho más de lo que veía, es noble y tiene pureza en su corazón, eso es en lo que

se parece tanto al amor que se me fue.

Isabela abrió sus labios y dejó fluir su triste historia, las tragedias que le habían

marcado el alma y mientras hablaba, Liam la miraba con atención, empatizando con

ella y entendiéndola más y más con cada palabra que decía su boca.

—La vida puede ser muy injusta… amaba a mi hermano, tanto que no puedo hablar de

él sin que se me rompa el corazón, tenía cáncer, uno muy agresivo que lo deterioró

¿Sabes lo que es verse deteriorar a la persona que más amas sin que puedas hacer

algo al respecto?

Liam asintió con la cabeza mientras un nudo se le formaba en la garganta e Isabela

seguía hablando.

—Murió tan joven, el único familiar que me amaba falleció y lo único que me queda de

él, son estas cenizas, me sorprende que no esté llorando mientras te cuento todo esto,

para serte sincera se siente muy sanador.

—¿Cómo se llamaba tu hermano? —le pregunto Liam con empatía.

—Dany…

—Dany, tuviste una buena hermana, fuiste muy afortunado, ella aun busca la forma de

honrar tu memoria. —Liam miro tiernamente a Isabela y le sonrió.

Cuando Liam pronuncio esas palabras Isabela se puso a llorar.

—Hiciste todo lo que pudiste, lo mejor que pudiste hacer para dejarle buenos recuerdos

a Dany fue tu amor, estoy seguro que se fue feliz de haberte tenido en su vida.

—Creo que me costó mucho dejar de sentirme culpable, eres la segunda persona que

me dice lo mismo, voy aferrarme a esto y voy a seguir adelante, no pude detener el

cáncer de mi hermano, pero si pude compartir con él en sus últimos momentos lo

mucho que lo amaba, he decidido honrar su memoria siendo feliz por él.

—Por eso tienes ese tatuaje, pero, ¿por qué tienes uno igual en la otra mano?

—Ivar… —los ojos de Liam se abrieron al escuchar ese nombre.

—¿Recuerdas cuando nos vimos por primera vez?

—El puente…

 

—Sí, lamento haberte gritado ese día, la verdad la estaba pasando bastante mal,

tenían pocos meses de haber fallecido mis dos personas favoritas, Dany e Ivar, el chico

del que me enamoré, el puente fue el lugar que escogió para quitarse la vida.

—Recuerdo haberlo visto en las noticias… lo siento, ahora entiendo por qué estabas

tan enojada, es un lugar doloroso para ti, yo no sabía… —externo Liam apenado.

—No, no es tu culpa ¿Cómo ibas a saberlo? El tema de su muerte aun es

incomprensible para mi… siento que fue culpa de nuestros padres, mi madre siempre

me odio por que le recordaba a mi padre, él nos abandonó cuando yo era pequeña, un

día conocí a Ivar en la escuela, faltando solo seis meses para terminar el siclo escolar y

simplemente nos enamoramos, lo quise tanto que aún me duele…pero la vida nos hizo

creer que éramos hermanos de sangre, mi padre lo adoptó y lo crio como su propio

hijo, creímos que lo nuestro estaba mal y el día de nuestra graduación Ivar saltó del

puente y se ahogó, mi padre se quitó la vida a los pocos días y mi madre calló en una

gran depresión y se sumergió en el alcohol, nunca me sentí tan fracturada, tan

sumergida en la nada, he tratado de salir adelante desde entonces, pero superar tantas

perdidas, abusos y maltratos no es fácil, pero puedo decir que ahora, ahora me

encuentro mucho mejor.

Liam se inclinó hacia Isabela y la abrazó tan fuerte que ella podía sentir su corazón

rebotar contra el suyo, ella no se esperaba esa reacción, pero sintió un gran consuelo

en los brazos de su compañero.

—Lo estás haciendo bien… me alegra que no te rindieras. —le dijo Liam con toda

sinceridad.

—Liam… —Isabela serró los ojos y le correspondió el abrazo, no se explicaba como

habían terminado así, pero estaba agradecida.

—Ahora tú dime ¿Qué hacías esa tarde en el puente? ¿Por qué llorabas? — le

preguntó Isabela mirándolo fijamente.

Liam suspiró profundo y le respondió.

—Era por mi madre, ella tuvo anorexia, ese día fue a parar al hospital por que se

negaba a comer, casi pierde la vida, me sentía muy frustrado, no sabía que más hacer

por ella ¿Recuerdas la pregunta que me hiciste? ¿Qué si sabía lo que era ver a la

persona que amas deteriorarse lentamente sin poder hacer nada? Sí que lo sé, muchas

veces vi a mi madre matarse de hambre porque según ella estaba gorda, una mujer tan

graciosa, hermosa y buena se estaba destruyendo por las palabras horribles de mi

padre, ¿Cómo una mujer puede distorsionar su belleza por las palabras del hombre

equivocado? —pregunto Liam con dolor.

—Nuestras palabras tienen el poder de dar vida o muerte, podemos destruir a una

persona por las palabras descuidadas que salen de nuestra boca. —le dijo Isabela con

tristeza.

 

—Pues él la hizo pedazos, ella escondía la comida debajo de la almohada, de los

sillones, en su propio cabello, no sabía cómo hacerla entender que era bella sin la

necesidad de castigar a su cuerpo, el cabello se le caía a mechones, su hermoso

cabello rubio que tanto amaba, crecí viendo a mi padre entrar y salir de la casa con una

infinidad de mujeres más jóvenes que él, desfilaba con modelos con las que




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