Dejar el pasado atrás nunca es fácil y menos cuando ese pasado incluye a personas
que hirieron sin medir la gravedad de las heridas que causaron, es verdad que nadie
puede decir que tiene las manos libres de culpa, pero hay individuos que se gozan en
la miseria y el dolor de otros, personas que destruyen la vida de otros.
—¿Y qué tal si se transfiere aquí? Es decir, su sueño era ser actriz, ¿No tendría por
que meterse a nuestra clase o sí? —le preguntó Isabela a Liam con nerviosismo.
—¿Crees que sea tan descarada como para hacerlo? Aun si entrara a la obra por sus
aptitudes de actriz dotada no dejaría que se te acercara, ya te lo dije, estás a salvo
conmigo, si es posible te tatuaré en la frente amiga de Liam Evans, con mi cara de
matón nadie querrá acercarse a ti.
—Creo que ya funciona bastante bien, jeje, los tipos que intentaron atacarme no
volvieron a aparecer, supongo que ser tu amiga es un privilegio. —le dijo Isabela con
una sonrisa.
—Eh, hablando de eso… te pido disculpas por lo de tus amigas, creo que ya no te
hablan por mi culpa.
—¿Te refieres a Everly y Elie?
—¿A si se llaman? —le preguntó Liam asombrado.
—No tienes porqué disculparte, si me dejaron de hablar solo porque nos acercamos,
entonces no eran mis amigas de verdad, para serte sincera nunca me sentí tan coma
con alguien como me siento contigo. —exclamó Isabela con ternura.
—Yo también me siento cómodo contigo, creí que ser amigo de una chica sería raro, ya
sabes imposible, pero me gusta tu forma de ser. —Liam le alborotó el cabello dejándola
en el suelo mientras el profesor lo llamaba a practicar su línea de canto he Isabela solo
podía tenerle los ojos encima, cuando cantaba su corazón le brincaba como un venado
suelto en plena primavera.
—¿Por qué me siento así?... —se preguntaba Isabela en sus adentros.
No sabía si era la hora del día que estaba en su punto más caluroso, o si en realidad
solo sus mejillas estaban coloradas, no había notado lo bonita que era la sonrisa de
Liam, su cabello oscuro mojado por el sudor, su cuerpo torneado y atlético que dejaba
a relucir con su camisa blanca y sus pantalones negros y en el momento en el que él
cruzo la mirada con ella y le sonrió supo la situación en la que se encontraba, aquel
flechazo que sintió hace algún tiempo volvió a penetrar salvajemente su corazón, pero
ahora de una manera más profunda e intensa.
Isabela se paró de ahí confundida y salió afuera a tomar aire fresco, no sabía por qué
su pecho estaba lleno de tantos sentimientos.
—No… que se vayan de aquí…no puedo sentirme así otra vez… sé que te lo prometí
Dany, pero… él es demasiado valioso como para que algo malo le pase…—Isabela se
sentía aterrada de aceptar que pudiera estar sintiendo cosas por Liam, tenía miedo de
que la vida también se lo arrebatara, en el momento en el que levantó la mirada,
Camila se encontraba frente a ella.
—Isabela, cuanto tiempo…— le dijo Camila con aquella voz casi susurrando.
—Camila… —los ojos de Isabela se abrieron de par en par y su corazón se encogió,
quedándose paralizada frente a ella.
—La verdad es que ya tenía ganas de verte. —Camila estaba a punto de estirar la mano
hacia el rostro de Isabela, pero inmediatamente Liam aprecio y le agarró la mano con
fuerza deteniéndola.
—¿Qué quieres con ella? —le preguntó Liam con una mirada fiera y un tono de voz
molesto.
—¿Quién eres tú? —le preguntó mirándolo fijamente.
—No te interesa, así que vete por donde viniste. —le ordenó con firmeza.
—Quiero hablar con ella, así que déjanos solas.
—¿Que no entendiste?
—Yo no quiero hablar contigo. —le dijo Isabela con la voz temblorosa y añadió. —no
me vuelvas a dirigir la palabra por favor. —Isabela tomó a Liam de la mano y se lo llevó
de ahí, él podía sentir como le temblaban las manos y como le sudaban por los nervios.
—¿Estas bien? —le preguntó preocupado.
—Sí... gracias por intervenir. —exclamó agitada.
—Mírate, estas temblando como un conejo, ella no es nadie, no le tengas miedo, eso
suele crecer a los abusadores, espero que con esto le quede claro que no puede
acercarse a ti. —Liam se inclinó para quitarle un cabello de la cara y le sonrió cuando
por fin dejó su rostro despejado.
Isabela se quedó perdida en esos ojos grandes y hermosos, no había notado que Liam
tenía pecas, discretas y adorables que estaban regadas por sus mejillas y nariz, sus
labios tenían un tono cereza que la dejaron hipnotizada.
—¿Quieres decirme algo? —le preguntó Liam extrañado al verla como en las nubes.
—¿Qué? ¡no! Es solo que me quede pensando en lo que pasó… —exclamó agitada,
confundida por todo lo que estaba sintiendo.
—Le preguntare a la profesora de arte si puedo faltar a la última clase, así podre
acompañarte a tu casa.
—No, no faltes a clases, tienes que enfocarte en tus propias materias, no descuides tus
notas solo por mí, estaré bien, además el papá de Dany pasara por mi después de
clases, le conté lo que paso con los chicos que me molestaron y ahora quiere pasar
más seguido por mí, no quiero quitarle eso, se está esforzando por cuidarme. —le dijo
Isabela con una sonrisa llena de gratitud.
—¿Estás segura?
—Sí, ve a clases, me sentiría mal que te regañaran por mi culpa, si quieres te escribo
cuando ya esté en casa. —le dijo Isa con una sonrisa nerviosa.
—Está bien, si necesitas algo avísame. —Liam se despidió de ella con un ligero
golpecillo en el hombro y se fue corriendo de ahí.