Cuando deje de llover

CAPÍTULO 16

Después de esa amarga y dolorosa derrota comencé a entrenar por mi cuenta. Habían pasado semanas de la última vez que contacte a un Campbell y estos tampoco habían tenido ningún contacto conmigo ni siquiera Cloe se había aparecido cerca de mí ni tampoco en la escuela. Rika y yo convivíamos un poco más de tiempo, íbamos a todos los lugares que ella disfrutaba y simplemente le seguía la corriente. A veces era un poco aburrido pasar tiempo con ella ya que Rika es de las personas que no disfruta de los pasatiempos de los demás, pero quiere que los demás disfruten de sus pasatiempos o gustos. Simplemente fingía una sonrisa en señal de estar disfrutando las largas horas que se tomaba para escoger un vestido y puede que Killian sienta algo por ella, pero estaba más que segura que él también se sentía como yo en ese aspecto.

Los momentos que más disfrutaba y olvidaba todo este lio con el clan Campbell y los vampiros era pasar el tiempo con Elizabeth, mi madre, no suelo llamarla por su nombre, me gusta más como suena mamá cada que le llamo y ella es la persona más feliz, actualmente la mayoría de jóvenes llaman a sus madres por su nombre es raro escuchar a alguien decirle madre, mamá, mami. Por esa razón, tanto para mí como para mi madre esto es más significativo.

Ambas hacíamos cosas a las cuales consideraban de adolescentes, lo cual es absurdo ya que puedes hacer lo que te guste sin importar la edad que tengas. En su tiempo libre veíamos una película, la Princesas Mononoke, era nuestra favorita, cada que la veíamos terminábamos en un mar de lágrimas, después nos veíamos la una a la otra y terminábamos riendo entre lágrimas. Ambas preparábamos un pequeño refrigerio como un sandwiche de jamón o crepas con fresas y chocolate. Killian también trataba de unirse a nuestras conversaciones, pero yo era la única que podía escucharlo, a veces era inevitable soltar alguna sonrisa cuando mi madre hablaba de algo serio debido a las idioteces de Killian, pero aun así ella nunca se enfadaba. Si Killian estuviera presente físicamente estoy más que convencida que se llevaría de maravilla con ella, incluso mejor de lo que se lleva conmigo.

-Ailén apresúrate sino no encontraremos el pastel que tanto quieres- gritaba mi madre donde las escaleras, ambas iríamos a una nueva cafetería que estaban inaugurando en Villastay, mientras yo estaba batallando con los lentes de contacto, era algo tedioso usarlos, pero no podía salir sin ellos. Mi madre rápidamente se percataría del cambio del color en mis ojos. A los demás puede que ni les importe, pero a ella sí. Después de batallar salí de mi habitación y bajé las escaleras ahí estaba ella esperándome en la puerta. Sin pensarlo coloque el brazo izquierdo alrededor de sus hombros y ambas caminamos en ese camino lleno de charcos y lodo. La nueva cafetería no estaba muy lejos de casa por esa razón ambas decidimos salir y darnos un pequeño gusto, mi madre es de las personas que no le gusta comer en la calle, ella suele prepararlo todo en casa, si tengo antojo de pastel, pizza o hamburguesa ella lo hace sin ningún problema.

“por favor ten cuidado de no ensuciar tus zapatos ni caer en los charcos de lodo, la sensación de pies mojados es horrible” Killian actualmente no habla mucho, aparece de vez en cuando a decir algo en este tipo de situaciones. Desde la pelea ninguno de los dos tocó el tema, cuando entreno sola este da uno que otro consejo y después desaparece, es como si de alguna forma nuestra relación estuviera madurando, las peleas y los chistes se van minimizando poco a poco, pero a la vez es como si ya no tuviéramos nada de qué hablar, de alguna manera nuestra relación se vuelve extraña y a la vez cómoda.

-lo sé, no es necesario que lo repitas cada vez que salimos- era inevitable hablar. Si le respondía a Killian con el pensamiento se sentía de alguna u otra manera extraña, al hablar afirmaba que éramos dos entidades diferentes y no algo que yo me había creado de la nada.

Mi madre ya estaba acostumbrada a ello tanto así que ya no trataba de averiguar a que me refería era como si ya hubiera aceptado que tengo un amigo imaginario.

Después de dejar nuestros abrigos en la entrada tomamos asiento en una de las mesas que estaban hasta el fondo. El lugar era agradable, la música y el ambiente vintage era de las cosas que más me gustaban así que no tenía ninguna queja de este lugar, es más, lo frecuentaría.

“esto me trae recuerdos, cuando era humano solo la gente de clase alta podía darse el lujo de visitar este tipo de lugares, pude visitar un lugar así de elegante una vez en mi vida humana” era extraño que Killian hablara sobre su vida humana, pero al decírmelo me convencía más que ambos comenzábamos a tenernos confianza.

El camarero llego a tomar nuestra orden mi madre pidió un descafeinado con una mini tarta de manzana y yo pedí un frappe de caramelo y una porción de pastel de chocolate, entendía las caras extrañas que mi madre hacia si fuera humana mi paladar no soportaría tanta dulzura y me empalagaría, pero, ahora que no degusto nada puedo comer y combinar todo lo que quiera.

“la última vez que degusté algo dulce fue una pequeña caña de azúcar que encontré en los terrenos de mis vecinos”

-y yo no recuerdo que fue lo último que probe antes de que me convirtiera en vampiro- mi madre no me escucho, de alguna manera aprendí a responderle a Killian en voz baja, casi inaudible, aunque en ocasiones no lo pensaba mucho y se me escapaba levantar la voz.

-pero estoy segura que si comiera esto siendo humana lo vomitaría- ambos comenzamos a reír.



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En el texto hay: vampiros

Editado: 03.06.2024

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