Cuando el amor florece

El baile...

٭♕٭

Era una noche tranquila en el gran reino de Harvelia, las ramas de los árboles se mecian mientras algunas hojas caían al suelo. En lo más profundo de mi presentía que algo malo pasaría esa noche, desde un inicio no quería que hicieran el baile, no hoy por lo menos.

Salí del alborotado salón de bailes caminando tranquilamente hacia el jardín, exactamente a los rosales. Mis rosales. Me acerque a la fuente donde veía mi reflejo en el agua, la luz de la luna iluminaba el área dándole un toque pacifico. Me senté en la orilla de la fuente. A lo lejos veía una silueta de alguien que se acercaba, cuando estaba más cerca pude visualizar que era un joven alto, con el pelo castaño y desordenado con una aire relajado.

—Un placer, soy el príncipe Adrián heredero de thaliria—dijo con una pequeña sonrisa amable.

Yo lo miraba desconcertada, se supone que además de las personas del palacio, nadie más conocía este lugar que tanto oculte por miedo a que alguien arruinará mis rosas.

—Soy alexa, princesa de Harvelia—una pausa—¿como llegaste hasta aqui?

—Sencillo. Vine en carruaje desde mi reino junto a mi consejero, la verdad no es muy lejos.

—Me refiero aquí, al rosal. —Dije señalando nuestro alrededor.

—Ah, te refieres a eso. Pues quería tomar aire lejos de la gente, y como te vi venir aquí te seguí.

¿Ma había seguido hasta aquí sin conocerme?

—Vaya—murmure aún sorprendida.

—¿Es malo que este aquí?

—No es malo, sólo que se supone que no mucha gente sabe de este pequeño lugar, así que no digas nada.

—Bien, entonces no digo nada—dijo sonriendo poniendose la mano en la boca.

—Me puedes llamar Alexa.

—Bien Alexa, me puedes llamar Adrián.

Antes de que yo pudiera decir una palabra, se escucharon unos crujidos entre los arbustos, me imaginé que era mi perro Gilbert ya que le encantan los arbustos de mora.

—¿Que se supone que fue eso?—pregunto frunciendo el ceño.

—Seguro es mi perro Gilbert, nada del otro mundo.

—Si tú lo dices...

Gilbert apareció en la entrada acercándose a mi, le acaricie suavemente la cabeza.

—Si Gilbert vino por la entrada¿Que fue lo del arbusto? —Pregunto más serio que antes.

Tenía logica. Gilbert ya estaba aquí no podía a haber sido el. Me quedé pensando unos segundos cuando vimos una gran sombra y empezamos a escuchar pasos acercarse, cada vez más cerca. Me puse alerta de inmediato poniendome de pie, al escuchar algo salir de los arbustos Adrián me tomo de la mano tirando de mi para que corriera de regreso al palacio antes de que pasará una tragedia.

Corriamos rápido al palacio, mi vestido se rompió en los volantes de abajo, si no me hubiera dado cuenta me hubiera estrellado contra el suelo, me agache rápidamente y despegue con fuerza esa parte de mi vestido azul.

Cuando llegamos al palacio todos nos miraban confundidos preguntándose; ¿Que les habrá pasado para estar asi?

El salón de bailes se llenó de murmullos, lo que era tranquilidad ahora era un cúmulo de preguntas sin respuestas. En mi mano aún estaba el pedazo que le había arrancado a mi vestido anteriormente, me dolían las piernas como si llevará 5 horas corriendo.

—Princesa Alexa, ¿que acaba de pasar? —pregunto alaric mi guardia real con el ceño fruncido.

—Acabamos de escuchar sonidos salir de los arbustos, y vimos una sombra muy rara.

—Bien, revisaremos toda el área hasta encontrar que era eso.

—No lleven a nadie al rosal—Le ordene en voz baja sentándome en una silla para relajarme un poco.

El asintió y salió hacia el rosal junto a los demás guardias del palacio, Beatrice mi dama de compañía y amiga, se acerco a mi con expresión preocupada así que le conte todo lo que paso. Ella me acompaño a cambiarme el vestido que llevaba rasgado y un poco sucio. Regrese con un vestido limpio y me quedé junto al ventanal mirando los jardines reales.

Habían unas grandes plantas de salsamoras y árboles que ocultaban la entrada al rosal, delante de los árboles habia un pequeño jardín que era el que todo el mundo conocía. Las rosas... Comenzaron a marchitarse. Significa que algo malo iba a pasar, algo muy malo, cuando se marchitan tantas a la vez significa que nada bueno se acerca. Sentí un pequeño dolor golpear mi pecho, un presentimiento que llevaba visitandome desde esta mañana. Aunque no le di importancia supe que no sería nada bueno.

—¿Te sientes mejor, Alexa? —Pregunto Adrián parandose a mi lado con expresión sería.

—Si, no pasa nada...

El miro hacia el pequeño jardín y después volvió a mi, cuando se percató que las rosas se marchitaban volvió a mirar el jardín enarcando una ceja.

—¿Porque las rosas se están marchitando?

—Larga historia, pero en resumen va a pasar algo malo—replique pasándome la mano por el pelo.

—¿Predicen el futuro o que?—pregunto con una sonrisita.

—No estoy jugando—Mi tono era serio y sincero—Tengo una conexión con las rosas, cuando va a suceder algo malo se marchitan, si la desgracia es grande sólo queda intacta esa de alla—Señale la rosa negra que estaba en el centro del pequeño espacio.

—oh, entonces va a pasar algo pesimo—Dijo con un toque de burla en su voz.

—No estoy bromeando, es de verdad—mi voz era sincera mientras apoyaba mi mano en la ventana.

—Te creo entonces—dijo aún con una sonrisa.

La brisa era fría mecia los árboles de lado a lado, la luna iluminaba el jardín y las luciérnagas se movían entre las flores y arbustos de frutillas. Vi como el capitán de la guardia Sir Gareth se acercaba hacia nosotros con una expresión seria en su rostro. Sin el decir una palabra yo ya sabía que no era nada bueno, hizo que mi hermana mayor Melissa y mi padre se acercaran. Lo raro era que no había llamado a mi madre para que viniera a escuchar las noticias de lo que había pasado. Adrián estaba junto a mi en su rostro vi su curiosidad y seriedad mezcladas.




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