Cuando El Cielo Desciende

4. DIBUJO Y REALIDAD

 

    Parecía ser algo demasiado extraño, como una especie de humanoide hecho bola, que impactó contra el suelo, fuertemente. Gordan podía presenciarlo, escuchó un pum muy cerca suyo, y el pensó que una fábrica ha de explotar. Luego de haberse sacado en el lavabo todo el maquillaje que le había quedado de la obra teatral, la cual había hecho dos horas antes de la medianoche -en el momento en el que escuchó el golpe eran las 00:04-. Estaba comiendo una pizza, y miraba la televisión. El se consideraba como un soltero, su familia nunca estaba en su casa, porque iban a cumpleaños, y el jamás era invitado. Su madre nunca lo iba a visitar. Siempre, esos momentos en la noche, iba a tomar unas cervezas junto a Michael, un amigo suyo, como si fueran vagabundos sin dinero. Trazó una línea en una hoja N°4. Hacía un dibujo, una especie de humanoide llegando a la Tierra, tras aterrizar en las afueras de su ciudad y haber caminado unos largos kilómetros. Acabaría con el planeta en segundos.

Decidió ir en coche hacia el lugar donde esa cosa había aterrizado. Era a las afueras de Maine, y el había tenido esa obra en Nueva Hampshire. Cuando llegó hacia su casa, se sintió como si fuera un tipo sin actividades, completamente tranquilo. Cruzó la carretera y recogió, detrás de un poste de luz, la llave de su coche. La ponía allí por si alguien llegaba a entrar a su casa a robar algo, no se enteraría nunca donde demonios puso la llave de aquel coche. Siempre que la recogía, miraba a sus alrededores, creyendo que alguien lo observaba. Abrió el automóvil y se montó en el. Lo encendió, y retrocedió. Hizo un par de giros y, sin problema alguno, dobló hacia la derecha, cambiando a tercera al instante.

Cuando llegó, estacionó en la acera. Estaba en medio de la ruta, y una multitud rodeaba un hoyo completamente extenso.

-¿Qué hay? -Preguntó Gordan. Un oficial se le acercó.

-Una especie de cápsula, aquí un equipo está intentando abrirla, nadie sabe que es. Desde Nueva Hampshire, algunas personas comentaron que vieron algo en el cielo, demasiado cerca, y cayó aquí.

-Demonios, ¿alguna vez impactó una estrella fugaz?

-No, jamás. Pero, si es así, no será nada similar a esto. Creemos que es un bicho extraño. Vendrá dentro de esa cápsula. -Gordan creyó que venía del espacio. Horas después, lograrían liberar la cosa que está dentro de la cápsula. Ante ellos, estacionó un coche. De el bajó un moreno con sombrero negro, y un traje marrón claro. Sacó un cigarro de su bolsillo, y seguido de ello una boquilla de metal que colocó en el filtro de éste. Con sus lentes transparentes, debido a un problema en la vista, se acercó a pasos lentos y largos. Su nombre era Ormingt, mejor conocido como Oring. Todos le decían que su nombre era horrible, y era la pura verdad.

-¿Qué sucede aquí, oficiales? -Preguntó.

-Cosas de otro planeta, -respondió Gordan- en especial cápsulas.

-Demonios. -Vociferó el.

Gordan se dirigió hacia su vehículo, y, delante suyo, pudo presenciar a la princesa que lo esperaba en la entrada del coche.

-Ven mi amor, o el señor macabro me matará.

El se preguntó: ¿qué demonios hacían los personajes de la obra teatral allí? Además, con la misma vestimenta.

-La mataré hasta que derrame demasiada sangre que parezca agua que cae de la ducha, maldito apestoso. -Cerró sus ojos repetidas veces, pero no se iban. Miró haca atrás, y veía como algo se abría. Era una especie de bola, dentro de un gran hoyo, y de ella salía un humanoide demasiado extraño. Todo esto, Gordan lo observaba fragmento por fragmento, como si fueran las viñetas de un cómic. Dirigió su vista hacia arriba y veía como el cielo se reducía. Cuando volvió a mirar a la princesa, se encontraba tirada en el suelo, derramando sangre.

-Te dije que la iba a matar. Mira el cuerpo, con su lóbrego carmín, ¿eso es lo que hace un caballero, dejar morir a su amada? Maldito desgraciado. -Se rasguñó el hombro derecho, y luego se lo mordió. Como todas las películas, se tapó los ojos, creyendo que todo iba a desaparecer.

Realmente, no estaba equivocado.

-...y quizás en unas horas podremos saber que hay dentro de esa cosa, de esa cápsula. -Gordan abrió los ojos, y continuó caminando hacia el coche.



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En el texto hay: extraterrestre

Editado: 04.04.2018

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