Cuando el invierno toca Invernalia - Corazón I.

❆ Capítulo 8

❆ Adriel Edurne

Adriel Edurne estaba realmente cansado, agotado y enfurecido, pues había recorrido el pueblo entero buscando un hotel, una posada, un mesón, una fonda, una pensión o un hostal, algún lugar donde pasar la noche porque se había dedicado la mañana entera a tratar de convencer a la señorita Edelweiss a que le vendiera un árbol de pinabete.

Primero comenzó con pedir el más grande que había en la arboleda, ese medía un aproximado de veinticinco a treinta metros de altura, pero Nivea se negó en redondo, así que Adriel pasó a pedir uno que medía diez metros de altura y el resultado fue el mismo, la negación por completo.

Al empezar el atardecer y después de saciar el hambre, Adriel decidió ir al pueblo a buscar un lugar donde dormir sin tener que molestar a la dueña de la pequeña cabaña, justo donde se había hospedado la noche de su llegada a ese pueblo. Parecía que ese día se había creado para negarle cualquier cosa a Adriel Edurne porque no había lugar para él en ningún lado.

Le negaron los pinabetes, desde el más grande hasta el más pequeño de la arboleda; este le escribió un correo a la señorita Jale para declararle que no había podido adquirir el árbol de pinabete y quizás se regresaría ese mismo día, pero ella también le negó el regreso a su amada Yellowknife, le dijo que procurara un día más y que por los gastos no se preocupara porque ella los pagaría; lo mismo con las comidas en los restaurantes, él quería un tipo de comida y no había o se lo negaban porque no preparaban dicho platillo.

No le quedó de otra que regresar a la cabaña en la arboleda a las faldas del volcán y con humildad junto a la pena, tuvo que tragarse su orgullo para pedir una noche más en el inmueble protegido del frío viento de fin de año.

―Está bien, puede quedarse aquí, solamente si promete ya no tocar el asunto de una posible venta de un Pinabete el día de hoy. —Fue la respuesta y condición que pidió Nivea.

—Se lo prometo porque yo también me cansé del asunto ―concluyó Adriel, tomando asiento en el sillón de dos personas con vista a las ventanas que dejaban lucir el apacible y hermoso lago.

El estar a solas con Nivea, le causaba nervios porque pensaba que en cualquier momento ella volvería a tener otra descompensación como las dos últimas que tuvo la noche anterior cuando se presentaron, esos lapsos en que ella hundía el entrecejo, cerraba los ojos con fuerza y bajaba la cabeza porque en cualquier momento ella se desmayaría. Además de eso, Nivea era muy misteriosa, había un aura mística alrededor de ella que a Adriel no le gustaba mucho porque le provocaba suspenso, desde la primera vez que la vio ella fue muy evasiva, misteriosa y seria, una fórmula perfecta para ocultar algo grande.

Primero él la miró como una mujer rubia y bonita que de pronto en la primera descompensación, le observó los labios pálidos casi blanquecinos, después cuando se tomaron de las manos para presentarse ella volvió a descomponerse y lo que Adriel vio le dejó más nervioso todavía: él juraba haber visto por unos dos segundos los ojos azul cielo que ella lucía convertidos en un azul glacial casi fluorescente.

Para tranquilidad de Adriel, los dos hablaron de todo y de nada, comieron lo que había en la despensa de la pequeña cabaña y la velada fue agradable. Ella se veía normal, se comportaba normal y hasta hablaba normal. Quizás lo que Adriel había visto fue obra del susto que se había llevado por el ataque inesperado de aquel hombre en la calle frente a ese hotel, algo así como un estrés postraumático.

—¿Por qué quiere comprar un árbol de Pinabete a cualquier costo?

Ambos tomaban chocolate caliente y artesanal de la región en una taza hecha de barro, ella estaba sentada en un sillón cómodo de una sola persona en la salita de estar y él en el sillón grande frente a ella, justo donde había pasado la noche anterior.

—No me lo va a creer, pero no es para mí. Además de tener una historia curiosa la manera en que vine a parar aquí ―mencionó Adriel más relajado por el sabor del chocolate caliente en su boca.

—Soy toda oídos, tengo tiempo ya que no planeo salir el resto de la noche ―dijo Nivea, alentando de una manera muy singular y casi tosca a su huésped para contar la historia.

—Pues... yo soy carpintero de profesión. Estaba en mi cabaña del bosque terminando una pieza, de repente recibí la llamada de una mujer que me pedía conseguir un árbol especial llamado Pinabete, me explicó que lo desea para estas fiestas de fin de año y la madera que reste, me pidió que la confeccionara para un mueble muy especial y que aún no tengo idea de qué es lo que tiene en mente ―contaba Adriel, tomando su chocolate y suspirando de vez en cuando, ella lo ponía nervioso con la mirada directa que le ofrecía en su narración.

—¿Por qué no simplemente compra un árbol artificial en un supermercado o un Abeto cualquiera? Total, es un árbol que solamente durará unos cuantos días.

—Se lo sugerí varias veces a mi clienta, pero insistió en que debía conseguir ese árbol a como diera lugar, no importaban los gastos, pero que sea un Pinabete y exclusivamente de esta arboleda. Me dio la dirección y emprendí el viaje por dinero a un país que no conozco ―confesó Adriel, apenado porque al decirlo en voz alta y a otra persona que no fuera Venecia parecía una total ridiculez, así que bajó la vista a sus manos que rodeaban la pequeña taza de barro.

―Tenía razón, es una historia curiosa y extraña a la vez —concluyó Nivea, de alguna forma zanjando el asunto.

De repente, ella le extendió la mano y él le dio la taza vacía, luego las depositó en el lavaplatos que estaba a centímetros debajo de una pequeña ventana.

―Buena noche, señor Edurne.

 

❆❆❆

 

Nivea fue a dormir en su habitación y Adriel se quedó dormido en el sillón grande con mantas calientes porque la cabaña solamente tenía una estancia, pues era pequeña. Pero la tranquilidad de esa noche fue interrumpida cuando el reloj de la sala de estar marcó las doce de la media noche, una voz en forma de soplo, dulce y cantarina, le susurraba al oído al hombre tendido en el sillón:




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