Cuando El Poder Ama

Capítulo 21: De Vuelta a Casa

El vuelo de regreso fue tranquilo. En el avión, Elías no dejaba de mirar a Camila, observando cómo se relajaba en su asiento, como si la intensidad de los últimos meses comenzara a desvanecerse poco a poco. Sabía que la vida de casados no sería siempre tan fácil como aquellos días de luna de miel, pero confiaba en que su amor y su complicidad serían más fuertes que cualquier adversidad. Durante el vuelo, Camila se reclinó en su asiento y pensó en lo que les esperaba al regresar a Santo Domingo. La vida política de Elías seguía siendo intensa, y ella misma tenía proyectos pendientes. A pesar de la paz que habían encontrado en los días juntos, el trabajo y los compromisos pronto volverían a llamar a sus puertas.

— ¿Listos para el regreso a la realidad? —le preguntó Camila, sonriendo suavemente.

Elías la miró, su rostro serio pero relajado. Se tomó un momento antes de responder.

— Siempre que estés a mi lado, todo se vuelve más fácil. Estoy listo para enfrentar cualquier cosa. Con suerte, hoy solo tengo que preocuparme por encontrar tiempo para ti entre los compromisos.

A medida que el avión aterrizaba en Santo Domingo, la ciudad se desplegaba ante ellos. Habían pasado por muchos cambios, muchos desafíos, pero todo parecía encajar de nuevo, como piezas de un rompecabezas que finalmente comenzaban a tomar forma. Elías había asumido el cargo de presidente, y ahora, con Camila a su lado, lo que más deseaba era encontrar el equilibrio entre su vida política y su vida personal.

Cuando llegaron a casa, el apartamento en el centro de la ciudad los recibió con su familiaridad. Elías, ahora en su rol oficial, había transformado parte de su vida, pero en ese hogar todavía existían los pequeños detalles que le daban carácter: los recuerdos de su primer encuentro, las notas que se habían dejado entre ellos, las conversaciones a altas horas de la noche sobre el futuro. Camila se sentó en el sofá, observando todo con cariño, mientras Elías se acercaba para tomarla de la mano.

— Volver a estar en casa... es algo que nunca quise dar por hecho —dijo él, con una sonrisa cansada pero sincera—. Ahora que estamos aquí, puedo ver cuánto más tenemos por construir.

— Sí, aunque no será fácil —respondió Camila, mirando su rostro. Había algo en él que la hacía sentir tranquila, como si en medio de todo el caos, siempre pudiera encontrar paz con solo mirarlo—. Pero mientras estemos juntos, todo será más llevadero. Vamos a construir este futuro juntos, paso a paso.

Los días siguientes estuvieron marcados por una nueva rutina. Camila comenzó a retomar su carrera de abogada. Se había comprometido con Elías durante todo el proceso electoral, pero sabía que ahora era el momento de equilibrar su vida profesional con la de casada. Entre los horarios de las reuniones de Elías, los compromisos de su cargo, y las entrevistas que a veces ocupaban horas de su día, Camila trataba de encontrar espacios para ella misma.

Elías, por su parte, seguía con sus responsabilidades presidenciales, pero no dejaba que la política se interpusiera en su relación. A pesar de los compromisos constantes, siempre encontraba tiempo para ella, para estar juntos. A menudo, después de un día agotador, se sentaban a la mesa, compartían una cena tranquila y hablaban de cualquier cosa, desde los avances de su gobierno hasta recuerdos de su luna de miel.

Una tarde, después de un largo día, Elías le preparó a Camila una sorpresa. Cuando ella entró al apartamento, una suave luz iluminaba la sala, y sobre la mesa de comedor había una carta con un ramo de flores. Elías la miró con una sonrisa juguetona.

— Sabía que necesitabas un respiro de todo lo que está pasando. Quiero que sepas que, además de ser mi esposa, eres mi compañera en todo esto. Esto es solo un pequeño recordatorio de lo que significas para mí.

Camila se acercó a la mesa, tomó el ramo y lo acercó a su nariz, sintiendo la fragancia fresca de las flores.

— Es hermoso, Elías —dijo ella, agradecida, mientras abría la carta con curiosidad. Era un pequeño gesto, pero para Camila, representaba el cuidado constante de Elías en medio del caos de su vida pública.

Después de la cena, pasaron la noche viendo una película, con Elías abrazándola en el sofá, mientras el sonido de la ciudad seguía su curso afuera. Aquellos pequeños momentos, aunque sencillos, eran los que más valoraban, pues sabían que era ahí donde realmente se encontraba la esencia de su relación.

Con el paso de los días, Elías y Camila se enfrentaron a la rutina de la vida diaria, pero cada uno de esos momentos tranquilos, entrelazados con el cariño y el respeto mutuo, les recordaban que, aunque el futuro estaba lleno de incertidumbres, siempre tendrían el uno al otro.

La calma que normalmente caracterizaba en el gobierno de Elías se rompió abruptamente cuando una llamada urgente interrumpió su jornada. El presidente, que había estado revisando los informes sobre el estado económico del país, fue informado de una grave situación: el sistema del banco principal de la República Dominicana estaba colapsando.

En ese momento, la noticia parecía casi surrealista, pero rápidamente la gravedad de la crisis se hizo evidente. El sistema de transacciones y los servicios bancarios electrónicos se habían detenido en toda la nación, afectando tanto a los ciudadanos como a las empresas. Desde temprano en la mañana, miles de personas habían comenzado a reportar que no podían acceder a sus cuentas, ni realizar pagos, ni siquiera retirar dinero.

La situación estaba fuera de control, y la calma habitual en los pasillos del Palacio Nacional se transformó en un frenesí de llamadas y reuniones urgentes. Los reportes indicaban que no solo era un problema técnico aislado, sino que el sistema de seguridad de datos estaba comprometido, lo que abría la puerta a posibles hackeos y fraudes masivos.

La incertidumbre era aún mayor debido a la magnitud de la brecha tecnológica en el sistema financiero del país, que hasta ese momento se había considerado relativamente sólido. Elías, consciente de que el colapso de la infraestructura bancaria no solo afectaría la economía, sino que también pondría en riesgo su estabilidad política, convocó de inmediato a su equipo de crisis, incluidos ministros, expertos en tecnología y autoridades financieras.




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