Cuando éramos tú y yo.

Capítulo XII

Cuando entró en casa, las caras de Rosi y Shara le hicieron saber que algo andaba mal. Y no era algo, era todo.

Ambas niñeras le pusieron al día de los recientes acontecimientos y Oliver entró en pánico. 

Lo primero que hizo fue llamarla. Una, dos, tres... Treinta veces... Y nada. No sólo no obtuvo respuesta, tampoco le devolvió ni una sola. Shara y Rosi corrieron la misma suerte. Llamó a Roxana, sabiendo que era su mejor amiga, pero ésta tampoco tuvo éxito en su intento de localizar a la bella rubia.

Oliver estaba al borde del colapso. Hundió sus dedos en su cabello oscuro, la desesperación era mayor para él con cada segundo que pasaba sin noticias de Brianda.

-Solo espero que esté bien. -espetó con el ánimo por el suelo- Es lo único que me ha importado siempre: su felicidad.

-Estará bien, seguro que es sólo un enfado y se le pasará. -Dijo Rosi intentando animarle.

-Pues yo de usted me preocuparía si está enfadada, porque muy difícilmente le va a dar oportunidad a usted de ningún tipo. -Reprochaba Shara caminando en el costado derecho de Oliver.

Rosi miraba con desaprobación a Shara, aún sabiendo que ella tenía razón, todos conocían el carácter de Brianda, pues todos recordaban perfectamente su manera de ser. Menos ella misma.

Lejos de darse por vencido, Oliver siguió llamando una y otra vez a Brianda, sin resultados.

-Rosi, hay algo que he descubierto, y me gustaría que ambas me expliquen esto. -Oliver extendió su mano con las fotos y la información recibida en aquella mañana.

Shara se quedó muda mientras se veía en las fotos con el bebé en brazos. Rosi la miraba con complicidad. Ambas suspiraron.

-Si, joven, soy yo. Y si, entregué ese bebé y fue el mayor error de mi vida, hoy lo sé. -Las lágrimas asomaban en la mirada de Shara.

-Y todos sabemos donde está, pero se nos ha impedido hablar, Oliver... No es nada contra vosotros, de verdad, pero no podemos ayudarte en este caso si Brianda no recuerda nada. -Dijo Roxana mientras se sentaba a la par de Shara.

-Así en lugar de ayudarla, sólo la vais a perjudicar y no sólo a ella, a vosotros mismos y a mi incluso... -El tono de Oliver era de molestia y rabia.

-Sólo le diré, joven Oliver, que ese bebé es el de la niña Brianda y está vivo en buenas manos... Pero no me pida que hable más porque me lo tienen prohibido. -Comentó con dolor Shara.

Oliver abrió los ojos como platos y por un instante quedó sin aliento.

Roxana, que entendía el pensamiento de Oliver, asintió mirándole a los ojos.

-Si, Oliver, ese bebé era tuyo... Haz que Brianda recuerde, ayúdanos a ayudarla a recuperar la vida que os ha sido arrebatada... Antes que sea demasiado tarde. -Roxana agarró el brazo de Oliver para darle ánimo.

El joven Anderson empezaba a comprender todo: Sí, Brianda si había tenido al bebé, todo lo que su padre le contó era falso. Ella nunca le había engañado y él aquella noche destrozó lo más bonito que había tenido en toda su vida.

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Esa noche no pudo pegar ojo. Brianda se había negado a hablar con ellos, no quería saber absolutamente nada de ninguno. Se sentía traicionada por todos y no era para menos, todo el mundo se había dedicado a ocultarle cosas, inclusive él.

Se giró en la cama, trataba de inventar mentalmente lo que iba a decirle cuando la tuviera al frente. Primeramente sería pedirle perdón, pero también debía darle una buena explicación de todo y no sabía como hacerlo después de los últimos acontecimientos ni si sería bueno para su salud afrontar todo de un golpe cuando ni él mismo era capaz de saber todo con detalles.

Se puso en pie, no aguantaba más en la cama ni aunque fueran las 4:00 de la madrugada. Necesitaba salir, respirar, despejar su mente. Se vistió y calzó y salió por la puerta de su casa. Iría a correr un rato, esperando que eso le ayudara a pensar qué hacer de ahora en adelante cuando solo tenía un montón de dudas y de incertidumbres combinadas de pocas certezas.

Lo único que tenía claro es que debía hacer que Brianda recordase al menos al bebé que tuvieron y el cuál ignora donde se encontrará. A pesar de que Shara y Roxana le hubieran asegurado que estaba en buenas manos, para él no existían mejores manos que las de Brianda y las suyas. Sumando a esto que tampoco podría confiar al cien por cien en las palabras de las amas de llaves después de todo lo sucedido.

No podía describir cómo se sentía. Era una mezcla de rabia, traición, miedo, rencor... No entendía por qué Shara dio a su bebé a otra persona que no fuera él. Tampoco cómo es que las neuronas de Brianda eran tan débiles como para provocar un íctus si no procesaba correctamente la información referente a sus recuerdos borrados.

Tenía que volver a enamorarla, solo así podría hacer que ella recordase. Vale, era una idea absurda y con pocas o nulas posibilidades de éxito, pero ¿qué perdía con intentarlo?. La medicina no podía ayudarles. Decirle la verdad tampoco. No le parecía tan descabellado creer en esa idea.



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En el texto hay: amor, amor tristeza, amor desamor

Editado: 30.06.2020

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