Hace tres días que Melody se fue.
No sé dónde está, ni por qué se marchó así de la nada sin si quiera avisar. Su madre, Doris, ha venido al departamento a buscarla, pregunta por ella constantemente, hoy me ha hecho más de tres llamadas preguntando por su hija, cada una de las veces que ha llamado le he dicho lo mismo de siempre, lo único que todos sabemos, que no sé dónde demonios está.
Esto está comenzando a fastidiarme.
No le he informado nada sobre Melody porque es verdad que no tengo la más mínima idea de dónde se encuentra, no sé ni siquiera por qué se fue, o quizá sí lo sé pero me cuesta aceptarlo.
Siempre he sido un jodido idiota.
Me casé con Melody porque la amo, nunca había amado a nadie tanto como a ella, y cuando digo que a nadie no hay excepción, ni a mi mamá ni a mi papá los amé tanto.
Ayer miércoles regresé al trabajo, solo para eso he salido de casa, cuando volví de la jornada laboral permanecí en nuestro departamento esperando su regreso, las noches se me hacen eternas, el café es mi único aliado, a veces tengo demasiado sueño, pero el costante dolor de cabeza no me deja dormir, otras veces paso toda la noche sin siquiera soltar un solo bostezo de cansancio.
Espero que regrese, que de repente entre por esa jodida puerta y me diga que todo ha sido un plan para ponerme a prueba o para que escarmiente, pero conforme van pasando las horas me voy percatando que hay mucho más detrás de todo esto, mucho más que una estúpida prueba amorosa.
En realidad no sé qué hacer, no he intentado buscarla minuciosamente, no sé si estaría siendo muy exagerado al llamar a la policía y decirles que mi esposa está desaparecida, hace unos minutos estuve a punto de hacerlo y eso se me hace poco comparado con lo que soy capaz de hacer para encontrarla, pero no hago nada, me sentiría demasiado estúpido yendo a poner una alerta de su desaparición, Melody ya es una mujer adulta, no creo que se haya perdido en el supermercado o en alguna calle, no parece ser conveniente ir siendo que es más probable que se haya marchado lejos intencionalmente.
Y es que no soy tan tonto, cabe la posibilidad de que algo malo le haya ocurrido, pero tengo una pequeña razón que me orilla a creer que ha huido de mí, por más que me duela aceptarlo. He adoptado una actitud evasiva, tratando evadir ese tema del que tanto me cuesta hablar y que aseguro que a ella también, es casi obvio que esa puede ser la razón por la que se fue. También me he convertido un verdadero idiota de esos de los que alguna vez me burlé, ahora estoy portando ese manto que tanta gracia y pena ajena me causaba, me he comportado como un maldito imbécil, fingiendo que todo está bien, tratando de cubrir todo aquel dolor con alcohol y fiestas nocturnas innecesarias, tal vez eso fue lo que la irritó e hizo que huyera.
El sábado no me importó el pequeño avance que conseguimos y me fui con mis compañeros de trabajo a embriagarme a un bar, no sé cómo conseguí llegar ni quién me trajo, porque mi auto se quedó en el local, no tengo idea de a que hora regresé, pero amanecí en mi cama, y por la mañana, Melody ya se había marchado.
Supongo que cualquier mujer en su sano juicio se habría ido sin más.
Una semana antes de que yo me fuera a embriagar ella lo hizo también, parecía que estábamos jugando a ver quién podía caer más bajo. Fue a bailar con sus amigas a no sé dónde y regresó a las tres de la mañana, le importó un bledo que yo estuviera preocupado, le importó poco que ese mismo día en cuatro horas tenía que irse a trabajar. Llegó en plena madrugada, yo había estado bebiendo café toda la noche, taza tras taza solo para mantenerme despierto y recibirla cuando llegara. Creo que la cafeína fue suficiente para ponerme más irritado y enojado de lo que me encontraba, sentía la rabia y la impotencia quemar mi garganta, y cada minuto que pasaba la rabia e ira crecían más en mí y se expandían como café en el agua. Pero esa no fue la primera vez que Melody llegó tarde, antes de esa vez lo había hecho unas cuantas veces más, incluso llegue a creer que mientras estaba trabajando tiempo extra, partiéndome el lomo y soportando al pendejo de mi jefe que por alguna razón desconocida se ha vuelto un hijo de puta conmigo a pesar de decir que soy casi un hermano, ella quizá se encontraba bebiendo y pasándola increíble con sus compañeros de trabajo en una de esas fiestas que suelen hacer casi cada fin de semana.
Ese madrugada que llegó tarde cerré la puerta para que nadie entrara, la seguridad en nuestro departamento y en todo el edificio es muy mala, por no decir que pésima. La persona que vivía antes en el 15 B fue asaltada, un día la señora dejó abierto para salir un momento y mientras esta conversaba con la dueña de la tienda, su casa estaba siendo saqueada, sacaron todo, hasta los marcos de fotos se llevaron, desde ese día nadie deja de ninguna manera y por ninguna circunstancia la puerta abierta. Así que por esa razón yo no la deje abierta y también porqué no quería que Melody lograra entrar sin que yo me diera cuenta, espere un buen rato y cuando ya estaba por rendirme e irme a dormir, tocó la puerta, ella tenía llaves también, me sorprendió que no la hubiera abierto ella misma, pero a los pocos segundos obtuve la respuesta.
Tocó la puerta tan fuerte que estoy seguro que los vecinos cercanos se despertaron, le abrí con rapidez, muy temeroso, con la esperanza que estuviera bien, que no le hubiera pasado nada malo y al mismo tiempo preparado para hacerle un drama que no olvidaría en meses.
Qué idiota fui, se me quedo mirando e intentó decir algo, pero debido a su estado alcohólico no pudo.
Lucía demacrada, con un aspecto muy descuidado, el olor que despedía y la manera en que actuaba no fueron lo que la delató, fueron sus ojos los que lo dijeron todo, estaba más ebria de lo que alguna vez se había puesto en toda su vida. Por eso no usó sus llaves, ni de su bolsa podía sacarlas.
Retrocedí un paso hacia atrás, no sabía que hacer o decirle, la ira que acumulé en las últimas horas se mezcló con un sin fin de tristes y defraudados sentimientos, traté de mantener mi rostro neutro, no lo logré, una lágrima resbaló por mi mejilla y cayó al piso al igual que ella lo haría unos segundos después.
Apartó su mirada de la mía, creo que sí me vio llorar, pero aún no podía o no quiso decir nada. Quitó sus manos del marco de la puerta quedándose de pie, sin ningún apoyo más que sus tambaleantes piernas, y luego se animó a caminar, pero al segundo paso que dio se derrumbó, no alcancé a atraparla aunque en realidad no estaba seguro si quería hacerlo, pues me había decepcionado. Me sorprendió que hubiera llegado a casa sana y salva a pesar del estado averginzante en el que estaba.
La miré tirada en el suelo, me causó una enorme decepción, ya la había visto en el piso una vez antes, pero en aquella ocasión no fue por estar ebria, fue por una razón demasiado diferente, una incluso más dolorosa. La levanté del suelo, la cargué entre mis brazos como lo había hecho millones de veces antes pero en circunstancias formidables, la llevé hasta nuestra cama y la cubrí con el cobertor hasta la barbilla. No quería dormir con ella, no como se encontraba, tal vez hice mal en pensar así, pero no solo me daba repulsión su aspecto, la decepción no me permitía pensar bien de ella en absoluto, así que abrí el armario y busque una manta para irme a dormir al sofá.
La miré por última vez antes de salir de nuestra habitación, pensé en cuan diferente lucía a aquella chica de la que años atrás me enamoré, algún tipo de desagrado crecía entre nosotros. Me di la vuelta y ya sin ver su rostro y antes de cerrar la puerta ella comenzó a hablar.
—Te amo, gracias por amarme también, Walter —murmuró.
Apenas entendí sus palabras.
La seguía amando y lo sigo haciendo, pero esa vez ese amor, respeto y admiración disminuyo considerablemente.
Estoy seguro que a Melody le pasó lo mismo que a mí el día que yo llegué borracho. Se decepcionó de mi igual como yo de ella, pero Melody se fue y me dejó sin saber dónde mierdas se encuentra.
Solo ella sabe dónde está, espero que se encuentre bien y si lo está imagino que en este momento ha de estar pensando que está bien, que no tenemos que preocuparnos por ella, que mientras ella sepa que está bien con eso basta. La conozco la suficiente para deducir qué eso puede estar pasando por su cabeza.
Lástima que sus padres, sus hermanos y yo estemos hechos un lío esperando el momento en que volverá o en si al menos lo hará.
Editado: 20.05.2018