Cuando habla el corazón

Capítulo: 4

—Alessia—pronunció mi hermano cuando llegamos a su departamento, se había mantenido en silencio durante todo el viaje y yo tenía dudas de que opinaba de esta situación—eres mi hermana y te adoro y siempre te apoyaré, sea cuales sean tus decisiones. Desde ahora esta también es tu casa, te puedes quedar a vivir aquí y a esos niños no les faltará nada —agregó y me abracé de él derramando algunas lágrimas, pues estaba bastante susceptible por causa del embarazo.

—Gracias, hermano —respondí—. Solo serán unos días cuando consiga a dónde ir...

—No digas tonterías —me interrumpió —. Estás embarazada y no permitiré que en tu estado andes sola por ahí. No dejaré que te vayas. Además, ni siquiera estás trabajando, el estúpido de Marcos ni siquiera te permitió empezar a trabajar cuando terminaste tu carrera. Ese hombre no sirve, siempre lo supe, es un egoísta que solo le importa el dinero y nuestros padres, ellos... —dijo poniéndose ambas manos en su cabeza—no imaginé que eran ese tipo de personas.

—Ander—le dije a mi hermano—no quiero ser una molestia, quizás a tu novia no le guste que esté aquí.

—Eres mi hermana, nunca serás una molestia para mí y si a mi novia no le gusta que estés aquí que no venga y listo—respondió abrazándome.

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—Magdiel necesito que hablemos —pronunció Marcos entrando a la oficina de su hermano en el hospital y cerrando la puerta. Ambos se parecían bastante físicamente y solo se llevaban dos años de diferencia. 

—¿Estás bien? ¿Mamá está bien? —cuestionó este dándole la mano a su hermano.

—No estoy bien.

—¿Qué te sientes?—lo interrumpió su hermano.

—Es Alessia, no quiere abortar, quiere tener a esos niños sea como sea. —respondió Marcos.

—Y no veo el problema de eso. Es su decisión, los niños están sanos y hay miles de escuelas y centros especiales. Tienes dinero para que esos niños, sus hijos y sus nietos vivan ricos sin tener que trabajar.

—No entiendes. No quiero tener hijos así.¡No quiero! —gritó y su hermano enarcó ambas cejas y suspiró.

—¿Qué quieres que haga? Eso es decisión de Alessia y si te soy sincero, si fuera mi mujer y fueran mis hijos, también los tendría.

—¡Pero no quiero! —gritó.

—Pareces un niño tonto, solo diciendo, no quiero. Hay otras opciones, además del aborto está la adopción, pero Lisi nunca aceptaría algo así.

—Se me está ocurriendo algo, ya sé lo que haré y me vas a ayudar.

—Eso depende del tipo de ayuda que necesites —respondió Magdiel.

—Quiero conservar mi matrimonio y sé que tu hospital necesita equipos nuevos que valen millones y estás sin capital —respondió Marcos captando la mirada de su hermano—Estás quebrado lo sé—agregó sonriendo mientras su hermano daba pequeños golpecitos en la mesa con la parte de atrás de su bolígrafo observándolo fijamente—necesitas equipos con los que podrías salvarle la vida a miles de personas. Incluso escuché decir que querías abrir una parte del Hospital para los más necesitados ,ese era tu sueño frustrado, y para eso necesitas capital, capitao que no tienes, porque vives compadeciéndote de la gente pobre y regalando operaciones que valen miles por lástima. Podrás ayudar a miles de personas y a tu hermano.

—No eres tan generoso, Marcos, que quieres a cambio —pronunció Magdiel pasando la mano por su barbilla.

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Tocaron la puerta del apartamento e imaginé que era mi hermano. Caminé hacia la puerta y para mi sorpresa se trataba de Marcos. Tragué en seco al verlo pues ya ni siquiera esperaba que viniera.

—Debemos hablar, Lisi—pronunció.

—No voy a abortar—respondí.

—Y no quiero que lo hagas —agregó y lo miré sorprendida—Me he equivocado mucho y solo espero que me perdones. Te amo y adoro a esos bebés. He actuado como un inmaduro. Por favor, Lisi perdóname y regresa a casa conmigo. Criemos juntos a nuestros hijos como habíamos soñado. 




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