Cuando hay Amor entre Nosotros

ϟConociendo la verdadϟ

Pero aquel gusto tan solo le duró una semana, ya que un día lluvioso en aquella hermosa ciudad, se encontró con una mujer, con vestido sin mangas y muerta del frío; el muchacho sabía que lo que iba a hacer era lo correcto, así que decidió obsequiárselo a la señora.

-"Valla que tela tan suave que tiene por dentro. ¿Dónde lo compraste? Te pagaré por este gesto tan bello y noble." - Ella se había ofrecido a llevarlo al lugar en el que él se estaba quedando.

-"Yo lo hice."

El muchacho jamás pudo olvidar la cara de asombro de aquella señora.

Y mucho menos, que al día siguiente ella volvió.

-"Tienes mucho talento jovencito; y tengo una propuesta que creo, no podrás rechazar."-Dijo ella bastante emocionada y segura de sí misma.

Aquella señora era la esposa de un millonario, el cual invertía en proyectos artísticos o de ámbito empresarial; y era muy reconocido por no perder ni desperdiciar un solo centavo de más.

El joven confió en ella ciegamente y abandonó su trabajo y a sus amigos, sintiendo que debía concentrarse en esa oportunidad solamente.

-"Muy bien muchacho, veo que tienes muy buen ojo para la moda."

Ellos habían acordado verse en la ofician de aquel hombre y el muchacho le presentó diez de sus mejores diseños

-"Este va a ser el trato, deberás darme mil ejemplares de cada uno de los diseños; si llegan a venderse serás un éxito rotundo; y si no, te tocará dedicarte a algo más."- Y lo último lo había dicho en susurro.

-"¿M-mi-mil e-eje-ejemplares? ¿Usted me ayudará a realizarlos?"

-"¡Por supuesto que no! Ese ya será tu problema, niño."

Fue con un señor, el cual era gerente de una fábrica de suéteres; y le pidió que le prestara solamente a diez de sus trabajadores.

-"¿Estás loco? Aquí todas mis trabajadoras son mis gansas de oro. Si quieres realizar tus diseños te tengo dos opciones: vas y consigues dinero para pagarme a las subordinadas que quieras y junto con ello por las máquinas o te compras la tuya y lo terminas haciendo todo tú solo, tú decides." 

Y no podía con la segunda opción, tenía un plazo de tiempo el cual no podía romper, ya que de lo contrario, no habría trato.
Y así como su último recurso se dirigió a casa de sus padres, les había pedido cincuenta mil francos, pero se los negaron al enterarse para que los necesitaba.

Decepcionado salió de aquella que fue su casa a paso lento y en el camino se topó con una máquina de coser descompuesta en un basurero cercano, llegó a una pequeña posada que quedaba cerca de su antigua casa, reparó la máquina de coser y solo logró realizar tres de sus diseños.
A todo esto su padrastro lo había contactado y llegó a aquel lugar y al hablar con él le dijo que le había creado una cuenta de banco y le había depositado cien mil francos.

-"¡Gracias! ¡En serio muchas gracias! Te prometo que te lo pagaré todo muy pronto."

Y con esos cien mil francos fue más que suficiente para poder pagarle a aquel hombre y que le ordenara a sus empleadas realizar diez mil ejemplare. Mil de cada uno que el muchacho había hecho y elegido las telas con demasiado cuidado.

El último día del plazo había llegado, entregó todo lo que le pidieron.
El hombre gastó dinero en la realización de un comercial en el cual la protagonista era su esposa y otro hombre, en el cual solo utilizaban dos de sus diseños.

Los puso a le venta en un tienda a la cual iba muchas personas con dinero y al final de la semana todas las prendas se vendieron.

-"¿¡Veinte mil francos!?"- Preguntó el muchacho al recibir su ganancia de aquel trabajo.- "¡Esto no es ni la mitad de lo que invertí!"

-"Bueno, quince porciento se fue en el comercial, treinta porciento es lo que tú me vas a dar a mí, para pagarle a la tienda por habernos dejado usarla, lo tuyo y lo demás se fue para impuestos. Así son los negocios niño, más vale que aprendas eso, porque de lo contrario no sobrevivirás en esta industria."

No tuvo otra opción más que firmar aquel contrato con ese hombre, pero incluso con las complicaciones, el muchacho ganaba bastante bien; tanto que a sus diecinueve años había comprado un departamento bastante lujoso y un auto deportivo del año.

Lo malo de aquel joven, fue que nunca tuvo una orientación administrativa y olvidó la deuda que tenía con su padrastro, despilfarraba su dinero en fiestas y cosas de lujo, algunas inclusive completamente innecesarias.

Uno de esos días había llevado a sus padres a aquel lujoso departamento, el cual él llamaba hogar, pero sus padres no se veían del todo felices; le dijeron que con el señor con el que trabajaba solo lo llevaría a la ruina y que si seguía despilfarrando el dinero de esa manera, en un tiempo ya no tendría para pagar.

Se molestó mucho de que sus padres no lo felicitaran en absoluto y no volvió a hablarles para nada.

Dejó que aquel hombre con el que trabajada se encargara de lo demás... Hasta que un día lo vio en la televisión, usando tanto él como su esposa atuendos diseñados y creados por él.
Se encontraban en la alfombra roja y una mujer se hallaba entrevistándolos.

-"¡Me encanta su trabajo! Se ve fantástico, además que su ropa no parece seguir modas, si no que usted las impone."

-"Oh sí, en realidad descubrí este talento cuando me desesperaba lo mucho que gastaba mi esposa en vestidos extravagantes y de telas piratas."- Bromeó.

Fue en ese preciso momento que el joven se percató de que todo ese tiempo, aquel hombre lo había estafado. Le pagaba lo que merecía, pero todo el crédito se lo quedaba él.

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Quiero pedir una disculpa bastante grande por haber escrito un capítulo más corto de lo normal, pero me dio un pequeño bloqueo de creatividad en lo que escribía jsjsjsjs, pero ya todo está solucionado.




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