Cuando hay Amor entre Nosotros

ϟDesafíos Completadosϟ

-"Vaya me encantan sus diseños, son sumamente hermosos y asombrosos, pero siempre me surge una duda y es la ¿De quién es el nombre que aparece bordado?"- Preguntó la reportera.

-¿Cómo dice?- El hombre vio con miedo y horror aquel mamarracho y la reportera no pasó por alto aquel cambio de actitud.

-"Bueno... Es que en cada una de las prendas que me compro hay un bordado en el interior con ese nombre, así como en su chaqueta, mire...- La mujer le había mostrado aquel bordado en un bello color plateado a la reportera y ahí en ese momento la entrevista concluyó abruptamente.

Unos días después, dos para ser más exactos, el hombre se apareció en el pequeño taller de costura, el cual había logrado rentar con sus pocas ganancias de la elaboración de sus prendas, el cual le exigió que dejara de poner su nombre en cada una de las prendas, a lo cual el joven no accedió.

En consecuencia, aquel idiota tomó cada una de las prendas realizadas, incluidas las que el mismo muchacho había cosido, las llevó a un pequeño depósito y las quemó todas, sin excepción alguna y todo frente al joven.

-"¡Si no vas a hacer lo que yo te ordeno, entonces aquí acaba todo, no hay más trato!"- Dijo aventando el pequeño contrato que siempre llevaba consigo para amenazar al joven a las brazas.

Lo demandó por plagio y al ser un hombre poderoso, ganó aquel juicio, se lo quitó todo y volvió a quedar solo en la calle, pero incluso aún así tenía deudas, las cuales no sabía como iba a pagar y todo por sus estúpidas fiestas y mal gastar el dinero en diversión.

No quería volver a la casa de sus padres, pues tenía un gran miedo a que le cerraran las puertas.

¿Sus amigos? Pues con los que había llegado a París ya se habían casado y realizado exitosamente y los había vuelto a ver; y por otro lado, los que obtuvo cuando consiguió su pequeño éxito, le habían dejado de hablar.

No sabía qué más hacer, no tenía muchas ideas que le ayudaran a resolver su problema, podría irse del país, pero eso requería de utilizar su identificación y por ello podrían llamar a la policía por el tema del juicio y que podrían saber de sus deudas y por el mismo escape podrían localizarlo en cualquier momento, así que esa idea estaba descartada, otra idea que pasaba por su cabeza era la de cambiar de identidad, pero eso suponía mucho trabajo y demasiadas preguntas y él no estaba listo para todo aquello; así que creyó que la solución más fácil sería quitarse la vida; ya que si lo pensaba bien, sus padres no se enterarían hasta ya pasado un buen tiempo o simplemente no se enterarían por el hecho de que tal vez nadie encontraba su cuerpo y se descompondría con el pasar del tiempo y ellos pensarían que él no querría tener contacto con ellos.

En una de sus noches en la que se encontraba sobrepensando su situación, decidió dormir en una de las bancas de un pequeño parque, como un menester más.
Era una noche lluviosa y bastante fría, en todo aquel transcurso de la noche había pasado una joven, la cual lo había cubierto con un suéter de un hermoso color pimienta rosa que ella llevaba y había dejado un poco de dinero cerca de él, al despertar el joven e incorporarse por completo, notó aquel poco de dinero y quedó con una sonrisa cautivadora.

Elisa no cabía de la sorpresa al notar  que las facciones serias del hombre habían desaparecido y habían sido remplazadas por una sonrisa.
Lo que daría Matías por ver esto...- Pensó ella.

«-"Selene, espera"- Gritó una señora que la acompañaba; y en cuanto el chico la vio, la reconoció al instante.

-"Hola muchacho."- Saludó ella intentando ser lo más cortés posible.

-"¿Qué es lo que quiere? ¿Acaso burlarse de mí? Pues le digo que su esposo ya lo hizo y bastante."- Dijo el muchacho algo molesto por la presencia de aquella mujer.

-"Ex-esposo querrás decir, yo le pedí el divorcio al enterarme de todos sus fraudes y más cuando me enteré lo que te había hecho."- La señora lo cubría con su paraguas. -"Ven hoy hice lasagna."- Dijo ella con un tono que intentaba ser reconfortante para el joven.

El joven no fue convencido del todo, hasta que la joven ojiverde le sonrió de nuevo, aceptó.

La mujer le permitió quedarse en su casa todo el tiempo que quisiera o necesitara, le dijo que se sentía responsable de él, ya que había sido ella quien lo había llevado con su, en ese entonces, esposo.
El joven le dijo que no era su culpa, si no de su ex-esposo sin escrúpulos y aún así ella le insistió en que se quedara y a cambio lo contrató como su sastre personal y el de su sobrina, Selene.
Trabajó con ella hasta que por fin pudo finiquitar todas sus deudas, aunque aún le quedaba una.

Pero a sus veintitrés años le ocurrió algo que consideró terriblemente trágico y sin solución.

-¡"Auch!"- Se había pinchado el dedo anular de la mano izquierda, ya era la tercera vez que se pinchaba, ya todos sus dedos estaban pinchados por más de tres veces.

Su vista se estaba tornando cada vez más borrosa y diferenciar las distancias era ya para ese momento bastante complicado.
Se dio cuenta de que su vista le complicaba hacer lo que tanto amaba y su más grande pasión. Gritó frustrado y terminó tirando todo al suelo.




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