Cuando hay trato, pueden ser amigos perro y gato (#7 S.R.)

CAPÍTULO 3

Héctor estaba hecho un mar de confusión. Maya provocaba en él reacciones muy diversas. Por un lado quería arrancarle la cabeza y dársela de comer al mismísimo Cerbero, pero por otro, quería tomarla entre sus brazos y besarla hasta fundirse con ella en un solo ser.

No sabía que con el paso de las semanas, dichas sensaciones se podrían a prueba.

 

- ¿Ya tienen un plan de trabajo a seguir? – Preguntó Roberto en la sala de reuniones.

Era jueves por la tarde, se suponía que el horario laboral ya había terminado, pero Maya y Héctor aún estaban reunidos con el Senador comentándole las iniciativas que ya habían emprendido así como los pendientes para las semanas siguientes.

- Ya enviamos por correo electrónico los boletines con tus ideas, puntos de vista y soluciones a las inquietudes de la comunidad. La idea es hacerlo de manera constante para ir educando a los potenciales votantes a favor para que vean las diferencias de nuestro partido, contigo a la cabeza, con el de la oposición. – Dijo Héctor.

- También hemos estado actualizando diariamente tus cuentas de Twitter y Facebook para promover la campaña e incluso subimos en Instagram y Youtube material audiovisual con todas las actividades comunitarias que has hecho para que el público en general las conozca de primera mano. – Acotó Maya.

- Además, el Merchandising también está teniendo buenos resultados. Esta semana se repartieron miles de volantes en diferentes puntos estratégicos de la ciudad y en la que viene tendremos disponibles los bolígrafos, las chapas corporativas, las gorras y también las camisetas con el logotipo del partido y tu eslogan …… “Basta de juegos. Reelige a Cienfuegos”, tanto para regalar como para que todo tu equipo las use en las actividades que tendrás que realizar. – Mencionó también Héctor.

-Veo que han hecho un buen trabajo en equipo. Estoy gratamente sorprendido. Creo que no fue tan mala idea ponerlos a trabajar juntos. – Roberto les sonrió a ambos y entre ellos se sonrieron con fingida camaradería.

- Claro que tuviste una excelente idea, Roberto. Y lo que tenemos planeado para las siguientes semanas te sorprenderá mucho más. – Dijo Maya con una seguridad abrumadora.

- Bueno muchachos, terminamos la reunión de hoy. Pueden irse a descansar o bien a beber un trago juntos si lo desean. Lo que es yo, deseo ir pronto a mi casa para disfrutar de mi amada esposa. Dijo que hoy me prepararía una rica lasaña. Mmmm ……ya se me está haciendo agua la boca. – El Senador agarró sus cosas y salió de allí.

Héctor y Maya se dirigieron a buscar sus cosas también a la oficina compartida, pero una vez dentro, Maya se dirigió al pequeño bar del que disponían.

- Lo hiciste bien Héctor. Roberto quedó muy impresionado con las medidas y los avances realizados. Expusiste muy bien los progresos. – Maya fue sincera al elogiarlo.

- No fue solo mi logro, Maya. Fue un trabajo en conjunto. Tu tuviste mucho que ver.

- Entonces ya que ambos hicimos un buen trabajo, es justo que celebremos juntos con un trago ¿Te parece? – Maya se sirvió una copa de jerez y le ofreció un vaso de Whisky a Héctor. – Salud. – Dijo entonces.

- Salud. – Dijo Héctor.

Un trago se convirtió en dos y luego en tres, cuatro y cinco. Después de esos ya habían perdido la cuenta, tanto que ambos cayeron rendidos sobre el sillón y se quedaron dormidos de cansancio y de borrachos.

Las luces de la sede se apagaron y ni cuenta se dieron de que habían quedado encerrados. Al menos hasta que Maya despertó al sentir el peso de la cabeza de Héctor en sus piernas. En su mente aún pensaba que estaba soñando y como en un sueño se suele hacer lo que uno quiera, no dudó en apoderarse de los labios de Héctor, quien ante el efusivo roce, despertó con un instinto casi animal, correspondiendo el beso con ferocidad. El impacto de aquel beso fue tan fuerte para Maya, que se percató en el instante que ese no era verdaderamente un sueño. De haberlo sido, su cabeza hubiera retrocedido en ese mismo instante, pero seguía atrapada por la nuca bajo la fuerte mano de Héctor que no hizo amago alguno de querer apartarse de su boca.

Héctor entonces comenzó a levantarse sin despegarse de Maya y la tomó en sus brazos para acomodarla a su cuerpo que exigía su cercanía. Luego de debatirse entre seguir tratando de alejarse o permanecer besando a Héctor, Maya eligió esto último y se dio el gusto de disfrutar de ese hombre como había estado deseándolo desde que lo conoció. No supo por qué cedió ante sus instintos primitivos, pero lo hizo y no se arrepintió, por lo menos en el resto de esa noche.

 

La mañana llegó con la luz del sol golpeando sus rostros. Maya y Héctor dormían abrazados en el amplio sillón cuando las voces de los miembros del partido los despertaron.

- ¡Demonios! – Gruñó Héctor enfadado por haberse dejado llevar por sus impulsos físicos. – Esto nunca debió pasar, Maya. – Dijo con tono de arrepentimiento.

- ¿Disculpa? ¿Y me lo dices después de lo que pasó? – Le recriminó con dureza.

- Lo siento, pero tu sabes que el alcohol no es un buen consejero. Te hace hacer estupideces. – Apenas salieron de él esas palabras, Maya sintió que su corazón se rompió en dos.



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En el texto hay: humor, amor, rivalidad

Editado: 17.01.2021

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