Seguimos hablando durante bastante tiempo. Victoria me contaba cómo planeaba seducir a Iván, mientras yo me preocupaba por ella, temiendo que esto realmente podría acabar muy mal.
No quería quedarme después a consolar a mi amiga. Sin embargo, ya no podía convencer a Victoria.
Vi lo entusiasmada que estaba con esta idea, así que desde mi posición solo podía cruzar los dedos por ella y esperar que todo saliera bien.
Alrededor de las seis de la tarde nos despedimos. Arrastré los pies de regreso a casa. Mi estado de ánimo era excelente porque todavía estaba llena de emociones. Después de todo, reunirse con amigas después de una larga separación siempre trae alegría.
Esto incluso se aplicaba a Yana, que aunque se pavoneaba de sus viajes y de su riqueza, seguía siendo para mí una persona con la que podía compartir algunos problemas.
Claro que durante todo este tiempo se había vuelto lejana para mí, pero había cosas no muy personales que podía contarle y recibir su opinión.
Pero Victoria lo sabía todo sobre mí. Esta chica solía darme consejos muy útiles, que, lamentablemente, a menudo ignoraba.
Desde el principio me decía que no prestara atención a Maxim.
¿Y qué hizo Zoya?
No escuchó y, a los pocos días, se encontró en los brazos de ese rubio.
Sin embargo, ya no se puede cambiar nada. De todas formas, todos los eventos volvieron a su cauce normal.
Se puede estar sentado y mordiéndose las uñas apasionadamente por pensar que se podía haber evitado esta situación. Simplemente, después de que el marido se llevó a Yana, lo más sensato habría sido irse a casa a tomar un té con sus padres, en vez de estar mirando una lluvia de estrellas en compañía de un hombre casado.
Cuando entré al departamento, inmediatamente encendí el aire acondicionado, ya que el termómetro mostraba que la casa se había calentado casi hasta los treinta grados: ¡una locura!
Lamentablemente, esa temperatura es común en esta época, porque tenemos el lado sur.
En invierno eso era un alivio, porque recibíamos mucha luz en los días despejados y el ánimo no se apagaba tanto, pero en verano nos tostamos al sol como galletitas.
Pero el aire acondicionado me salvó, que en diez minutos ya había bajado la temperatura dos grados.
Se respiraba más fácil.
Estaba acostada en la cama. Tenía que ir al baño. El agua ayudaría a refrescarme y a quitarme el sudor salado, pero no era mi destino. El teléfono comenzó a sonar en mi bolso. Era mamá.
- Estoy escuchando, - dije por teléfono.
- ¿Tienes tiempo para hablar?
- Ajá.
- ¿Estás sola en casa? ¿Vladislav está en el trabajo?
- Sí, él está trabajando, ¿qué pasó?
- No quiero que él escuche las palabras que voy a decir ahora.
-Eso me alarmó. Mucho. ¿Qué quería decirme?
¿Acaso deseaba hablar sobre Maksim ? En este momento no quería escuchar eso. No estaba en mis planes.
- Me asustas, - le dije directamente a mamá.
- A mí también me asusta.
Después de esas palabras, me sentí muy triste y sentí cómo el miedo comenzaba a abrazarme por los hombros con sus frías manos.
- Mamá, no te demores, porque realmente me da mucho miedo, - salieron de mí esas palabras.
- Hoy fui a casa de tía Tanya, - comenzó ella su relato. - Hablamos un rato, y luego decidimos hacer una lectura de cartas, porque eso es lo que ella hace profesionalmente.
- ¿Y? - no pude contenerme.
- A mí todo me va a ir bien, pero en cuanto a ti...
- ¿Qué? - mis entrañas se helaron.
No creía mucho en las cartas, la adivinación y esas cosas, pero mamá lo decía con un tono que incluso en contra de mi voluntad te hacía creer.
- Tanya dijo que te salieron cartas de mentira y tristeza.
- ¿Y eso qué significa? - pregunté.
- Es difícil de decir, porque salieron cartas bastante complicadas. También Tanya mencionó que podrías estar en peligro. Parece que alguien desea tu muerte y está tratando de provocártela.
- ¿Y las cartas no dijeron quién podría querer hacer eso? - me incomodaba lo que decía.
- Tanya dice que parece que un hombre está involucrado.
Dentro de mí, todos los órganos dejaron de funcionar por un momento. ¿Es que Maxim quería hacerme daño? Nunca podría haber imaginado que desearía vengarse por mi negativa.
¡Maldita sea!
¡Qué miedo me da solo pensarlo!
- ¿Y qué debo hacer? - pregunté. - ¿Tía Tanya no dijo nada de recomendaciones?
- Solo dijo que tuvieras cuidado, porque las personas que te desean mal están muy cerca de ti.
- No es nada alentador, desde luego...
- Zoya, ¿y Vladislav no tiene amante? - preguntó mamá.