Cuando la guerra termine

Capitulo 7

Lothar

–Muchacho revoltoso, vuelve aquí, no me des la espalda –mi madre subía las escaleras detrás de mí, mi hermana y yo teníamos 15 años y ella nos seguía tratando como si tuviéramos 10 –Lothar, HIJO, POR FAVOR

–¿Qué pasa mamá? ¿Por qué gritan?

–Mamá no me quiere creer, dice que le dañe su trabajo y ni quiera me he acercado a su oficina, Por favor Adi, dile que no he hecho nada, siempre estoy contigo en tu cuarto.

–Mami, con todo el respeto del mundo que te mereces por ser nuestra progenitora, te lo digo de corazón, cada año haces lo mismo –Adelaida aparte de ser mi hermana, es como mi mejor amiga, pero le tengo más miedo a ella que a mamá cuando está seria y ahora me está dando miedo –tus obras no las tocamos, tus obras no las vemos, para tus obras solo somos modelos y hasta ahí, pero jamás nos dejas verlas, así que deja de estar persiguiendo a mi hermano que él no ha hecho nada

–Adelaida –los ojos de mi madre estaban abiertos hasta donde se podía, pero mi hermana tenía razón, desde que nos mudamos a Francia, no hemos sido más que sus modelos, nos cuida y nos ama porque somos sus hijos, pero pasamos más tiempo con mis abuelos que con ella –Lothar… ¿he sido buena madre?

Los ojos de mamá se llenaron rápidamente de lágrimas, hace ya aproximadamente 20 años falleció su primera pareja, también perdió a la que debió ser mi hermana mayor y aunque mi padre intento darle todo el amor, para ella, jamás fue suficiente, ni siquiera el amor incondicional que le dábamos mi hermana y yo

–Mamá, es que… –la abrace por encima de los hombros, no era mucho de abrazar a mi mamá, después de todo, casi no la veía en casa, la lleve hasta mi habitación que estaba al fondo del pasillo –ponte, cómoda mamá

–Lothar… –la mirada de mamá se perdió en las fotografías que tenía en mi mesa de noche –no sabía qué hacías fotografías, tienes un gran talento.

–No es para tanto… –en verdad no lo era, lo hacía cada que me sentía agobiado por los estudios –mamá, tú has sido la mejor madre del mundo, aunque no pases mucho tiempo a lado nuestro, Adelaida y yo te hemos necesitado en miles de ocasiones, pero siempre estás ocupada

–No he sido la mejor –iba pasando fotografía por fotografía, hasta que se detuvo en una especifica –¿Quién es la chica?

–Tú, papá me la dio la última vez que lo fuimos a visitar mi hermana y yo –ella estaba en un campo, las plantas estaban junto a ella y ella estaba de espaldas –la guarde, no quería que se pusiera fea entre las cosas de papá

–No entiendo como tu padre puede tener esta fotografía –no tarde en sentirme confundido, papá me la había dado para guardarla como tesoro y como una inspiración para seguir el camino que yo quisiera –Cariño, ¿me puedes prestar la fotografía?

–te la presto, pero si me respondes unas preguntas –mamá acepto la oferta y fui por mi hermana a su habitación, toqué y ella abrió a los segundos –mamá contestara las preguntas

–Hasta que por fin sabremos unas cuantas verdades

Al regresar a mi cuarto, encontré a mamá abrazando la foto, su cara cubierta de lágrimas y sollozando bajito, casi inaudible, pero esos sollozos ya los sabíamos percibir. Al notar que mi hermana y yo estábamos en el umbral de la puerta, seco sus lágrimas, alisó la falda de su vestido, se acomodó en la cama y se guardó la fotografía en el bolsillo de si vestido

–¿Mami? ¿Qué sucede? –Le pregunto de manera delicada mi hermana –¿Segura que no prefieres estar sola?

–He estado sola por muchos años –su mirada se perdió en un punto fijo de la pared –¿Qué quieren preguntar?

–¿Por qué papá y tú no se llevan bien? –le pregunte

–Porque su padre es un idiota que nunca me dejo ser quien quería ser –seco una lagrima que callo por su mejilla –A su padre lo conocí cuando yo era una mujer casada, pero en busca de algo mejor para mi

–Cuando duermes, mencionas mucho el nombre de mi hermano ¿Por qué? –Le dijo mi hermana acomodándose a su lado

–Porque el nombre de tu hermano es en memoria de mi exesposo

–¿Y dónde está ese hombre? –arrastré una silla que tenía en mi cuarto y me senté frente a ellas

–No lo sé –sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas –Lo último que supe de él fue que falleció en la guerra, su cuerpo nunca fue encontrado, pero todas sus cosas me las enviaron –empuño sus manos en su vestido –Ustedes no son mis primeros hijos, cuando él se fue a la guerra, yo estaba embarazada, tenía pocos días que me había enterado, estaba en mi 3 mes de gestación cuando llegaron a la puesta de la casa a decirme que Alaric, había fallecido.

Las lágrimas de mamá bajaban una tras otra, me acerque y la tome de la mano mientras mi hermana la abrazaba demostrando el afecto que nunca ha demostrado ante nadie

–Si te duele, ya no sigas más –le rogo mi hermana casi llorando –nuestra intención no es esta

–Se que no mis niños, pero debo terminar de sacar esta espina –respiro profundo y secó sus mejillas –Cuando recibí la noticia, ya los doctores me habían dicho que era un embarazo de alto riesgo, así que me tenía que cuidar de impresiones fuertes, lástima que esta fue la peor que recibí, caí desmayada y golpee mi vientre, mi bebé se fue junto con su padre y yo caí en depresión, ahí su padre se aprovechó, aun cuando mis padres le habían dicho que no lo querían cerca de mí en el estado que estaba –levanto su vestido hasta mitad de la pierna y descubrió sus antebrazos –Me cortaba demasiado, estar encerrada en mi habitación me dejo muy débil emocionalmente y yo solo quería estar con la persona que amé a lo largo de mis años –volvió a cubrirse, pero eso no quitaba el shock que sentíamos mi hermana y yo –le acepte una sola cita a su padre y me emborracho hasta que perdí el conocimiento, desperté al día siguiente desnuda en su cama, prácticamente me había violado estando ebria, de aquella noche nacieron ustedes y mis padres me obligaron a casarme




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