Cuando la luna sangra

Capítulo 3

El amanecer en la cabaña del Bosque de los Olvidados no trajo consuelo, solo una luz gris y difusa que se filtraba por las rendijas de las piedras, revelando la cruda realidad. Scarlett despertó en el camastro de pieles, el cuerpo dolorido y la mente un torbellino de imágenes: el orfanato deshecho, el rostro transformado de Nyx, la luna sangrante, el cuchillo con la palabra "Maldita". Se llevó una mano a la muñeca; la marca de la media luna aún ardía con un calor sordo, un recordatorio constante de que nada de lo vivido había sido un sueño.

Nyx estaba sentado en el taburete de piedra, frente a la mesa, con el grimorio abierto ante él. Su perfil, iluminado por la tenue luz de la vela que aún ardía, era el de un hombre tallado en la sombra, sus ojos dorados fijos en las páginas antiguas. Había algo en su postura, una quietud ancestral, que delataba siglos de existencia. Ya no era su gato. Era Nyx, el guardián, el enigma.

—¿Despierta, pequeña bruja? —su voz, grave y resonante, rompió el silencio. No se volvió, su mirada seguía clavada en el libro.

Scarlett se incorporó, el crujido de sus huesos resonando en la pequeña cabaña. El aire, aunque seco y cálido, tenía un peso, una densidad mágica que antes no había percibido. Se arrastró hasta el otro taburete, sintiendo el frío de la piedra bajo sus muslos.

—¿Qué… qué es todo esto? —preguntó, la voz ronca. La incredulidad aún luchaba por aferrarse a ella, pero la evidencia era abrumadora.

Nyx cerró el grimorio con un suave golpe. El libro pareció suspirar.

—Es tu herencia, Scarlett. Y tu maldición. Lo que viste anoche… los Cazadores, la profecía, mi verdadera forma… es solo el principio.

Scarlett se encogió. La palabra "maldición" resonó en su mente.

—¿Mi familia? ¿De verdad… los exterminaron?

Nyx se volvió por fin, sus ojos dorados encontrándose con los de ella, una mirada que parecía ver a través de su alma.

—Sí. La Casa Noctis fue una de las más antiguas y poderosas. Pero también una de las más perseguidas. Tu madre… ella era formidable. Pero también imprudente.

—¿Imprudente? —Scarlett sintió una punzada de resentimiento. ¿Cómo podía juzgar a una madre que apenas conocía?

—Sí. Se enamoró. Y confió. Y eso, para los de tu linaje, es un lujo que no se pueden permitir.

Una punzada de curiosidad, mezclada con el dolor de la traición, recorrió a Scarlett.

—¿De quién?

Nyx desvió la mirada hacia el hogar, donde el calor invisible seguía emanando.

—De alguien que no debía. Alguien que brillaba sin luna.

La frase resonó. "No confíes en los que brillan sin luna..." La pista críptica de sus sueños, ahora repetida por Nyx.

—¿Qué significa eso? —preguntó Scarlett, con un nudo en el estómago.

Nyx se levantó y se acercó al grimorio. Lo abrió de nuevo, esta vez en una sección diferente. Las páginas, antes llenas de diagramas y runas, ahora mostraban una caligrafía más personal, más fluida.

—Tu madre sabía que este día llegaría —dijo Nyx, pasando un dedo por el papel amarillento—. Sabía que la profecía se cumpliría. Y sabía que tú, Scarlett, serías la clave. Dejó algo para ti. Es… un fragmento.

Con sumo cuidado, Nyx extrajo de entre dos páginas del grimorio un trozo de papel arrugado y amarillento. No era una página del libro, sino una carta, desgarrada por los bordes, con manchas de humedad y lo que parecía ser… sangre seca. El corazón de Scarlett se aceleró. Era real. Era de ella.

Nyx se lo entregó. Scarlett lo tomó con manos temblorosas. El papel era frágil, casi etéreo, y sentía el peso de la historia en él. La tinta, descolorida por el tiempo, apenas era legible en algunos puntos. Pero la caligrafía… era elegante, con bucles y trazos que denotaban una mano firme, a pesar de la urgencia del mensaje.

Scarlett comenzó a leer, su voz apenas un susurro que se perdía en la quietud de la cabaña.

El encabezado y el inicio lucian desgarrados, solo quedan unas pocas palabras dispersas al principio.

mi dulce Scarlett… el tiempo se agota… no hay escape…

he intentado protegerte de esto, de la verdad que fluye en tu sangre, pero el destino es un tejedor implacable. Los hilos de la profecía se aprietan, y siento su aliento frío en mi nuca. No me arrepiento de mis elecciones, ni siquiera de la más imprudente, pues me dio el regalo más preciado: tú.

Pero ahora, el precio se ha vuelto demasiado alto. Los Cazadores, esos fanáticos ciegos, han intensificado su búsqueda. Sus métodos son crueles, su odio, inextinguible. Creen que nuestra magia es una abominación, una herejía que debe ser purgada con fuego y acero. No te fíes de sus promesas, ni de sus sonrisas. Su piedad es una trampa.

Y más peligrosos aún son los Ocultos. No todos son enemigos, pero muchos buscan el poder, y la profecía… la profecía los ha despertado de su letargo. Quieren lo que tú tienes, lo que eres. Algunos te verán como un arma, otros como un sacrificio. No confíes en los que brillan sin luna, Scarlett. Su luz es engañosa, es una máscara. Sus promesas son veneno y sus besos, una sentencia.

Nyx te guiará. Él es el guardián, el último de su estirpe que juró proteger el Grimorio y a la heredera. Escúchale, aunque su sarcasmo te irrite. Él sabe más de lo que aparenta, y su lealtad es inquebrantable. Te entregará el grimorio cuando sea el momento. Es tu legado, tu escudo y tu espada. Aprende de él. No te detengas. Cada hechizo, cada runa, cada palabra, es una pieza del rompecabezas de tu destino.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.