Cuando la muerte sea solo un sueño

Capítulo 30: Una cita y un designio

Skyler fijó su mirada en el espejo de su tocador, terminando de darle forma a las cortas ondas en su cabello con el rizador. Dejó la máquina sobre la mesa, se aplicó laca para fijarse el peinado y le dio un último repaso de color rojo a sus labios.

Se sentía emocionada y tranquila. Aunque el silencio comenzaba a reinar en su casa debido a la bochornosa situación de la infidelidad de Winnie a su padre, la paz también formaba parte de ésta. La armonía de haber sacado de su hogar a una mujer que solamente buscaba succionar cualquier rastro vital de felicidad en los miembros de su familia.

Camille se asomó desde la entrada de su habitación, detallando su apariencia física.

—Estás despampanante —la aduló su hermana, acercándose a ella.

Pese a no considerarse como alguien egocéntrica, no podía decir que estaba en desacuerdo con las palabras de Camille. Llevaba puesto un corsé negro y un pantalón holgado del mismo color, que le hacían resaltar sus atributos anatómicos.

—Gracias, hermana —respondió, abrazándola.

—¿Y a dónde irán?

—En realidad no lo sé, Logan dijo que sería una sorpresa. Lo único que conseguí fue que me hiciera saber si debía ir casual, elegante, o un poco de ambas. —Ella le enseñó los pies a su hermana, permitiéndole ver sus tenis deportivos.

—Adivinaré que se trata de un poco de ambas —contestó con diversión Camille. Skyler rio—. Entonces… ¿Segura que irás al parque? ¿Contamos con ustedes?

Eran alrededor de las cuatro de la tarde, lo que les daba tiempo suficiente para tener su cita y encontrarse con ellos en el parque de diversiones. Todo se había planeado minuciosamente para que ninguna de las partes saliera desfavorecida.

—Claro, ahí estaremos.

El timbre de la casa retumbó por cada rincón de la vivienda, al mismo tiempo en que recibió un mensaje de Logan, informándole que había llegado.

—¡Tu cita ha llegado! —anunció con emoción su hermana, dando cortos aplausos.

—Por todos los cielos, me siento nerviosa como nunca —musitó, tomando hondas bocanadas de aire.

—Ustedes ya han salido antes, son amigos, lo conoces. Relájate. —Camille masajeó sus hombros.

Ella asintió y se encaminó hacia la primera planta, dispuesta a recibir a Logan.

Al bajar, lo primero con lo que se topó fue con su padre escrutando cada centímetro del cuerpo del muchacho, con Brandon a su lado sosteniendo un bowl con palomitas.

—¿Así que tú saldrás con mi hija? —indagó con pesadumbre Nicolás—. Con mi hija pequeña.

Skyler se detuvo en seco, sintiendo un cuerpo chocar contra su espalda. El de Camille.

—Sí, señor, vine por Skyler. Es un placer conocerlo, mi nombre es Logan… Logan Benedetti. —El castaño extendió la mano en dirección de su progenitor, completando el cuadro de formalidad.

Nicolás lució pensativo ante su declaración y aceptó su gesto de presentación.

—¿Qué está haciendo? —mascullo ella, hablándole a su hermana.

—Lo está poniendo a prueba, no lo dudo.

—Oh, tú ya habías venido aquí, ¿Verdad?
—Logan asintió—. Tu familia trabaja en casa de los Henderson. Conozco a tu tía Darla y a su hija, es un encanto de niña.

Ella y Logan liberaron el aire contenido en sus pulmones al percibir el tono cordial empleado por Nicolás después de saber su origen. Parecía ser que igual que Tommy, su padre no hacía distinciones entre las personas por sus diferencias económicas.

—Sí que lo es —respondió Logan, sonriendo.

—Espero que tú seas igual de encantador, muchacho. Aunque no tengo duda de que, si Tommy y su familia te estiman tanto, es porque en realidad lo eres.

Ella aprovechó la instancia en la que se encontraba la conversación para terminar por acercarse, interrumpiéndolos.

—Hola, Logan —lo saludó, posicionándose a su costado. Él le devolvió el saludo.

Nicolás la recorrió con la mirada, causando que se pusiera en modo alerta.

—Si me vas a decir que cambie de atuendo de una vez te advierto que no lo haré.

—¿Qué? ¡No! —se apresuró en aclarar su padre—. ¿Por qué haría eso?

—Bueno, porque así pasaba cuando estaba la Pooh diabólica en esta casa —se entrometió Brandon, originando que Nicolás frunciera el ceño.

—Winnie, papá —lo sacó de su duda interna Camille.

—Bien, pues ella no está más aquí. Desde ahora las cosas serán muy distintas —avisó su padre—. Ahora, ¿Tú sí tienes licencia para conducir eso, muchacho? Sky siempre ha sido una chica frágil, no está acostumbrada a transportarse en mot…

—¡Sí! Él tiene licencia, conduce fenomenal y ya nos iremos porque se nos hace tarde. ¿Cierto? —ella observó a su cita, tomándolo de la mano y guiándolo hacia la salida.

—Sí, cierto —habló Logan, sin oponerse.

—¡Adiós! —se despidió, ansiosa por salir del próximo interrogatorio enfocado en su débil sistema inmunológico.

—Está bien, ¡Diviértanse! Cuida a mi hija, soy abogado y puedo mandarte tras las rejas con un chasquido de dedos si le haces algo. —Su padre elevó la voz—. ¡Adiós!

Lo último le pareció gracioso. Logan no pudo evitar comenzar a reír.

—Eso fue extraño —comentó el joven, cuando se encontraron frente a su motocicleta.

—Lo es, Nicolás ahora quiere recuperar en días los años de ausencia paternal. —Se puso el casco, esperando que él hiciera lo mismo.

—Al menos lo intenta.

—Supongo.

En ese momento pudo examinar la vestimenta de Logan. Pantalón azul oscuro, camiseta negra y chaqueta. Parecía como si ambos hubieran concordado vestir con el mismo color.

—Te ves muy bien —lo halagó, mientras él se ponía su casco y se subía en la moto.

—Y tú no te quedas atrás, seré la envidia de todos —correspondió su cumplido, haciéndola sonrojar.

El vehículo encendió y ella se trepó con detenimiento.

—¿Ahora sí me dirás a dónde iremos?

El rugido del motor opacaba un poco sus voces.




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