Cuando la muerte sea solo un sueño

Capítulo 38: Sobrellevar y alcanzar el éxito

Skyler observaba las paredes blancas del consultorio, mientras jugueteaba con sus dedos. Después de pasar la noche debatiéndose entre ir a revisión médica, el dolor intenso combinado con la dificultad para ponerse de pie, le hicieron ver que no podía seguir esperando más. Los síntomas que habían empezado como un simple dolor de cabeza, se estaban convirtiendo en un gran problema para el desarrollo de su vida cotidiana.

Primeramente, la doctora Abril realizó una revisión de su historial clínico, indagó sobre los síntomas que había experimentado hasta el momento y la duración de los mismos. Además de eso, le hizo un examen físico para evaluar su estado general de salud y solicitó unas pruebas de sangre y de imagen. El tema de las pruebas la hacía preocuparse mucho más.

La puerta del consultorio se abrió, permitiéndole ver a la doctora acompañada de un colega.

—Buenos días —saludó el hombre al momento de ingresar.

Ella correspondió su saludo.

—Skyler, quiero presentarte al doctor Orlando Coppola, él es neurólogo e igual que yo trabaja tanto en esta clínica como en el hospital San Louis. Somos un equipo, por así decirlo
—especificó Abril, de pie junto a su silla.

Ella se levantó con detenimiento y estrechó la mano con el doctor.

—Un gusto —replicó, sonriendo tímidamente.

—Abril y yo vamos a encargarnos de revisar los resultados de tus exámenes para establecer pronto qué es lo que tienes —le hizo saber Orlando, mirándola fijamente.

—¿Creen que sea algo grave?

Los dos profesionales se miraron entre ellos, antes de responderle. No sabía si la alarmaba más el hecho de que entre los dos se encargaran de su revisión o la forma misteriosa en que se observaron.  

—Esperamos que no —dijo Abril, acariciando su espalda—. ¿Estás segura de que puedes caminar bien?

—Sí, es solo por momentos que me da un poco de vértigo, o no sé. No se preocupen —habló, restándole importancia a la situación, como era su costumbre.

—Bueno, cuando salgas acércate a la recepción y entrega estas órdenes para que te agenden el análisis de sangre y la prueba de imagen. —La mujer le entregó los papeles correspondientes.

—La prueba de imagen será una resonancia magnética —prosiguió diciendo Orlando—. El día que se te realice no puedes portar ningún objeto metálico, nada de joyas, relojes, gafas, piercings... —Skyler se mandó la mano al suyo, asintiendo.

—Ven con ropa cómoda y también es mejor que no lleves maquillaje ni esmalte de uñas para evitar cualquier tipo de sustancia que pueda interferir en la resonancia —retomó Abril—. Según lo que me dijiste y tu historial clínico, no eres alérgica a nada ni sufres de claustrofobia, ¿Cierto?

—Ujum —afirmó.

—Bien, entonces eso es todo por hoy, Skyler. Para el análisis de sangre hidrátate bien, toma suficiente agua y preséntate en ayuno. De recepción te estarán llamando para darte la fecha de las pruebas, que lo más probable es que sean esta misma semana.

Skyler les agradeció y salió entre pasos lentos del consultorio, allí estaban su padre y su hermana Camille esperándola. La segunda se acercó a ella con rapidez, sosteniéndola del brazo. Por ser día de estudio, Logan no pudo acompañarla como ellos. La directora Rafaella y él no se hallaban en las mejores condiciones, por lo cual no le habría concedido el permiso de ausentarse de las clases.

—¿Qué te dijeron? —preguntó inmediatamente Cam, su padre ya se encontraba al otro lado de ella, quedando en medio de ambos.

—Tengo que entregar estas órdenes en recepción para que me programen un análisis de sangre y una resonancia magnética.

—Yo lo haré, esperen aquí —se ofreció Nicolas, recibiéndole los papeles y acercándose a recepción.

—¿Crees que sea algo complicado?
—cuestionó su hermana, inspeccionándole el rostro.

—No lo sé, pero que la doctora Abril haya traído un neurólogo con ella no me alienta mucho. Dijo que los dos se encargarían de mi revisión —respondió, con la mirada perdida.

—Tal vez lo hagan para brindarte un diagnóstico más apropiado y descartar cualquier cosa. No pienses mal.

—Piensa mal y acertarás —rebatió, trayendo a colación aquella frase que sentía que todos habían escuchado en algún momento de su vida.

En ese instante, Nicolás se acercó otra vez a ellas informando que ya podían irse. Se dirigieron al ascensor de la clínica, al mismo tiempo en que Skyler se guardaba para sí misma todas las preguntas y dudas que la mortificaban.

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—¿Entonces quiénes irán a la competencia de Alonzo? —consultó Theo, quien jugaba con Christian a tirar y recibir un balón de fútbol americano.

—Yo, por supuesto —confirmó el menor de los Henderson.

—Yo también —anunció Mónica con entusiasmo, su hermano la observó con el ceño fruncido—. Estoy obligada a estar contigo el resto de ciclo escolar, me toca —retomó, disimulando su efusividad.

—Raro —enfatizó Theo, entrecerrando los ojos.

—Volveré con mis amigas, bye. —Mónica se despidió con la mano y se fue.

Theo se quedó mirando a su hermana hasta que se adentró en la cafetería y luego, se encogió de hombros, mostrando confusión por su huida repentina.

—Yo supongo que iremos todos para apoyarlo. Es el hermano de Logan —señaló Camille, causando que los demás asintieran.

Skyler simplemente se limitaba a escucharlos, guardando completo silencio. Una parte de sí misma estaba deambulando lejos de ahí. Logan lo notó, de modo que depositó un beso sonoro en su mejilla.

—¿Qué piensas? —le preguntó, abrazándola de lado.

—En lo frágil que puede ser la vida —replicó, cabizbaja.

Pese a estar acompañados, ese momento se sintió como si solo se encontraran ellos dos. Sus amigos y hermanos estaban distraídos hablando y jugando, algo que agradecía. No quería ser una carga para todas las personas a su alrededor.




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